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Si la historia hubiera tenido el final feliz que prometieron cuando comenzó a escribirse hace más de 15 años, la autovía A-73 entre Aguilar de Campoo (Palencia) y Burgos ya estaría acabada y en funcionamiento. La fecha prevista -la primera que se dio- ... fue la de 2018. Si se hubiera cumplido, este proyecto que afecta únicamente a tierras castellanas estaría permitiendo a los cántabros ahorrarse 33 kilómetros y 20 minutos en su viaje a Madrid. Pero no ha sido así.
En los pueblos situados a los pies de la nacional N-627, que transcurre paralela al nuevo trazado, bromean con que el proyecto está gafado. Y es que a la A-73 le ha pasado todo lo malo que podía pasar. El primer contratiempo fue la crisis económica y la consecuente paralización drástica de la obra pública en junio de 2010, durante el segundo gobierno socialista de Rodríguez Zapatero. A partir de 2012, cuando el Ministerio de Fomento volvió a dar impulso al proyecto, los problemas vinieron desde la parte contraria: las empresas adjudicatarias. En unos casos con quiebras y en otros con renuncias al contrato por los sobrecostes generados.
A los escasos censados que viven todo el año en el límite entre ambas provincias les molestan los camiones que pasan delante de sus casas en los pocos periodos de los últimos tres lustros en los que ha habido movimiento de tierras, pero más que no haya avances significativos. Lo cierto es que pocas obras civiles en España se habrán encontrado en los últimos tiempos con tantas piedras en el camino. Aun así, algo se ha hecho. La foto fija es la siguiente. Avanzando desde Burgos, los dos primeros tramos están ya en funcionamiento. Son únicamente 9,5 kilómetros (15% del total) de los 72 que sumará la autovía y no tienen una repercusión real en el trayecto.
EL OBJETIVO
De los cinco restantes, sólo en uno hay en estos momentos máquinas sobre el terreno, otro ya ha salido a información pública y está pendiente de su aprobación definitiva por parte del Gobierno central y los tres restantes están en proceso de revisión. Porque los proyectos que se redactaron en su momento se han quedado viejos y ahora el Ministerio de Transportes quiere contratar los servicios de actualización.
Que se esté trabajando sobre el terreno en el tramo entre los pueblos de Báscones y Pedrosa (12 kilómetros) es una buena noticia relativa. El tiempo comenzó a correr en verano de 2017 y el plazo de ejecución (24 meses) está más que agotado. Pero el que hizo los papeles no contó con el gafe de la A-73. O por lo menos no contó con las condiciones de la zona, que es a lo que achacan una parte de la demora. Y lo cierto es que en los meses más lluviosos la actividad ha sido menor. «Ahora parece que la cosa se mueve. Han traído muchas máquinas y de un tamaño que da miedo verlas. Hasta junio, lo que se avanzó lo podíamos hacer tú y yo con dos vacas tudancas de esas que tenéis en Cantabria», apunta Leandro de la Calle, un jubilado de Fuencaliente de Lucio, esta semana uno de los puntos de mayor trasiego.
Un poco antes, «desde abril», le matiza un operario de la empresa Aucasa, que se está encargando del movimiento de tierras. Su cuadrilla allana el terreno para después proceder con el firme. «Lo malo no es que haya que parar el día que llueve, también dos o tres días después. Hemos tenido más episodios de esos de los que cabría esperar», explica.
El Ministerio detalla que tras acordar el pasado agosto el último modificado del proyecto, «las obras avanzan a buen ritmo»: «Ya se ha finalizado la práctica totalidad de las estructuras, movimiento de tierras y obras de drenaje transversal, y se han puesto en servicio los desvíos necesarios para poder completar la totalidad de las obras del tronco de la autovía». De hecho, un paseo por la zona permite observar no sólo los puentes y pasos, también que en la parte más oriental se ha aplicado la primera capa de asfalto. Allí, sobre el terreno, a falta de los acabados y la señalización, parece que la vía está lista para su uso. «No es tan fácil. Se aprecia ya por donde va a ir la autovía y está mucho hecho, pero falta», relativizan desde la Subdelegación del Gobierno en Palencia.
