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Los pasajeros del vuelo entre Barcelona y Santander del pasado martes notaron algo extraño cuando prácticamente se disponían a aterrizar en Cantabria. La aeronave de ... la compañía Vueling, un Airbus A-320, cambió de rumbo a la altura de Hazas de Cesto y comenzó a dar vueltas en círculo. Apenas fueron unos minutos, los necesarios para hacer tiempo hasta que el aeropuerto Seve Ballesteros abriera la pista de aterrizaje a las siete y media de la mañana.
Las compañías comerciales conocen de sobra que el aeródromo cántabro está cerrado hasta esa hora. Aun así, algunas programan sus conexiones demasiado pronto, por lo que, ante la imposibilidad de tomar tierra, tienen que hacer tiempo en el aire. El vuelo VLG1592 del martes tenía prevista su salida de la ciudad condal a las 06.25 horas, aunque se retrasó seis minutos su despegue.
La duración aproximada del recorrido hasta Santander suele rondar, en función de las condiciones meteorológicas, entre 48 y 50 minutos. En ningún caso sobrepasa la hora. Por este motivo, la aeronave llegó a Cantabria con demasiada antelación. Así que no tuvo más remedio que comenzar a dar vueltas. La primera, la más grande, la inició a la altura de Hazas de Cesto para dirigirse hacia Bárcena de Cicero, Colindres y Ampuero. Después retomó de nuevo el trayecto inicial hacia Santander. Viró cuando se encontraba de nuevo sobre Hazas de Cesto y comenzó otro giro, este más pequeño, en forma de círculo, antes de encarar por fin el aeropuerto, donde aterrizó a las 7.37 horas. «Apenas fueron siete minutos, los suficientes para hacer tiempo», explicaron a este periódico desde la Asociación Amigos de Parayas. «Si nada cambia, volverá a suceder la semana que viene», insistió el colectivo.
La programación de Vueling para el mes de julio y agosto establece que el vuelo de los martes entre Barcelona y Santander despega del aeródromo catalán a las 06.25 horas. Sin embargo, la compañía retrasó ayer cinco minutos la próxima conexión. La intención es que los aviones no tengan que hacer tiempo a la espera de que el Seve Ballesteros abra. Pero aunque salga a las 06.30 horas, se volverá a repetir la misma situación, a no ser que en el trayecto reduzca la velocidad para llegar más tarde. Vueling tiene una de sus bases españolas en Barcelona, donde pernocta gran parte de su flota. Por eso llama la atención que el primer vuelo de la mañana, según explican desde Amigos de Parayas, «sea con Santander, que no está operativo hasta las siete y media de la mañana».
Lo ocurrido el martes no es la primera vez que sucede en el Seve Ballesteros. En diciembre de 2019, el vuelo de Ryanair procedente también de Barcelona inauguró esta peculiar forma de espera durante siete lunes consecutivos. La aeronave de la compañía irlandesa salía aún más temprano de El Prat: a las 06.10 horas, lo que le obligaba a permanecer aún más tiempo girando en círculos antes de aterrizar. En ese tiempo de sobrevuelo, la aeronave consumía cada vez alrededor de 800 kilos extra de combustible (unos 950 litros de queroseno) y emitía a la atmósfera cerca de 2,5 toneladas métricas de dióxido de carbono (CO2).
La polémica coincidió con la celebración de la Cumbre Mundial del Clima en Madrid y el Gobierno cántabro urgió a Ryanair a encontrar una solución. La aerolínea cambió entonces el 'slot' y empezó a despegar 35 minutos más tarde de Barcelona.
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Ana del Castillo
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