El avance imparable de la tercera ola obliga a Valdecilla a liberar camas y ampliar la UCI

El vicepresidente del Gobierno regional, Pablo Zuloaga, calificó como «mala-buena noticia» esta respuesta de la Sanidad cántabra a unas circunstancias cambiantes. Refiriéndose a esa ampliación de la UCI, subrayó que «se hace esta inversión -cerca de dos millones de euros-, y se pone a disposición este nuevo espacio -con cerca de 500 metros cuadrados- ante la evolución de la pandemia, ante el aumento del número de casos y del número de personas ingresadas, y de las que prevemos atender en las UCI». Recordó además que aunque los medios aumenten, no ocurrirá lo mismo con la plantilla que trabajará con ellos. «El personal de UCI es el que tenemos, no hay capacidad ni posibilidad de contratar a más gente y, por tanto, la incidencia en los hospitales y en las UCI recae directamente sobre el personal que ya tenemos asignado. Todo este esfuerzo sanitario que se viene haciendo recae especialmente sobre el personal de enfermería de las UCI, todos esos profesionales que están en primera línea contra la enfermedad».

Zuloaga habló de todo ello en una rueda de prensa en la que también dio a conocer el último balance de la pandemia, que parece mantener ese crecimiento de casos apreciable semana a semana, con los 181 correspondientes al pasado martes (54 más que en la jornada previa), y que sigue trasladando esa presión a los hospitales, que ya atienden a 162 pacientes, catorce más. Desciende, sin embargo, el porcentaje de camas ocupadas en cuidados intensivos, de 27 a 24, algo aparentemente positivo siempre que se relacione con las tres últimas muertes causadas por el coronavirus y correspondientes a otras tantas mujeres de 71, 76 y 91 años. Fuera de ese informe diario de la Consejería de Sanidad, el vicepresidente dio a conocer también otro nuevo fallecimiento, el de una anciana de 93 años, acaecido ayer.

En Valdecilla ha vuelto a superarse el centenar de pacientes ingresados por covid, algo que no sucedía desde principios de diciembre, cuando se terminaba de digerir el grave repunte de la segunda ola de noviembre. «De momento la actividad del hospital sigue plenamente en funcionamiento -apuntó Zuloaga-, no ha habido que paralizar ni reprogramar ninguna intervención por motivos covid, pero sí que es verdad que el aumento de la incidencia, de la hospitalización y de la ocupación de las UCI puede llegar a generar la paralización de algunos tratamientos», reconoció.

La arremetida de la enfermedad en esta tercera ola también empuja hacia arriba todos los índicadores de transmisión de la pandemia. Así, la incidencia acumulada a catorce días pasa de 298 casos por 100.000 a 311; la de siete días, de 170 a 177, mientras la positividad, el porcentaje de infecciones detectadas en los test realizados, desciende ligeramente, del 9,6 al 9,5%. «Desde la Consejería de Sanidad en ningún momento se ha bajado la guardia sobre el control de la incidencia del covid en Cantabria. La toma de medidas es algo que sigue estando encima de la mesa 24 horas al día, siete días a la semana», enfatizó Zuloaga.

Respecto a la detección en Cantabria de casos de la variante británica del virus, el también portavoz del Ejecutivo regional indicó que toda la información facilitada al respecto por el nuevo director general de salud Pública, Reinhard Wallmann, debe contribuir a «que nos concienciemos de la facilidad con que la enfermedad está circulando por nuestra Comunidad Autónoma, por nuestro país y por Europa».

Según los datos de Salud Pública, actualmente son 82 los positivos detectados con claros indicios de corresponder a esa mutación del covid, a falta de la confirmación definitiva. Dada su mayor capacidad de contagio, al menos un 50% más que el virus original, su propagación puede contribuir al colapso de la capacidad asistencial.

«Tenemos la oportunidad de superar esta ola como hemos podido superar la primera, la segunda y la segunda bis (...). Cantabria tiene una incidencia por debajo de la media nacional y tenemos capacidad de reacción, pero para eso hace falta que todos asumamos esa responsabilidad a título personal», que implica «frenar nuestro ritmo de contactos», concluyó Pablo Zuloaga.