

Secciones
Servicios
Destacamos
Esta semana ha sido por la investigación para determinar quién es el responsable de la muerte de un perro que fue lanzado al interior de una perrera en San Román y por la incautación de 18 kilos de percebes capturados de forma furtiva en Cueto, pero la presencia del Seprona en los medios de comunicación es una constante. El teniente que está al frente de la unidad de la Guardia Civil que se encarga de la protección de la naturaleza, Ricardo Díaz, reconoce que por su ámbito de actuación el departamento que dirige es una de las caras amables del cuerpo, pero también que trabajar en Cantabria es un reto. Del mar al monte, la montaña o al control de la industria: «La región es como un gran parque natural, por eso tenemos tantos frentes en los que luchar».
–En los últimos meses se han conocido algunos casos alarmantes de maltrato animal en Cantabria. ¿Hay un aumento de estos delitos o es que el grado de concienciación social al respecto es mayor?
–Los casos son más o menos los mismos, pero ahora hay una repercusión mediática inmediata. Casos como el del camión en el que iban hacinadas las gallinas han ocurrido más veces, lo que pasa es que a ese conductor le fotografiaron distintas personas, las imágenes empezaron a subirse a las redes sociales y se pudo acudir de inmediato. En poco tiempo recibimos muchísimas llamadas, lo que da cuenta de que el grado de sensibilización social es mayor. En el pasado, probablemente, el número de personas que hubiera levantado el teléfono para avisarnos habría sido mucho menor.
–El vídeo del perro de San Román de la Llanilla es especialmente duro, ¿hubo dudas sobre si era adecuado difundirlo?
–Era imprescindible para obtener la colaboración ciudadana. La prueba es que ya nos han llegado algunas cosas y hemos abierto unas primeras líneas de investigación. Eso es lo que buscábamos con la difusión, que algún conocido o vecino aporte pistas. Alguien tiene que haber visto al perro, porque tenía unos ocho meses y necesariamente ha tenido que salir a pasear. Sumando las características del animal, lo que se ve de la persona y del coche, alguien puede atar cabos.
–¿Qué posibilidades hay de encontrar al culpable?
–Cuanto atendemos un caso de maltrato animal en una granja es más fácil porque se sabe al momento quién es el propietario. Aquí es más complicado, pero confiamos en solucionarlo.
–¿Cuál es el episodio de este tipo más duro que recuerda?
–Este asunto del perro de San Román ha sido uno de los más impactantes. De hecho ya van más de dos millones de reproducciones en Twitter en el canal de la Guardia Civil. Sabíamos que iba a tener una gran repercusión mediática por las características de las imágenes, pero creemos que es positivo difundirlas. Pero quizás lo fue más la del perro que localizamos hace cuatro meses y que había sido usado para peleas. Se encontraba en muy mal estado. Al animal le adoptó una persona y a través de la investigación llegamos hasta el último propietario.
–¿La mayoría de estos casos llegan al Seprona por denuncias anónimas o por la detección de episodios cuando el agente está sobre el terreno?
–La mayoría son comunicaciones ciudadanas. Vía correo electrónico, a través del teléfono 062... Ni uno solo de todos los muchos avisos que recibimos se queda en el cajón. Siempre que llegan por estos canales oficiales se atienden. Las redes sociales no son una fuente válida porque hay muchas denuncias falsas. Y aunque haya una investigación, la persona que ha aportado los datos permanece en el anonimato. Esto es muy importante para que nadie tenga miedo a dar el paso. Otra parte importante llega a través de las patrullas del Seprona que hay sobre el terreno en Santander, Selaya, Torrelavega, Reinosa, Cabezón de la Sal, Potes, Santoña y Ramales. También hay mucha comunicación con los agentes forestales o de pesca, y por supuesto con otros grupos de la Guardia Civil.
–¿Y estas denuncias suelen ser certeras?
–Hay de todo. Si son avisos de casos relevantes se va en el momento y si no se reparten en función de las necesidades del momento. Hace poco una persona nos llamó para decirnos que había visto un perro en malas condiciones en una granja. Al día siguiente acudimos y vimos que lo que le pasaba es que cojeaba porque había recibido un golpe de una vaca. Igual no estaba muy aseado y tenía pulgas, pero es algo común cuando un animal vive en una granja. En cualquier caso, ese aviso, aunque al final quede en nada, también es bien recibido.
–Recientemente, el jefe de la Comandancia afirmó que hay unas 200 vacantes en la Guardia Civil en Cantabria, ¿esa falta de personal también afecta al Seprona?
