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El balance que deja el primer mes y medio de la temporada de playas en Cantabria es «muy similar» al del pasado año a pesar de la mayor afluencia de vecinos y turistas, una vez que se han acabado las restricciones sanitarias motivadas por una ... pandemia de covid con menos virulencia. Al menos esa es la conclusión a la que llegan los responsables de los servicios de vigilancia y salvamento en los principales arenales de la región.
La gran mayoría de intervenciones de los socorristas tienen que ver con «pequeñas heridas, contusiones, cortes y quemaduras». También las habituales picaduras del salvario o pez araña. Pero en ningún caso de medusas, que este año no han hecho acto de presencia, por ahora, en ninguna de las playas del litoral. Atrás quedan aquellos veranos en los que la denominada 'carabela portuguesa' puso en jaque tanto a bañistas como a los responsables de atender los arenales cántabros.
Las playas de Noja, un municipio de apenas 2.600 habitantes que multiplica considerablemente su población en esta época estival, están acaparando las incidencias más reseñables hasta el momento. Hace apenas diez días, los efectivos de la Cruz Roja rescataron del agua a un bañista de 65 años, vecino de Valladolid, que fue trasladado «en estado crítico» por el helicóptero medicalizado del Gobierno de Cantabria desde la playa de Trengandín a Santander. Personal del servicio de playas le revertió una parada cardiorrespiratoria, pero no han podido confirmar qué pasó con este hombre después. Un día antes, otro varón, de avanzada edad, también fue trasladado a Santander en helicóptero en estado crítico tras ser rescatado del agua en la playa de Helgueras con otra parada cardíaca.
Pero no solo se han producido estos dos incidentes en esta localidad costera. En junio dos agentes de la Policía Local de Noja rescataron a dos bañistas en apuros en la playa de Ris.
«Este año se nota que hay más afluencia de gente en las playas y el problema que tenemos es que estas incidencias se producen fuera del horario de vigilancia (que abarca desde las 11.30 a 19.30 horas), periodo en el que colocamos unas balizas que vamos moviendo en función de donde se produzcan las corrientes», apunta David Peinado, coordinador de Cruz Roja en las playas de Noja, Santoña y Bareyo. Al margen de estos rescates, las incidencias producidas en estos tres arenales «están siendo en la línea de otros años» y únicamente la reciente ola de calor ha provocado un repunte de «mareos, bajadas de tensión y golpes de calor». «Está siendo un verano normal con un incremento del número de usuarios, entre otras razones, porque el tiempo nos está acompañando», argumenta Peinado.
Pedro Díaz
Coordinador playas de Santander
Daniel Oria
Coordinador playas de Castro
También están teniendo más complicaciones que otros años los socorristas de DYA Cantabria en los arenales de Castro Urdiales. En concreto en las playas de Oriñón y Arenillas donde, en apenas mes y medio, han tenido que rescatar a once personas dentro del horario de servicio y otras seis fuera de él (algún socorrista suele coger olas por esa zona después del trabajo). Todo ello como consecuencia de las corrientes que produce la ría de Oriñón en esos dos arenales. «La gente no conoce la zona y se meten en el agua a pesar de la prohibición de bañarse», apunta Daniel Oria, coordinar del servicio.
«Los socorristas hacen labor de prevención en todo momento porque las corrientes en esa zona están más peligrosas este año, pero hay gente que no hace caso, si bien algunos vienen de otra zona y acaban allí metidos», explica Rafael Gómez, presidente de DYA Cantabria, que recuerda el caso de la mujer que murió ahogada cerca de la zona del Solarium, en el muelle Don Luis, «fuera del horario de servicio». Al margen de ello, el número de curas a estas alturas «es algo superior respecto al de 2021, pero también ha habido más días de calor», apunta Orio, que añade que «no hemos registrado una cifra de golpes de calor relevante».
David Peinado
Coordinador playas de Noja
A este balance hay que sumar el fallecimiento de un vecino de Bilbao, ahogado en la playa de Sonabia, en Liendo, hace un mes.
En la playa La Salvé de Laredo, otra de las que más usuarios acoge en Cantabria cada año, salvo la suciedad que presenta el arenal al no haberse adjudicado a estas alturas del verano el servicio de limpieza, las principales atenciones que ha desarrollado Cruz Roja están teniendo que ver con «arena en los ojos por el tipo de viento», a lo que se suman algunos rescates teniendo en cuenta que «el agua está más rebelde», según explica el coordinador de esa zona, David Díez.
Y en las playas de Santander, según comenta el también coordinador de Cruz Roja, Pedro Díaz, también está siendo un verano «tranquilo» puesto que las principales incidencias que describe consisten en «pequeñas heridas, contusiones, cortes y quemaduras, además de alguna lipotimia en los días de más calor». También han tenido que realizar algún que otro rescate, «pero nada destacable». Y en lo referente a los traslados a los hospitales, «todo dentro de la normalidad». «Las condiciones de la mar no están siendo malas», concluye Díaz.
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