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La llegada del AVE a Cantabria ya tiene fecha. La línea de alta velocidad estará operativa hasta Reinosa en 2033, según ha concretado la empresa pública ferroviaria Adif en los pliegos del enlace de Nogales de Pisuerga (en las inmediaciones de Alar del Rey), ... la obra de 65 millones de euros que servirá para crear en ese punto un viaducto que conecte la red AVE con la convencional mientras se ejecutan las obras hasta la capital campurriana -los tramos cántabros aún no están ni redactados- y que permitirá reducir ya el viaje a la Meseta en 20 minutos tres años antes. Frente al silencio del ministro Óscar Puente en su visita a la región del mes de marzo, la única desde que tomó posesión, Adif sí ha fijado una fecha y un horizonte temporal por delante para el avance de los trabajos. Pero las garantías son relativas teniendo en cuenta que también en el pasado se dibujó un cronograma cerrado y no se cumplió.
Las controversias alrededor del AVE a Cantabria, el principal asunto de confrontación y negociación entre la comunidad autónoma y el Estado y también uno de los temas más recurrentes en las peleas partidistas, tenían que haber pasado a la historia «a finales de 2015». Si se hubieran cumplido las previsiones, hace ya nueve años que los cántabros tenían que estar viajando entre Santander y Madrid en alta velocidad en un tiempo máximo de tres horas. Hasta en dos ocasiones puso por escrito el entonces ministro de Fomento, José Blanco (PSOE), la fecha de 2015. Primero, cuando en 2009, durante una reunión con el entonces presidente de Cantabria, Miguel Ángel Revilla, y su vicepresidenta, Dolores Gorostiaga, afirmó que el AVE llegaría al mismo tiempo que al resto de comunidades autónomas del norte de España. En este momento, tanto Galicia como Asturias tienen ya alta velocidad, mientras que la conexión al País Vasco se concluirá antes que la de Cantabria.
Blanco habló de nuevo de «finales de 2015» un año más tarde. Justo después de que el Gobierno central amagara con enterrar el proyecto de la alta velocidad a través de Palencia y propusiera que los cántabros llegaran a Madrid a través de Bilbao, una solución que parecía más económica. Fue cuando Europa obligó a España a hacer recortes ante el aumento de la deuda como consecuencia de la crisis que provocó el pinchazo de la burbuja inmobiliaria. Ante la amenaza de Revilla de romper con el PSOE en Peña Herbosa, el Ejecutivo de José Luis Rodríguez Zapatero accedió a continuar la licitación de las obras con un «régimen concesional», no directamente con dinero público. Esa fue el compromiso, pero un año después, cuando los trabajos ya estaban adjudicados y las máquinas a punto de ponerse en marcha, el Ministerio paralizó definitivamente el proyecto del AVE. Nunca llegó a Cantabria y se quedó en la ciudad de Palencia.
Desde aquel 2015 hasta 2033 hay una diferencia de 18 años. De 15 años hasta 2030, el momento en el que los cántabros comenzarán a notar que el AVE está un poco más cerca gracias al enlace de Nogales. En ese momento entrarán en servicio los cinco tramos palentinos -allí el primero de los contratos se formalizó en julio de 2021 y el último a finales del año pasado- y continuará la construcción (salvo sorpresa, tendrían que estar ya más que empezados) de los tres tramos cántabros.
Pese al enfado del Gobierno de Cantabria al enterarse a través de los medios de comunicación de que Renfe va a cortar la vía entre Santander y Palencia durante todo el mes de agosto, el Ejecutivo regional entiende que las obras de la alta velocidad pueden generar trastornos como este. También celebra la solución del viaducto de Nogales de Pisuerga. Con una salvedad: en el PP, como en el PRC, existe el temor de que esta elevada inversión esconda la intención del Ministerio de llevar el AVE hasta el límite entre Cantabria y Palencia y después desentenderse de los tramos cántabros. Una sospecha que los socialistas niegan. La prueba, en su opinión, es que está a punto de adjudicarse la redacción de los proyectos constructivos de los 51 kilómetros entre Alar y Reinosa por 16 millones de euros.
Los proyectos del AVE que tenía que haber llegado en 2015 y los del AVE que tiene que llegar en 2033 no son muy distintos. Algunos tramos cambian, se ha tenido que repetir la redacción de los proyectos y el presupuesto ha crecido de los 1.600 a los 1.700 millones de euros. Otra diferencia es que ahora se sabe que la línea AVE no continuará entre Reinosa y Santander, sino que en ese tramo lo que hará Adif será mejorar la infraestructura para que los trenes puedan circular a más velocidad y sea una vía de «altas prestaciones».
Cuando el exministro Blanco prometió que el AVE llegaría a la capital campurriana en 2015 esta opción ya era la más probable, aunque todavía estaba abierta la posibilidad -pese a las dificultades técnicas, económicas y ambientales- de multiplicar la inversión para extender la alta velocidad hasta la costa.
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