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El mural infinito. Un largo tramo de valla en la parte final del recorrido en sentido Torrelavega es el punto en el que se concentran más grafitis. Javier Cotera

La autovía de las mil firmas

Al volante ·

El tramo entre Santander y Torrelavega está plagado de grafitis, sobre todo la zona cercana a la capital del Besaya, en la parte de las interminables obras del nuevo nudo

Álvaro Machín

Santander

Sábado, 9 de marzo 2024

Si el lenguaje no ha cambiado, lo que quieren es que te 'lo comas', que 'te lo zampes'. «Lo que tiene el grafiti es ego. Poner tu nombre en una esquina, en todas las alturas. Gran parte es imponer». Lo contaba a este periódico hace ... años desde el anonimato uno de ellos, uno de los que pinta en Cantabria. Un veterano. Que se 'la coman' sin querer, sin que les quede otro remedio, es la prioridad. Por eso, el éxito al pintar un vagón de tren es 'que rule', no que lo manden a limpiar al día siguiente. Por eso escogen los lados de las autovías, las señales de tráfico, las fachadas bien visibles... Y justo por eso el trayecto de carretera entre Santander y Torrelavega, y muy especialmente el último tramo, está 'desvirgado'. Colonizado. La zona de obras antes de llegar a la capital del Besaya es zona grafiti. Para muestra, el último tramo de vallas insonorizadoras que queda al lado derecho y que se pierde en el desvío para Cabezón de la Sal. A ojo, con tres pequeños cortes, será como un kilómetro y medio. Hay 107 grafitis. Casi todo firmas elaboradas ('nubes', 'platas', 'blanqueos'...). Sin contar cientos de 'tags' (el simple garabato en negro). Prácticamente no queda un hueco libre. Al volante llama la atención. Te 'lo comes'.

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