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Beatriz García volvió el pasado sábado a la residencia, donde le hicieron una fiesta. dm
Beatriz derrota al coronavirus con 103 años

Beatriz derrota al coronavirus con 103 años

Tras más de un mes ingresada la mujer ha superado la enfermedad y ya se encuentra de vuelta en la residencia Santa Ana, de Santoña, donde reside desde hace varios años

Ángela Casado

Santander

Miércoles, 29 de abril 2020, 07:13

Es un ejemplo de resistencia y esperanza. Beatriz García tiene 103 años y una fuerza inagotable. Ha vencido al coronavirus tras más de un mes de lucha. El bicho, que se ensaña especialmente con los más mayores, no ha podido con ella. Han sido semanas de miedo e incertidumbre, pero Beatriz ya está de vuelta en la residencia Santa Ana, de Santoña, donde reside desde hace años. La mujer, con deterioro cognitivo, regresó el sábado al centro de mayores completamente recuperada y ya hace vida normal. Por recomendación del médico no se levanta todos los días, pero siempre tiene una sonrisa o un gesto de cariño para los trabajadores y residentes.

Beatriz volvió a la residencia por todo lo alto. Su regreso se convirtió en una fiesta. No es para menos. Con 103 años, es un orgullo haber vencido al virus que ha paralizado al mundo entero. Los empleados la recibieron entre aplausos y emoción y ella no pudo contener la sonrisa. Debido a la edad ya no camina, pero entró triunfal desde su silla de ruedas, ataviada con una gran corona, globos y un cartel donde se alababa su fortaleza de guerrera.

Es una victoria «agridulce», explica la directora del centro, Araceli Castillo. La crisis ha azotado con fuerza al centro, afectando a seis residentes -uno de ellos falleció- y a ocho trabajadores. «El último empleado que dio positivo lo hizo el mismo día que regresó Beatriz, y por eso la celebración no fue tan plena», cuenta Castillo. Pero lo peor ya ha pasado y pronto podrán recuperar la normalidad.

En la residencia se tomaron todas las medidas de seguridad posibles desde que comenzó la crisis sanitaria. Dos veces al día se tomaba la temperatura a los usuarios. Y fue a finales de marzo cuando Beatriz registró un pico febril. «No llegaba a 37,6º, pero solicitamos un test PCR para ella, por si acaso». Era fundamental confirmar cuanto antes si estaba contagiada para poder tomar las medidas necesarias y atenderla lo mejor posible, pues a sus 103 años su salud ya es frágil.

Dio positivo el día 29. «Fue de las primeras», cuenta Castillo. Pasó la primera semana en el centro de mayores, en un área reservada para aquellos residentes con Covid-19 y alejada de los demás usuarios. Después la trasladaron al centro de Meruelo habilitado para atender a personas positivas en coronavirus, donde también fue su compañera de habitación, aunque ninguna de las dos estaba grave. «Dijimos que sí a esta propuesta del Icass porque son personas muy dependientes, que necesitan mucha atención».

Además de que requerían cuidados específicos, su estancia en Santa Ana podía ser peligrosa para los demás residentes, ya que los usuarios más dependientes necesitan mucho contacto con los trabajadores, que los levantan, los asean y los visten. «Los trabajadores se arriesgan más a contagiarse y, además, luego están en contacto con usuarios sanos a los que podrían trasmitírselo», explica Castillo.

Beatriz estuvo tres días en Meruelo. Allí se le detectó una infección de orina que le provocaba la fiebre, por lo que decidieron derivarla al hospital de Laredo. Aunque sus síntomas no eran graves le trasladaron para evitar que, debido a su avanzada edad, una complicación pudiera ser fatal.

«Está estable». Ésa era la valoración que llegaba cada día desde Laredo. Así que, después de una semana, el 16 de abril volvió a Meruelo. Cinco días después le repitieron el PCR y ya dio negativo. Había vencido al bicho tres semanas después de contraerlo y pudo, por fin, volver a Santa Ana, donde recupera su rutina.

En la residencia la situación se normaliza poco a poco. Uno de los usuarios afectados por el virus sigue en Meruelo. Aunque ya ha dado negativo en Covid-19, tiene fiebre a causa de una infección y espera recuperarse en los próximos días para regresar al centro de mayores. Otro más, asintomático, se recuperó en la propia residencia porque, al ser independiente, no necesitaba mucho contacto con los trabajadores y pudo quedarse en el pabellón habilitado para ello.

Castillo está satisfecha con el pronóstico. Aunque uno de los residentes falleció, el resto ha salido adelante sin mayores consecuencias. Es una buena noticia en un centro en el que sus residentes son gente muy mayor. «Es que son 103 años. Si ves a Beatriz, aparentemente está muy bien, pero ya arrastra cosas de la edad, no puede comer sola...».

Casos asintomáticos

En la residencia Santa Ana tomaron medidas muy pronto. Y menos mal, porque todos los casos, excepto el residente que falleció, fueron asintomáticos. «Le hicimos la prueba a su compañero de habitación y dio positivo sin síntomas». Esto preocupó a Castillo, y desde ese día se empezaron a hacer pruebas diarias -seis usuarios cada día- para poder controlar la situación. «Todos los que han dado positivo han sido asintomáticos».

Beatriz y su compañera tuvieron fiebre porque se les complicó la enfermedad con una infección de orina. «Si no, posiblemente tampoco hubieran tenido síntomas». Con los empleados ocurrió lo mismo. «Fue un mazazo saber el sábado que otro trabajador se había contagiado porque ya habían pasado trece días desde el anterior positivo». Espera que, esta vez sí, sea el último y puedan cerrar muy pronto este amargo capítulo.

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