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«¡Viste que pueblu más guapo!», le dijo Adrián Barbón a Miguel Ángel Revilla prácticamente según este ponía un pie en Laviana. Su coche paró junto al Ayuntamiento, donde también le esperaba el alcalde, Julio García. «¿De cuándo es?», le respondió el cántabro mirando a ... la fachada consistorial. «De 1910». Él, Adrián Barbón, le presentó a sus padres; Miguel Ángel Revilla, les presentó a su mujer, Aurora Díaz, quien le acompañó en este viaje. Y ahí, prácticamente se acabó la conversación porque decenas de vecinos se acercaron al presidente de la comunidad vecina para hacerse fotos, o recordar anécdotas de sus viajes a Cantabria.
La excusa podría haber sido cualquiera porque Adrián Barbón y Miguel Ángel Revilla han dejado claro en multitud de ocasiones su estrecha amistad. «De hermanos», repiten uno y otro. Este domingo le tocaba a Revilla conocer los orígenes de Barbón, quien ya había visitado dos veces su pueblo. Y la ocasión, creada ex profeso para el cántabro, fue la primera edición de una feria gastronómica. Se habló de anchoa, claro. Y de cómo están las conversaciones para que, como piden los conserveros, haya una marca de garantía conjunta entre Asturias y Cantabria. «No solo lo veo posible, sino que debería de ser necesario», dijo Revilla, quien dijo que hay «avances» y que «sería importante para prestigiar un sector fundamental». Se habla de una Denominación de Origen de la anchoa del Mar Cantábrico donde, por ejemplo, se especifique donde fue pescado y en qué fecha.
De su amistad ya han hablado muchas veces, y de cómo Revilla, que ya repetía como presidente, acogió al asturiano en las primeras conferencias conjuntas. «Este chavalín es el más joven de todos, y yo el más viejo. Juntos estamos en la media», bromeó. Y lo que también unió son los problemas conjuntos. Uno de los acuciantes, ayer y hoy, la despoblación. Revilla dijo que la clave está en la financiación autonómica, «y en el principio de igualdad de que todos tengamos los mismos servicios en cualquier lugar donde viva». Aprovechó, refiriéndose a lo rural, en volver a criticar el plan del lobo del Gobierno central, algo en lo que también coinciden los dos presidentes, y en que «esta ministra haya dado un trato especial».
El presidente volvió a meter en un apuro al asturiano porque, de él no solo volvió a vaticinar que sacará mayoría absoluta en las próximas elecciones sino que es el futuro del PSOE nacional. ¿El sucesor de Sánchez? «No quiere meterle en ningún lío, porque luego dentro de casa te cortan el cuello, pero de lo que conozco no veo otro». Por lo pronto, lo que los dos se conjuraron es en recuperar «la política de las personas normales». Dijo Barbón que los dos habían hecho tan buenas migas «porque es el triunfo de esa política que no quiere trascender a los ciudadanos, en dos comunidades con problemáticas comunes». Al respecto, lo que puntualizó Revilla es que en toda una vida dedicada a la poítica «nunca ví el cainismo actual en el que cada uno va a lo suyo. No hay una concesión al rival. Todo el mundo se trata como enemigos».
Durante el paseo, se acercaron varios ciudadanos a pedir un autógrafo en el libro. En la portada que sale el rey emérito, exclamó Revilla «¡El fugao!». También se toparon con el secretario general de Foro, Adrián Pumares, vecino también de Laviana. En la presentación, dijo Barbón: «Estos fueron los que echaron a Álvarez Cascos». Hubo tiempo para hablar de la manifestación de ayer, y de que el presidente repitiera que, a pesar de que les señalen para que se reabra el proceso de reforma estatutaria: «Los números no dan, y cuando ese diputado 27 me diga que sí, la reforma está lista para ser presentada».
También de los móviles, que uno y otro no tienen entre sus preocupaciones. Revilla porque, como enseñó, tiene un terminal tan antiguo que sería imposible ser espiado y Barbón porque, dijo «que me rastreen y escuchen lo que quieran». Dijo que el Principado aún no ha recibido las instrucciones que quedaron ser remitidas desde Madrid sobre cómo operar.
Lógicamente, Adrián Barbón se refirió a Danone y a lo que definió como «un caso de avaricia empresarial porque no hay problemas económicos». Revilla coincidió en que «no tiene ninguna explicación en una zona donde tienen la materia prima» y recalcó que «los 100 empleos entre directos e indirectos que se quedarán sin trabajo son para un pueblo la vida o la muerte».
Los presidentes sellaron su estrecha amistad hoy en Pola de Laviana, entre multitudes que se iban acercando a cada paso. «Tenía ganas de conocer este pueblo porque es donde nació mi hermano. Él ya estuvo dos veces en el mío y me tocaba a mí», concluyó Revilla.
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