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El verano de 2020 dio una tregua a los hospitales cántabros. Más corta de lo esperado -antes de final de agosto ya volvieron a aumentar los ingresos-, pero tregua al fin y al cabo. Este año, ni eso. Las previsiones optimistas que los gerentes hacían ... hace poco más de un mes ya han variado o están a punto de hacerlo con el covid otra vez como amenaza. Valdecilla ya tiene preparado un segundo pabellón UCI porque «con el 17 va a ser insuficiente». Además, para atenderlo hay que volver «a tirar del compromiso de los profesionales» a base de «doblar turnos». Para los ingresos, más allá de cuidados intensivos, ya hay dos plantas (en junio se contaba con que valdría con una) y hacen virguerías para poder dotar de personal una tercera que ya estaría prevista por si acaso. En Sierrallana también han tenido que abrir una planta covid con la que no contaban y en Laredo, a las complicaciones habituales de los veranos en las Urgencias -en todos los hospitales advierten hoy en día de una «tensión importante» que puede generar «un problema grave»-, suman que «los ingresos por el virus ya están generando bastantes complicaciones».
«Lo primero es la UCI», dice Beatriz López, subgerente de Valdecilla al hacer repaso de la situación del hospital. Es el punto crítico, el más importante. Ojo, no se habla de saturación (hay 16 pacientes), pero sí de un cambio de previsiones con el que no se contaba (y que llega en una época difícil, con las vacaciones del personal). «Entre ayer y hoy -comentaba este miércoles a media mañana- hemos tenido seis ingresos y calculamos que diez de los que hay son de estancias largas». Con 16 de 18 plazas ocupadas, el pabellón 17 -que llegó a estar vacío hace pocas semanas- ya puede quedarse corto en cualquier momento. Por eso tienen preparado el 15.
En cuanto a los ingresados en planta, ayer -en el momento de la conversación- eran 38. Las 24 camas de la planta que tenían previstas en junio se quedaron cortas. Dos abiertas. «Y, si va a más, la siguiente estructura prevista es otra planta. Pero el problema no es la estructura, es el personal. Desde esta mañana estoy precisamente hablando con Enfermería para ver cómo lo vamos resolviendo». Y las dificultades para ese personal especializado se dan en mayor medida, precisamente, en la UCI. Por eso, enfermeras o intensivistas vuelven a verse obligados a un esfuerzo extra. Otra vez tienen que aludir «a su compromiso profesional» para que todo esté cubierto.
Beatriz López - Subgerente de Valdecilla
Pedro Herce - Gerente Sierrallana/Tres Mares
Mónica Hernández - Gerente del Hospital de Laredo
Para hacerse una idea, en el hospital santanderino tienen dos líneas de vacunación que funcionan por las mañanas (vacunan a unas cuatrocientas personas al día). Pues bien, las que están vacunando son dos subdirectoras de Enfermería y las supervisoras. «Todas las enfermeras están en tareas asistenciales».
López sigue con el repaso. A día de hoy no han tenido que suspender cirugías, «pero se trabaja en la posibilidad de hacerlo si es necesario». El viernes mismo ya se baraja esa opción (de la que se dejan fuera operaciones oncológicas o las consideradas inaplazables, claro). Y en Urgencias también destaca «mucha afluencia». Si normalmente por estas fechas son trescientas personas las que acuden, ya hay jornadas en las que casi llegan a las cuatrocientas. Con un matiz. Positivo por un lado, pero que incluye cierto riesgo. «Son urgencias que, en la mayoría de los casos, acaban en alta». No requieren ingreso. Eso alivia la situación. Pero se trata «de mucha patología leve» que normalmente no se trata en las urgencias de un hospital (y que ocupa unos recursos pensados para situaciones más graves).
En esto último incide Pedro Herce, gerente de Sierrallana y del Hospital Tres Mares. El área de Urgencias es la que más le preocupa. «Son incrementos del 50%» en la actividad. Con esas mismas patologías que no acaban en ingreso. «Casos más leves de los que debe atender un hospital y no podemos colapsar las urgencias con esos casos». Son usuarios «que refieren que no pueden ser atendidos en Atención Primaria» o que acuden directamente al hospital. Sin querer culpabilizar ni a unos ni a otros -insiste en ello-, recuerda la necesidad de «retomar el concepto de que los hospitales están para las patologías graves».
Hay una limitación de un acompañante por paciente. Pedro Herce, desde Sierrallana y el hospital Tres Mares, lo recuerda. Pero, además, insiste en una recomendación. Que «las visitas a los pacientes del hospital sean, en la medida de lo posible, de personas ya vacunadas». Con la doble pauta. Ya que, en general, no es el mejor momento para que en los pasillos haya demasiado trasiego de personas -y, por estadística, de contagiados-, mejor si los que van ya están inmunizados. «No es un buen momento para las visitas sociales», recuerda. Mejor no aprovechar las vacaciones para ir a ver a alguien al hospital.
Pasa en Sierrallana y en Tres Mares, en Reinosa. El sector covid, ahora, se limita al primer centro, pero la «preocupación por la tensión de Urgencias» se da también en el segundo. Mucha población flotante, turismo, un buen tiempo que hace aflorar situaciones que acaban en accidentes, una zona en la que hay campamentos de verano, lo que viene vía covid...
Herce cuenta que, en general, la planificación de este verano en Sierrallana era como la de 2019. Cerrar un 10% de las camas, tres de siete quirófanos... Lo normal teniendo en cuenta las vacaciones. Incluso, asumiendo un punto externo de vacunación «que se atiende prácticamente en su totalidad con efectivos del hospital» (en el de Reinosa se trabaja en colaboración con la Unidad de Vigilancia Epidemiológica e Intervención, UVEI). «Son 61.000 vacunadas en Sierrallana y 12.000 en el Tres Mares, que supone mucho».
«Pero preveíamos una baja presión hospitalaria». Tenían, de hecho, cerrada «la unidad 3B» hasta el pasado día 9. Esa semana les llamaron de Salud Pública -Herce destaca lo positivo del aviso- «para anticipar lo que iba a pasar». Que los ingresos iban a doblarse. Así que volvieron a poner en marcha esa unidad con 18 camas (media planta, y en el momento de la conversación este miércoles tenía ocupadas quince). Es «una primera línea de defensa» que, por ahora, en estas dos últimas semanas, les ha permitido mantener sus planes en cuanto a cirugía o vacunación. «El resto del plan previsto para el verano».
Como en Laredo. Resisten, pero con dificultades. «Todavía no hemos tenido que cambiar nada de la planificación que teníamos, pero veremos si tenemos que hacerlo en los próximos días en función de la evolución de los casos». Mónica Hernández, la gerente del centro, reconoce que «las circunstancias en el hospital ahora son un poco complicadas». Como todos los veranos allí, pero esta vez agudizadas por el covid. «El número de urgencias hay días que se dobla. Hemos llegado a jornadas de más de doscientas. Y el número de pacientes covid ingresados son diez (son datos a media mañana del miércoles, los de la tabla de esta página son a cierre del martes), algo que para nosotros es una cifra que ya nos genera bastantes complicaciones». Hernández reconoce el problema por la falta de personal en el área de Enfermería. Como en los otros, «algo que ocurre a nivel nacional». «Y, en nuestro caso concreto, la falta de anestesistas o en Cardiología, donde seguimos con dificultades para encontrar profesionales».
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