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Los usuarios de la red de Cercanías de FEVE volvieron ayer a sufrir la misma situación de hace cuatro días, cuando un tren averiado en el apeadero de Gornazo, en el término municipal de Miengo, provocó el caos con múltiples retrasos en plena hora ... punta. En esta ocasión fueron dos convoyes, uno en el apeadero de Valdecilla (línea Santander-Cabezón de la Sal y otro en Liérganes (línea Liérganes-Santander) –este último, «de menor importancia», según ADIF–, los que registraron problemas técnicos y bloquearon el resto de conexiones. Según fuentes de la compañía ferroviaria, seis trenes se vieron afectados, uno de ellos el regional de las 16.10 horas con destino Oviedo.
El cabreo entre los usuarios que al filo de las tres y cuarto de la tarde esperaban la salida en Santander hacia Cabezón de la Sal fue monumental. Tras el retraso inicial, finalmente pudieron embarcar aunque el trayecto hasta el apeadero de Valdecilla lo hicieron «despacio y con ruidos como si el tren se fuese a detener». Fue el propio maquinista quien les informó de que era un convoy averiado en ese punto –FEVE lo situó, en cambio, en Adarzo– el que había colapsado la vía. Parte del recorrido lo realizaron por la vía contraria –el sentido hacia Torrelavega es por la de la derecha–, lo que dificultó que los pasajeros que aguardaban en el resto de puntos de estaciones y apeaderos pudieran incorporarse. Antes de Bezana, en un cambio de aguja, recobró el sentido habitual.
En Liérganes, por su parte, los usuarios vieron como el tren de las 14.05 horas no salía, también por una avería, así que tuvieron que esperar hasta la siguiente conexión, una hora más tarde, para desplazarse hasta Santander.
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Desde ADIF lamentaron estas nuevas incidencias, aunque se felicitaron porque nos se produjo «en hora punta». Las del pasado viernes en Gornazo fueron a las 8.05 horas, justo cuando más flujo de pasajeros había para acudir a sus puestos de trabajo en la capital cántabra. Un tren se averió y bloqueó durante casi tres horas la vía, lo que provocó numerosos retrasos. No era el primer incidente de la semana. Ya el lunes las intensas lluvias habían provocado fallos eléctricos en las instalaciones, que se tradujeron en retrasos durante toda la jornada;y el martes la avería de otro tren en Cazoña también provocó retrasos entre las 12.20 y las 13.00 horas, aunque de menor importancia por producirse en una hora valle.
El enfado de las Mesas de Movilidad regionales y de la Plataforma de Cantabria por lo Público es tan grande, que este jueves se concentrarán a las seis de la tarde, frente a la estación de FEVE en Santander, para protestar por la «degradación» del servicio de Cercanías. Bajo el lema 'Esperando al tren que no llega', mostrarán su indignación, sobre todo tras la entrada en servicio de la actualización del denominado sistema de Anuncio de Señales y Frenado Automático (ASFA) que, en su opinión, «provoca retrasos, es un desastre, empeora notablemente el servicio y constituye un obstáculo en la promoción del ferrocarril como medio de desplazamiento cotidiano, eficaz y sostenible en Cantabria».
Por su parte, ADIF explicó ayer a este periódico que ninguna de las dos averías que afectaron a las líneas de FEVE Santander-Cabezón de la Sal y Liérganes-Santander «tuvieron nada que ver con el sistema ASFA».
El gestor ferroviario indicó que se habían producido «por otros motivos distintos».
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