SIN FECHA CERRADA
El pasado febrero estaba ejecutado al 44% y ahora al 56%. A este ritmo no se podrá abrir el tramo hasta mediados de 2022, aunque es cierto que el avance de una actuación de este tipo no es lineal y las labores que tienen que realizarse a partir de ahora están menos condicionadas por la meteorología. ¿Cuándo estará listo? Ferrovial, la empresa constructora, no se pronuncia.
Como Leandro, muchos de los que tienen casa por la comarca llegan desde Asturias o Cantabria para pasar temporadas o fines de semana. «Si es por los políticos de la Junta esto se olvida. No sé si yo llegaré a verlo acabado», bromea.
Aunque el tramo Báscones-Pedrosa será una isla de 12 kilómetros en medio de la nacional, la intención de Carreteras es que entre en funcionamiento gracias a dos conexiones con la N-627 en ambos extremos. Todo a la espera de que la autovía siga creciendo hacia Aguilar (un tramo pendiente) y hacia Burgos (otros tres). El tramo más problemático hasta ahora ha sido el Aguilar-Báscones, el más cercano a Cantabria. Encargado en un inicio a la UTE que formaron Cyopsa y Teconsa, cuando se reimpulsó la autovía en 2012 la situación no se logró reconducir. Teconsa se fue a pique. Su compañera prometió cumplir con Fomento y empezar a mover tierra a finales de 2017, pero no. Después de sucesivos retrasos, dio la espantada a principios de 2018. A Ferrovial le pasó lo mismo, pero la multinacional sí que cumplió.
Ahora está en proceso de revisión y el departamento que dirige José Luis Ábalos tiene que adjudicar el servicio de actualización, igual que en los tramos Montorio-Santa Cruz del Tozo y Santa Cruz del Tozo-Pedrosa. Más avances hay en el Quintanaortuño-Montorio, ya revisado y a la espera de su aprobación inicial para la posterior licitación por 92 millones. Es el que tiene más papeletas de aparecer en los Presupuestos de 2021. De hecho, el impulso de la A-73 es uno de los compromisos que el PSOE pactó con el PRC y donde los senadores del PP de Cantabria, Palencia y Burgos han hecho frente común para su impulso en Madrid.
En revisión:
la adjudicataria tenía que comenzar la obra hace tres años. Se retiró después de que Fomento se negara a renegociar el contrato. Ahora hay que contratar el servicio de actualización de los proyectos.
En obras:
Ferrovial y algunas subcontratas trabajan en la zona desde verano de 2017. El tramo tenía que estar ya abierto. Faltan por realizarse los trabajos de explanada, firmes y el drenaje longitudinal.
En revisión:
estos 14,3 kilómetros no han llegado ha adjudicarse nunca. Es uno de los tramos que aún no ha pasado del papel y ahora, por el retraso acumulado, también tendrá que revisarse el proyecto.
En revisión:
con 17,1 kilómetros, el tramo central es el más extenso de los siete que formarán la futura autovía A-73. El proyecto también se ha quedado viejo y el Ministerio debe adjudicar el contrato de revisión.
Pendiente de aprobación:
el Ministerio sacó a información el proyecto revisado hace año y medio. Está ahora pendiente de la aprobarse definitiva. Cuando esto ocurra, se sacará a licitación por 92 millones de euros.
Ya abierto al tráfico:
los poco más de ocho kilómetros de este tramo fueron los primeros en estar disponibles para los vehículos. Se abrió en el año 2013 tras una inversión de 48 millones de euros.
Ya abierto al tráfico:
el último tramo (1,5 kilómetros), que enlaza con la circunvalación de la capital castellana y después con la autovía a Madrid, entró en funcionamiento hace ya casi cinco años.
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