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La profesora María Jesús Cedrún fue secretaria general de UGT en Cantabria durante 14 años (de 2002 a 2016), un tiempo en el que pudo constatar la positiva evolución hacia la igualdad en el ámbito del trabajo. Cuando ella llegó a la dirección sindical, para el mismo empleo, los salarios no eran iguales para hombres y mujeres, ellas no estaban en las cadenas de mando e incluso no podían acceder a determinados puestos. Así que a la pregunta de la futbolista Sara Del Estal sobre cómo había visto la desigualdad desde su cargo, Cedrún contestó que había visto «mucha» y que, aunque se ha progresado («hemos conseguido igual salario para igual trabajo, que las empresas tenga que hacer planes de igualdad...») queda mucho por hacer.
«Para ayudar al cambio en el ámbito laboral se tiene que dar también una evolución personal y familiar. Las mujeres todavía llevan el peso de los cuidados y eso condiciona mucho su trayectoria profesional. Los dos mundos tienen que ir de la mano», argumentó. La profesora llamó la atención sobre que su sindicato siempre fue «cauto» con las medidas de discriminación positiva para las mujeres «porque no favorecían su contratación, por eso éramos partidarios de medidas por la igualdad». Por ejemplo, que la baja por paternidad fuera igual a la de maternidad, «para que no hubiera que calcular» que la mujer perjudica.
Sara Del Estal le contó, por su parte, que a la gente «le sigue sorprendiendo» que ella diga que es futbolista cuando le preguntan por su empleo. «Yo digo futbolista» y todo el mundo «piensa que es mi hobby». Según contó, tiene otro empleo (en marketing), pero el principal es el fútbol, «del que recibo unos ingresos que la gente considera un 'extra'». «Esto no ocurre con los chicos futbolistas porque cobran mucho más que nosotras y, en ellos, no hay dudas de que el fútbol es la dedicación principal».
Del Estal admitió, no obstante, que la percepción sobre el fútbol femenino «ha cambiado de una forma brutal» en los seis años en que ella lleva jugando. Antes, una futbolista a los 15 años tenía que pasar a un equipo masculino. Ahora hay en Cantabria una liga femenina «y hay interés, se apuesta por ello, se reciben ingresos... Se han multiplicado por 20 o 30 las fichas de las chicas». Hasta se ha firmado, por fin, un convenio para las futbolistas de Primera.
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