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A. Machín
Viernes, 27 de diciembre 2024, 19:10
«Seguimos en el tren», escribió en sus redes sociales un viajero en dirección a Madrid el jueves por la noche. El mensaje no pasaría a mayores si no se hubiera escrito a las tres menos cuarto de la mañana. Finalmente, tras haber partido a ... las 19.00 horas de la capital cántabra, llegó a su destino pasadas las tres. O sea, con una demora de tres horas y media. Una avería, confirmaron desde Renfe. Pero es que al día siguiente –este viernes–, la compañía tuvo que dar explicaciones sobre otra avería. En Osorno, los pasajeros que completaban el viaje en ambas direcciones (Alicante-Santander y Santander-Madrid) se vieron obligados a intercambiar los trenes. O sea, bajarse, transbordar a mitad de camino y acumular retrasos. Primero les dijeron que una hora y, al poco, que hora y media, y al final fueron tres. «Es una vergüenza», comentaban desde el propio tren algunos de los afectados. Dos averías en dos días, en plenas fiestas navideñas y con los trenes llenos de pasajeros y equipajes.
Según el relato de la compañía, el trastorno del jueves noche fue debido a una «incidencia técnica». «A su paso por el cambiador de Valdestillas, detalla Renfe, a las 22.48 horas, se informa de la aparición de una incidencia, ordenándose su detención para reconocimiento entre Las Navas de la Asunción y Garcillán. Durante esta parada, en torno a las 23.15 horas, se solicita el envío de un tren de reserva, que efectúa su salida desde la estación de Madrid Chamartín. No obstante, a las 02.20, queda reparada la avería y el Alvia reanuda la marcha sin necesidad de transbordo de viajeros al tren de reserva». Pero sí con un considerable retraso y con una llegada pasadas las tres de la mañana.
«Dijeron algo por megafonía y nos bajaron a todos en Osorno», relata Martina Bermúdez, a bordo este viernes del tren con destino a Madrid que salió de Santander a las 13.58 horas. «En la vía paralela estaba el tren que venía de Madrid a Santander. Hemos estado en la estación unos veinte minutos y nos han metido a nosotros en el otro tren y a los que iban en ese, en el nuestro. Había gente muy cabreada al bajarse, que protestaba y que decía que era una vergüenza».
Al margen de la parte de las protestas, Renfe confirmaba en pocos minutos el relato de la pasajera. Otra avería, otra «incidencia técnica». En este caso, explicaban, que el tren que sufrió el percance fue únicamente el Alicante-Santander (con parada en Madrid). Se detuvo en Osorno a las 16.30 horas. Para que todos pudieran completar su viaje, la solución fue detener el que iba en sentido inverso y hacer un intercambio. Los pasajeros de un tren a otro y los vehículos, a circular en la dirección opuesta a la inicial. «Un transbordo de composiciones», definen técnicamente desde Renfe.
Para entenderlo, la compañía tuvo que aclarar que la avería del Alicante-Santander «le imposibilitaba finalizar el recorrido en Santander, pero sí podía realizar el recorrido inverso». O sea, para un lado no, pero para otro sí. A las 17.20 horas reanudó el viaje.
La doble incidencia se suma a lo sucedido la pasada semana. Una avería en la catenaria provocó una odisea, con un viaje de once horas que terminó en Santander cerca de las seis de la mañana. Fue un martes. El miércoles hubo más retrasos.
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