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Cuando el pasado 12 de mayo entró en vigor la resolución del Gobierno de Cantabria que permitía la apertura de los interiores de los establecimientos de restauración y hostelería, en función de la situación epidemiológica de cada municipio, muchos empresarios empezaron a ver la luz ... al final del túnel. Y es que esa restricción había provocado que unos cuantos negocios se vieran obligados a cerrar al no disponer de terraza donde poder atender a sus clientes.
Ahora, tres semanas después y en medio de la polémica suscitada por las nuevas restricciones que han acordado la mayoría de las comunidades autónomas y el Ministerio de Sanidad, los hosteleros hacen un balance positivo sobre la actividad que se está generando en sus negocios, a pesar de la incertidumbre que les provoca el semáforo covid, que les obliga a organizarse de semana en semana.
«La mayoría de la hostelería se muestra positiva tras estas tres semanas. Excepciones, las discotecas y el ocio nocturno, y aquellos que se dedican a bodas y eventos», resume Ángel Cuevas, presidente de la Asociación Empresarial de Hostelería de Cantabria (AEHC). «Estamos muy satisfechos porque una vez que hemos ganado recursos, al menos el servicio de cenas lo podemos dar», afirma. «El 80% la hostelería está muy satisfecho y contento por cómo se está creando la actividad».
Eso sí, Cuevas recuerda que todo está limitado a la situación de cada municipio, que lleva aparejadas unas restricciones de aforos. «Nosotros para que haya negocio necesitamos la apertura perimetral, que ya la tenemos; todo el horario completo, e interiores al menos al 50%. Por debajo de eso no hay negocio. Con un aforo del 33% estamos en pérdidas. Si de diez mesas sólo podemos usar tres ya estamos liados. Y el problema es que da igual que tengas diez o tres porque el cocinero, el camarero y la chica de la limpieza son los mismos», apunta el presidente del colectivo de hosteleros, que lamenta que «nos estén volviendo locos sacando a los empleados del ERTE de una semana a otra. Es horroroso».
La previsión que hace Cuevas de cara a la época estival es «bastante buena» ya que «están entrando bastantes reservas», con lo que se muestran «satisfechos». «Pinta bien el ritmo al que están entrando esas reservas, aunque realmente cuando despega todo es una vez que comienzan las vacaciones escolares, que es torno al 22 de junio. Ahí es cuando realmente empieza lo fuerte», concluye este empresario.
Carlos Crespo, gerente de la Bodega del Riojano ( Santander), coincide en que ahora están «bien», aunque con esa «expectativa» por ver cómo evoluciona la situación. «Todavía va muy lenta la recuperación, pero lógicamente estamos mejor que antes», apunta, al tiempo que dice que cuando más se nota esa afluencia de clientes es «durante los fines de semana».
Respecto al sistema del semáforo covid sobre el que tienen que regirse, este empresario lamenta los «trastornos» que supone para él por el hecho de que puedan pasar de un aforo del 33 al 50% y viceversa, de una semana para otra. «Puede que el sistema sea más justo porque se aplica en función de la situación de cada ayuntamiento, pero no sé si es tan eficaz».
El pasado miércoles, cuando realizó esta valoración de la situación hostelera, Crespo aún no sabía qué horarios iba a tener este fin de semana ni a qué gente iba a sacar del ERTE. «Hasta que no se publica en el BOC (el nivel de cada municipio y las restricciones a aplicar) no lo sabemos».
El gerente del Riojano no esconde la «gran expectativa» que tienen todos los hosteleros con la llega del verano a la vuelta de la esquina. «Realmente no estamos en la situación del año 2019. Se ve un exceso de confianza, como que esto ha acabado. Pero luego ves que en Santander hemos dado un paso para atrás esta semana pasando del 50 al 33% en el aforo de interiores».
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Aun así, Crespo cree que «vamos a estar mucho mejor que el verano pasado, que fue bueno teniendo en cuenta que habíamos estado cerrados. Pero tampoco fue como en 2019, salvo alguna excepción, algún local que tiene mucha terraza». También considera que decir que la hostelería está ahora en consumos 'prepandemia' es «una barbaridad». «No es para tanto. Si cogiéramos a los distribuidores te dirían que están encantados porque está subiendo y porque parece que no se va a volver a cerrar. Pero a veces los deseos se confunden con la realidad».
Manolo Blanco, del Restaurante El Refugio (Tanos), también confirma esta mejoría de las tres últimas semanas tras la apertura de interiores. «Se ha notado más actividad y más público. Además, hemos percibido que la gente mayor empieza a venir y eso se nota en la facturación, porque son los que tienen dinero, los que invitan a sus hijos, a sus nietos y entonces la factura siempre sale un poco más». Este hostelero cree «que la vacuna va haciendo efecto ya y ese miedo que había a salir de casa la gente lo está perdiendo».
A pesar de esa mejoría, todavía cree que hay situaciones un poco «raras», como es el caso de la comuniones. «Debido a las restricciones que hay en las iglesias, algunas familias las están posponiendo a agosto o septiembre. Y en otros casos se ha reducido el número de comensales». Aun así cuenta que hace unos días tuvo una comida de unos cuantos chavales, «unos sesenta», que pensaba que no volvería a ver. «Les puse en la calle, en mesas de seis, con todas las medidas de seguridad, y perfecto. El buen tiempo también nos ayuda».
De cara al verano, dice que la incertidumbre está ahí pero que la cosa ira mejorando poco a poco. «La mejor noticia es la marcha que lleva el tema de la vacunación. Se está viendo que es lo que va a funcionar y lo que nos va a llevar otra vez a la normalidad. Será entonces cuando la facturación subirá. Este verano vamos a tener más despejado el horizonte».
En el Mesón Marinero de Castro Urdiales han tenido que esperar dos semanas para poder abrir el interior debido a la incidencia del virus en el municipio. Domingo Urquijo, gerente de este emblemático restaurante, asegura que, pese al inconveniente, lo están llevando bien. «La gente acude, algún día nos quedamos un poco colgados, pero el pasado fin de semana estuvo muy bien, dentro del aforo, aunque a veces la gente se desmadra un poco: pones una mesa en la entrada para que no entren más y la quitan». Urquijo reconoce que no se entera muy bien de los cambios del semáforo covid «porque te emborrachan un poco con las cifras» y comenta que han estado comprando provisiones con arreglo al servicio que prestaban en ese momento (hasta hace diez días en el exterior). «Vamos día a día. Viendo la gente que hay ahora mismo en Castro (entre semana) no tendría por qué haber motivo de contagios, eso no quita que otro día por la tarde se desmadre», apunta, con la previsión de que este verano sea «muy bueno». «Soy optimista», afirma.
El nuevo semáforo covid que regula las restricciones a los establecimientos hosteleros y de restauración sigue indicando que con riesgo bajo el aforo permitido en interiores será del 50%. El límite de las mesas es de seis personas en interior y diez en exterior, y una separación entre mesas de metro y medio. El horario de cierre será a la 01.00 horas y se dejará de servir una hora antes. En riesgo medio, en interiores, serán las mismas medidas, pero limitado a un tercio del aforo. Y en exteriores, máximo del 75% y seis personas por mesa. De su lado, los niveles alto y muy alto supondrán el cierre de los interiores.
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