–Cuantos más efectivos tengamos a nuestra disposición, mucho mejor. Y lo mismo pasa con los medios meteriales. Pero yo estoy contento con lo que hay y con el trabajo que estamos haciendo. Por las características de Cantabria, tocamos todos los ámbitos naturales y tenemos gente especializada en cada uno de ellos. Desde hace un par de años hemos dado un giro importante en el tema de la investigación. Ahora somos policía judicial específica en todo lo que tiene que ver con los delitos relacionados con la naturaleza. A nivel nacional se ha creado una Unidad Central Operativa de Medio Ambiente (Ucoma) que coordina estos temas cuando transcienden lo autonómico y adquieren mucho peso.
–¿Todo ese trabajo de investigación y la burocracia de despacho impide tener más presencia sobre el terreno?
–El trabajo de despacho es necesario. Cuando llega un asunto, si es complejo, hay que analizar bien la legislación, estudiar los métodos investigativos... Esta labor no es ni mucho menos perder el tiempo. De todas formas, hay una parte preventiva cada vez mayor que hacen las patrullas. También se encargan de la investigación en los primeros momentos. Cuando tienen constancia de un hecho se determina si pertenece o no al Seprona y se comienza a actuar.
–En el medio rural, para cazadores o ganaderos, ¿los agentes del Seprona son siempre vistos como aliados o en ocasiones generan ciertos recelos?
–Creo que no hay recelos, aunque está claro que es una opinión de parte. Pero yo, por lo que veo, la Guardia Civil siempre es bienvenida. Salvo por el delincuente. El ganadero que lleva todo en regla y se gasta un dinero para ello quiere que el resto también cumpla con las normas, porque si no tiene una competencia desleal.
–Este verano se han detectado varios casos de vertidos en playas.
–Siempre que tenemos conocimiento vamos y trasladamos el análisis al organismo que corresponda. Se han producido cuatro o cinco episodios muy seguidos, pero no es un problema real en Cantabria.
–En asuntos como el del lobo están en medio entre los ganaderos que sufren los ataques, los grupos proteccionistas y la Administración.
–No necesariamente. Cuando hay ataques llaman directamente a Ganadería porque es la Consejería quien tramita los expedientes. Y el Gobierno también es el que se encarga de decidir o no sobre las batidas de lobos. Nuestra función, con independencia de si nos parece bien o mal, se limita a que esas batidas se hagan de acuerdo a la norma.
–¿El Seprona tiene la seguridad de que la herida en la pierna del oso Beato no era de bala?
–Comprobamos que las heridas que tenía el oso no eran de bala, sino de algún accidente que pudo tener, como lo tienen las personas. Su aparición coincidió con un suceso de otro oso que recibió un disparo en la montaña palentina, pero no tiene nada que ver. Hicimos una prueba de ADN y quedó descartado.
Este año los incendios han dado un pequeño respiro en Cantabria, ¿son estos casos los más difíciles de resolver para el Seprona?
–Se ha avanzado mucho, sobre todo en la prevención. Desde hace tres años usamos un dron que nos da un margen de maniobra muy grande y sirve para pillar sobre el terreno a los delincuentes. La gente ya conoce que tenemos este aparato y le ha cogido miedo. Eso es bueno, porque se reduce la sensación de impunidad y no se arriesgan. Cuando vas con las motos o los coches pueden tener tiempo para esconder la mecha y el combustible. Con esto ni lo oyen ni lo ven.
–¿Y en la investigación para encontrar a los culpables? Normalmente, si no se 'caza' al pirómano con la mecha en la mano es muy complicado dar con ellos.
–No necesariamente. También hay muchas técnicas, pero lógicamente no se pueden explicar para no dar pistas. Pero hay una serie de métodos investigativos. Este año, gracias a esta tecnología, hemos tenido dos positivos. Y estamos en fase de investigación de un tercero que creemos que también se va a resolver. Además de nuestro laboratorio, enviamos pruebas a otro que hay en Madrid y que funciona muy bien. No podemos entrar en detalles, pero va más allá del análisis de las colillas para extraer el ADN, que es algo muy de CSI y que, por cierto, no siempre es posible.
–Los drones también son útiles para combatir el furtivismo. ¿Se producen más delitos de este tipo en la costa o en el monte?
–Se trabaja en proporciones muy similares. La desventaja que tenemos en Cantabria es que tenemos todos los ámbitos que involucran al Seprona. Tenemos costa, tenemos monte, tenemos montaña, tenemos industria… Furtivos los ha habido siempre y este tipo de delitos permanecen estable. Aunque quizás en los últimos años ha caído el tema de la pesca de la angula (es la más problemática), que pasó a ser delito.
–¿Aún hay gente que no entiende por qué no se puede capturar una especie protegida o sin licencia?
–Hay una cultura del furtivismo. Y mucha gente es furtiva por necesidad o sin ningún tipo de mala intención. Lo que pasa es que no son conscientes de que se está acabando con la especie, tiran los precios y no es justo para los que pagan sus impuestos y hacen las cosas bien.
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Pillado en la A-1 drogado, con un arma y con más de 39.000 euros
El Norte de Castilla
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.