Los bebés de un año ya van al colegio

Conforme superior es el nivel de la clase en la que entras en un centro educativo, más difícil es detectar a simple vista cuál de los compañeros es el mayor y cuál el benjamín. Pero al visitar las de un año, que acaban de ser integradas como principal novedad este curso escolar, no cabe la menor duda. Salta a la vista. Ocurre en la de Riotuerto, donde la más pequeña a duras penas se pone en pie mientras el resto corretea con pies torpes zarandeando juguetes en la mano. «Del que nació en febrero a la que nació en noviembre hay un mundo de autonomía y aprendizaje», dice Noelia de Pablo, que es la maestra encargada del aula de un año del CEIP Leopoldo y Josefa del Valle.

Ella es la docente responsable del programa didáctico, porque desde la Consejería siempre se ha defendido que éste no sólo se postula como un servicio meramente asistencial, sino también educativo con el fin de introducir lecciones de aprendizaje en las edades más tempranas. «Obviamente son muy pequeños, y cada uno está en una etapa del desarrollo muy distinta, pero se va a trabajar con ellos hasta donde se pueda con aspectos como la autonomía personal y el lenguaje», aclara Noelia. Pero eso será más adelante. Por ahora, que llevan unas semanas con el curso empezado, «todavía estamos creando un entorno para ellos, es la primera vez que se separan de sus padres y al principio cuesta», recalca la maestra. Lo habitual −aunque cada caso es particular− es que «de media tarden algo más de un mes en estar ya adaptados», añade en base a su experiencia Mari Ángeles Ruiz, que es la técnico de Educación Infantil del aula de Riotuerto y la que más tiempo va a pasar con los niños, puesto que tal y como está estipulado desde la Consejería para este servicio ella está a jornada completa a diferencia de su compañera, que está a media jornada.

Así que la docena de alumnos que forma el grupo de un año del Leopoldo y Josefa del Valle de La Cavada ya está dando sus primeros pasos, literalmente, en el colegio. «Cuando ellos vayan a sexto de Primaria ya estarán hartos de la escuela», dice en clave de humor Mari Ángeles mientras da agua en un biberón a uno de los pequeños. Y apostilla que «Fuera de bromas, me parece una iniciativa muy positiva que la Consejería haya apostado por este proyecto, que es esencial para las familias». Y no lo dice sólo ella, las cifras hablan por sí solas. Aunque el total de plazas ofertadas en el centro de Riotuerto es de doce, ahora mismo hay otros cinco en lista de espera, y no sólo están matriculados niños del municipio sino también de otros colindantes, como Liérganes. En la mayoría de casos ambos progenitores trabajan y llevan a sus hijos la jornada completa (de 9.00 a 16.00 horas), aunque hay quienes que acuden en un horario más reducido, una oferta que lleva poco tiempo implantada pero ya se ha convertido en esencial para algunos de ellos.

Las denominadas aulas de un año que ha puesto en marcha el Gobierno de Cantabria se han implantado −además de en Riotuerto− en Arenas de Iguña, Potes, Hermandad de Campoo de Suso, Valderredible, Valdeolea, Udías, Liendo, Ruiloba, Soba, Rasines y Rionansa, que juntas suman 70 alumnos de un año. Todas ellas están en funcionamiento, confirman desde la Consejería, y su puesta en marcha ha sido escalonada desde septiembre, puesto que la casuística ha sido diferente en cada una de ellas. La mayoría comparte espacio con las aulas de dos años, por lo que no ha habido que adecuar nuevas dotaciones como en las cuatro que son aulas puras de un año (Potes, Arenas de Iguña, Udías y Riotuerto).

Esa es la docena de colegios con los que Educación anunció que arrancaría el proyecto, pero ya se está planteando extender su implantación a otros centros educativos rurales, como es el caso del Fuente Salín de Pesués (Val de San Vicente), donde ya han comenzado las obras para su apertura el curso próximo. La idea es que el listado sea más amplio, pero desde la Consejería adelantan que «todavía se está diseñando el plan».

Al margen de las aulas de un año, el Gobierno de Cantabria colabora con los ayuntamientos para poner en marcha servicios similares, aunque en este caso se denominan guarderías infantiles municipales, no están incluidas dentro del mismo programa, las instalaciones no están dentro de los colegios y nacen producto de un convenio con los ayuntamientos. Es el caso de la recién inaugurada en Noja junto a los convenios firmados con Polanco, Reocín y Limpias.