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Algunos dicen que esta crisis sanitaria dejará un aprendizaje enorme. Por ahora lo que sí es cierto es que estos días de confinamiento ya han mostrado grandes gestos de solidaridad. Si el personal sanitario de la comunidad dice que necesita mascarillas, todo el ... mundo se pone manos a la obra. Los cántabros han respondido al llamamiento que alertaba de la falta de material de protección y ya hay un batallón de voluntarios que confecciona éstas y otros objetos desde casa.
La iniciativa de 'mascarilla solidaria' que puso en marcha Lourdes Verdeja, la presidenta de la Asociación Tolerancia 0 al Bullying Cantabria, ha recibido llamadas incluso de otras comunidades autónomas. En la región ya cuentan con, aproximadamente, unas 80 personas cosiendo en sus casa, aunque cuenta Verdeja que es complicado distribuirlas. Gran parte del material que reciben les llega de Textil Santanderina, que se ofreció a donar telas y preparó lotes de 40 mascarillas con el material necesario para confeccionarlas. Los kits de la empresa cántabra han llegado a las manos de centenares de voluntarios. Entre ellos a la alcaldesa de Santander, Gema Igual. La regidora se unió a la iniciativa e incluso compartió un vídeo explicativo en el que, desde su casa y junto a su hija, mostraba cómo elaborar mascarillas.
Por su parte la Federación Empresarial de los Centros de Dependencia (Fed) de Cantabria también creó una red de cientos de personas y empresas para confeccionar material de protección para estos centros. La iniciativa se puso en marcha ante la situación de desabastecimiento de las residencias cántabras de atención a la dependencia. Hasta el domingo habían logrado coordinar la confección de 12.470 mascarillas y están en proceso de hacer otras 12.000. Y hoy entregarán al Instituto Cántabro de Servicios Sociales otras 5.000 para suministrarlas al resto de centros afectados. A lo largo de esta semana esperan ampliar la red de personas y empresas colaboradoras y aumentar el ritmo. En la Cocina Económica de Santander también se han hecho eco de la urgencia y los usuarios de la institución han comenzado a confeccionarlas.
Hay, además, un grupo de particulares que están utilizando sus impresoras 3D para hacer máscaras de protección y que ya han empezado a distribuir a algunas residencias. Son casi 250 miembros. Tal es el número de voluntarios que han tenido que dividirse por zonas. Ellos elaboran unas máscaras compuestas por tres partes: la estructura (como una diadema) de la que cuelga un acetato de tamaño A4 y la goma que lo sujeta. En esta línea, la Asociación de Profesores de Tecnología de Cantabria propuso a sus asociados fabricar esta máscara y, para ello, la Consejería de Educación puso a su disposición las impresoras 3D con las que trabajan en los centros. Y la Universidad de Cantabria entregó 32.000 guantes de látex, 1.500 mascarillas, 45 máscaras FFP3 o máscaras filtrantes, 200 calzas, 160 batas desechables y 15 pijamas desechables. Cualquier apoyo es bienvenido.
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