Bocarte en cantidad y «de tamaño majo»

Los bocartes ya son los protagonistas de las pescaderías. La costera se estrenó el lunes y los mercados abrieron ayer como producto estrella. El precio al consumidor, que osciló ayer entre los cinco y los siete euros en mostrador, está ligeramente por debajo del que se alcanza en plena campaña, ya que al tamaño de las piezas, se une que ahora la demanda es menor debido al cierre de la hostelería por el estado de alarma. Pero en lonja, esos bocartes también tuvieron un precio muy por debajo del habitual. Las primeras descargas del lunes empezaron a pagarse en torno a 1,50 euros el kilo -en función del tamaño- y terminó a media tarde «en los 40 céntimos», señala el patrón mayor de Santoña, Miguel Fernández; y ayer, incluso, hubo partidas que se pagaron aún menos. De esa baja cotización se lamentaba el patrón del 'Itsas Eder', Eugenio Elduiaien, quien desembarcó bocarte en Laredo: «Nuestro gozo, en un pozo. La primera anchoa nos la han pagado a 60 céntimos», señaló.

Lo cierto es que los bocartes tienen un tamaño medio «ideal para el consumo», dicen los pescaderos, pero ligeramente por debajo del que suele ser más apetecible para los conserveras.

La costera empieza casi un mes más tarde de lo habitual «debido a la crisis del coronavirus», explica Jesús Díaz, de pescaderías Jesús Díaz. «El kilo lo tenemos a 5,80; no vale para fábrica pero es perfecto para consumir en casa. Hay más oferta que demanda. «La hostelería consume mucho bocarte y se nota que ahora no está funcionando. Las pescaderías no podemos absorber ese exceso». Díaz reconoce que la clientela ha descendido debido al miedo al contagio, pero la venta a domicilio funciona bien: «Compensa la bajada en mostrador», dice.

Asun Puente, de pescaderías Asun, asegura que el tamaño de los bocartes es «bastante majo». Los tiene a 6,80 euros el kilo. «Depende del tamaño: más grande, más caro». Explica que han tenido que reinventarse y hacer envíos a domicilio. «Está teniendo muy buena acogida, así que estamos contentos». Unai Martín, de pescados Unai, corrobora el éxito de esa venta telefónica. «La mitad de lo que vendemos es a domicilio. Envío un mensaje cada día con la disponibilidad y los precios a los clientes y responden qué quieren y su dirección. Hay que adecuarse a la situación».

«En torno a 40 peces por kilo», estima Isaac Fernández, de la pescadería El Nieto de Arsenio. Tiene clientes «de toda la vida» que acuden a su puesto del mercado de la Esperanza, aunque otros prefieren que se lo lleven a casa. Para Encarna Videchea esta venta telefónica es «una ayuda» que les permite mantener las ventas «mientras la plaza está más vacía de lo habitual». Charo Pérez, de pescaderías Charo, coincide en que la venta «es más escalonada» y no se concentra tanta gente. «De todos modos, a la gente le gusta ver el género antes de comprarlo y decidir qué quiere aquí».