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. Banco Santander se incorpora a los promotores delParque de El Escudo, la mayor actuación eólica que se proyecta a día de hoy en Cantabria y cuyas obras podrían arrancar a mediados de 2022, según las últimas estimaciones al hilo de la tramitación ... por parte de la Administración central.
La entidad financiera acaba de adquirir el 45% de la compañía cántabra Ocyener, según ha podido saber este periódico, que impulsa la iniciativa junto a Iberdrola. El empresario Agustín Valcárcel mantiene la mayoría del capital social, pero la operación ha conllevado una recomposición del accionariado tras la venta de un 'pool' de accionistas. Ocyener conforma junto a la corporación energética la firma Biocantaber, la sociedad con la que se promueve el Parque, con una inversión próxima a los 114 millones.
Además de la compraventa de acciones, la operación ha conllevado otros instrumentos de respaldo financiero.
La entrada de Banco Santander en el proyecto en absoluto es baladí, puesto que supone un espaldarazo a la actuación. Más si cabe en el momento en que se produce la operación, en los últimos compases del proceso administrativo y a las puertas de arrancar en meses los trabajos sobre el terreno. La compañía que preside Ana Botín refuerza así su compromiso con las fuentes renovables y la sostenibilidad, así como su apuesta por los proyectos locales.
En diciembre de 2010, Iberdrola ponía en funcionamiento la segunda fase del Parque de Cañoneras en Soba. Un proyecto que implicaba la incorporación de 17 aerogeneradores a los 21 que ya estaban en funcionamiento desde 2007. En total, una inversión de 37 millones para una potencia conjunta de 32,3 MW, lo que suponía el primer parque eólico en Cantabria. A la postre, y con el paso del tiempo, la foto fija de este tipo de energía renovable en la Comunidad, que lleva más de diez años sin desarrollar nuevos proyectos en este ámbito, condicionados por la anulación por parte de los tribunales en octubre de 2012 del Plan Eólico promovido por el Gobierno PRC-PSOE, en aquel momento en la oposición tras obtener el PP mayoría absoluta en las urnas un año antes.
Una década de sequía eólica y con una única actuación consolidada y hecha realidad entre multitud de recursos judiciales y planes fallidos –con la excepción del molino experimental que Vestas implantó en Celada Marlantes igualmente en 2010–, que va camino de cerrarse con la nueva propuesta de Iberdrola y Ocyener. El proyecto eólico de la sierra de El Escudo obtuvo declaración de impacto ambiental favorable en mayo por parte del Ministerio para la Transición Ecológica. Cantabria se desquitará de lleno de esta etapa en blanco frente a la proliferación de máquinas en las provincias limítrofes, dado que, por sus características, será de los de mayor potencial y tamaño de la zona norte de España.
El Parque se desplegará sobre los términos municipales de Campoo de Yuso, Luena, San Miguel de Aguayo y Molledo. «Se trata de la Sierra del Escudo, una de las zonas de Cantabria con mejores vientos», resaltaron en su momento desde la corporación energética.
Más aún. Se asume que el impacto económico será notable, hasta el punto de poder asegurar a fecha de hoy que será la actuación industrial más relevante de la legislatura, a expensas de que se concrete la ampliación de Aguayo. La inversión planteada suma 114 millones de euros, mientras que los promotores igualmente avanzan que implicará la creación de «cientos» de puestos de trabajo durante la construcción y posterior gestión de la instalación.
El proyecto estaba analizando la posibilidad de que los 'molinos' fueran fabricados por Gamesa en Reinosa.
Rafa Torre Poo
El parque eólico de El Escudo, que será el mayor de Cantabria, ha tenido que sufrir importantes modificaciones para poder contar con el visto bueno gubernamental, tras recibir 190 alegaciones en la fase de exposición pública. De esta manera, se ha visto obligado a reducir la potencia, de los 151,2 megavatios previstos a 105, por la necesidad de prescindir de 11 de los 36 aerogeneradores, puesto que estaban situados en zonas especialmente sensibles y peligrosas para las aves que habitan la zona y las que utilizan estos puntos de paso en sus desplazamientos migratorios. El documento establece que esta cifra podrá aumentar –ocho aerogeneradores más– si en un periodo de cinco años, tras su entrada en funcionamiento, se comprueba que no influye negativamente en la población de aves y no se constata un aumento de muertes por impacto.
Los mayores inconvenientes con los que se ha topado la empresa han sido ambientales, ya que la zona por donde se repartirán los 25 aerogeneradores –con palas de 75 metros de longitud y torres de 86 metros de altura– cuenta con varias zonas sensibles para la fauna y la flora con diversas figuras de protección. Existen en el lugar varios tipos de hábitats de interés comunitario (brezales secos europeos) y numerosas turberas. Además, 15 tipos diferentes de aves protegidas sobrevuelan la zona (desde buitres a alimoches) y otros tantos de murciélagos.
Para contar con el visto bueno del Ministerio Biocantaber introducirá diferentes medidas de mitigación y compensatorias.
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