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Podemos sigue cavando su propia tumba y acumulando escándalos en su guerra de intereses personales. Los diputados José Ramón Blanco y Alberto Bolado cumplieron su amenaza y quitaron la portavocía parlamentaria a Verónica Ordóñez, con quien mantienen una guerra a cara de perro por el ... control del partido. La consecuencia directa es que el parlamentario invidente toma las riendas de la formación en la Cámara. Su primera decisión fue la ruptura del Grupo Parlamentario con Madrid ante «el golpe de estado», dicen, que han dado para suprimir a la dirección regional. No acatarán ninguna instrucción de la gestora que se nombrará en los próximos días. Una decisión que pone a los morados al borde del precipicio y lleva al partido prácticamente a la escisión.
«Este grupo parlamentario ha acordado someterse única y exclusivamente a la autoridad de la secretaria general,Rosana Alonso, y del Consejo Ciudadano elegidos por los inscritos de Cantabria y, por tanto, no reconocemos ningún tipo de autoridad a una gestora impuesta ilegítimamente a través de un golpe interno», enfatizó Bolado en una comparecencia en la que incluso puso en duda las denuncias de acoso de dos compañeras –la propia Ordóñez y la secretaria general en Santander, Lidia Alegría– y una extrabajadora.
Bolado salió a rendir cuentas solo, sin Blanco –éste prefirió no enfrentarse a las preguntas de la prensa sobre si cumplirá su palabra y piensa dimitir–, para narrar en primera persona el último episodio del culebrón morado. Entre las razones para decidir el cese de Ordóñez está que «no es lógico» que quien ha sido suspendida de militancia siga siendo portavoz del grupo, lo que no impidió que sí nombrase a Blanco como portavoz suplente a pesar de encontrarse en la misma situación. También destacó que su compañera de escaño participó «en todo tipo de maniobras» y antepuso en todo momento «su interés personal» a la voluntad de las bases.
Entre duros ataques a la diputada regional y a la dirección estatal, el recién estrenado portavoz aseguró que no hay que olvidar que Ordóñez ha sido la rival de Alonso en el proceso de primarias para elegir al aspirante a la Presidencia de Cantabria y, al ser apartada la secretaria general, quedó como la única candidata en un proceso que ha sido paralizado judicialmente.
Alberto bolado | nuevo portavoz de podemos
A esos motivos para el cese sumó las declaraciones de Ordóñez en los medios acusando a la secretaria general de encubrimiento en relación al supuesto acoso laboral del que esta diputada acusa, a su vez, a Blanco. Así, llamó la atención sobre que unos hechos que supuestamente ocurrieron el pasado agosto no estén todavía en diciembre en los juzgados. «Nadie se explica en qué consiste ese supuesto encubrimiento», recordó Bolado.
El nuevo portavoz podrá compatibilizar este nuevo cargo con el que ostenta como miembro de la Mesa del Parlamento de Cantabria, de la que es secretario primero. Sin embargo, para ser portavoz parlamentario tendrá que tener dedicación completa en el Parlamento, con lo que deberá dejar su puesto de trabajo al frente de su bufete de abogados durante el tiempo que esté en el cargo. Según reconoció, esto, económicamente, «no le compensa en absoluto», pero ha decidido asumir este «reto» por «compromiso».
Ante este nuevo escenario, y a la espera de que se pronuncie la dirección nacional y nombre la gestora durante las próximas horas, todas las opciones están abiertas: desde que Iglesias dé otro golpe en la Mesa e inhabilite a los dos diputados por declararse en rebeldía, hasta que ellos expulsen del grupo parlamentario a Ordóñez en un futuro próximo o que sea la propia diputada quien abandone 'motu proprio' su formación y pase voluntariamente a ser no adscrita con el beneplácito de Madrid. Todos los caminos llevan al mismo punto: el Grupo Parlamentario de Podemos desaparecería, integrándose Bolado y Blanco dentro del GrupoMixto junto a Rubén Gómez (Ciudadanos) y Juan Ramón Carrancio.
Las consecuencias directas provocarán una crisis institucional pues obligarán a reorganizar la Mesa del Parlamento, a repartirse los turnos dentro del Grupo Mixto y una asignación de los recursos que, a priori, puede llegar a afectar a alguno de los trabajadores.
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