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Las carreteras cántabras registraron un significativo aumento de accidentes de tráfico el pasado año, que se resumen en 3.181 siniestros –un 10,37% más que en 2022–, y un total de 21 víctimas mortales, tres más de las que hubo que lamentar el ejercicio ... anterior y la cifra más alta de los últimos siete años.
La delegada del Gobierno en Cantabria, Eugenia Gómez de Diego, el jefe provincial de Tráfico, José Miguel Tolosa, y el teniente coronel Rubén Flores, jefe interino del Sector de Tráfico de la Guardia Civil, fueron los encargados esta mañana de presentar el balance de siniestralidad en las carretera de la región y desgranar los datos, que evidencian «un repunte» tanto en el cómputo global de accidentes como en el de víctimas mortales, heridos hospitalizados (125) y leves (1.327).
«El balance, desgraciadamente, no puede ser en absoluto positivo. Nunca lo podrá ser mientras haya una sola muerte en las carreteras. Esa es la meta que debemos fijarnos, y lamentablemente hoy estamos más lejos de alcanzarla», lamentó Gómez de Diego.
La delegada del Gobierno destacó el incremento de víctimas mortales en el grupo de «vulnerables» (peatones, motoristas y ciclistas): quince de los 21 fallecidos formaban parte de él y, de ellos, siete eran motociclistas.
Esta circunstancia, común a toda España, ha llevado al Ministerio del interior a diseñar una serie de medidas para frenar esta tendencia, como la actualización del contenido de los cursos de recuperación de puntos para incorporar un perfil específico para los motoristas y el establecimiento de un curso obligatorio para los conductores del permiso B con tres años de antigüedad que quieran conducir motos de hasta 125 centímetros cúbicos, entre otras.
En Cantabria, la Dirección General de Tráfico (DGT) también está implementando medidas adicionales, como la concienciación del colectivo de motoristas a través de participación en concentraciones moteras y la promoción del uso de chalecos airbag, unas iniciativas.
«El aumento de estas cifras exige nuestra atención inmediata. Es crucial considerar estas estadísticas no sólo como un motivo de preocupación, sino también como una llamada a la acción. Debemos trabajar juntos -Gobiernos, fuerzas del orden, organizaciones y ciudadanos- para lograr un entorno vial más seguro y proteger la vida de quienes transitan por nuestras carreteras», ha concluido Gómez de Diego.
Por su parte, Tolosa, en el desglose de datos, indicó que 14 de los 21 fallecimientos se produjeron en accidentes en vías interurbanas, cuatro de ellas en autovías y diez en vías convencionales. De ellas, tres viajaban en turismo, dos en camiones, cuatro en motocicleta, dos en bicicleta y tres eran peatones.
Por lo que respecta a los accidentes en vías urbanas, fallecieron siete personas, siendo seis de ellas pertenecientes al colectivo de vulnerables. En cambio, no se registró ningún deceso entre usuarios de turismo, tal y como resaltó Tolosa.
El jefe provincial de Tráfico reconoció la «preocupación» por la DGT por el incremento de fallecidos entre los usuarios de motociclistas y coincidió con la delegada en hacer un balance negativo de los datos de siniestralidad, insistiendo en que «muchos accidentes son evitables con un plus de responsabilidad».
El teniente coronel Rubén Flores informó de los controles de vigilancia llevados a cabo en vías interurbanas durante 2023, con 144.305 pruebas de alcohol (con 2.004 positivas); 2.405 de drogas (1.355 positivas), y 662.384 controles de velocidad (con 15.076 sanciones).
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