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Después de un verano que se había alargado más de lo habitual, el otoño ha irrumpido esta mañana de golpe en Cantabria impulsado por la fuerza de la borrasca Aline. Rachas de viento de hasta 100 kilómetros por hora en Santander, chubascos intensos y olas ... en alta mar de hasta 20 metros (en la boya Augusto González de Linares) han azotado la costa de la capital cántabra desde primera hora.
En El Sardinero es donde más se ha dejado notar el impulso del mar. Concretamente en la zona del Chiqui, que estaba cerrada al tráfico y a los paseantes porque tradicionalmente es la más sensible en estas ocasiones, las olas rozaron el paseo aunque no llegaron a invadirlo, sobre todo en la pleamar de las ocho de la mañana. Muchos surferos aprovecharon la ocasión para disfrutar el fuerte oleaje.
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Juanjo Santamaría, Daniel Pedriza, Luis Palomeque y Jose García
En el centro de Santander se pudieron ver muchos paraguas, calles desiertas, algún valiente que se atrevió a tomar un café en terraza y, en definitiva, una postal otoñal en todos los sentidos. «En cierto modo es lo que estábamos esperando, ¿no?», comenta Elena Álvarez, una paseante por la zona del Ayuntamiento. «Los que somos de aquí necesitamos este agua, que limpie la atmósfera, y que rellene los embalses y los ríos».
Muchos santanderinos esperaban, en cierto modo, que llegara la estación que le corresponde a estas fechas, aunque para los que vienen de fuera es un trastorno. «No estamos acostumbrados a este tiempo tan malo, porque somos de México y siempre que hemos venido hacía mejor; pero ya nos han dicho que esto es habitual en esta época del año», cuentan Gerardo y Gabriela.
Hacer dinero con la lluvia
Otros, de hecho, harán dinero este viernes, como en la zapatería Oruña, en la calle Lealtad: «Cuando empieza el viento y la lluvia empieza nuestro negocio. Los hombres vienen y no lo piensan tanto como las mujeres, que miramos más y somos más escogidas. Compran y se van», razona Ángeles Monasterio, responsable del negocio.
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Ana Gil Zaratiegui
Las fuertes rachas de viento derrumbaron árboles en la S-20 y también en Monte, pero sin embargo no afectaron al funcionamiento normal del aeropuerto Seve Ballesteros. De hecho, no ha interferido en la actividad aérea del Aeropuerto Seve Ballesteros a lo largo de esta mañana, donde todos los vuelos han podido despegar y aterrizar con completa normalidad sin tener que desviar ningún avión. Las compañías aéreas han señalado que «el viento de esta jornada es aproado a la pista, por lo que no genera inestabilidad, como sí ocurre cuando sopla viento Sur». Durante esta jornada el viento ha soplado de Gallego, entrando de frente al avión, «que beneficia tanto los despegues como los aterrizajes».
El viento sí que obligó en Fuente Dé a cerrar las instalaciones del teleférico. Además, en Torrelavega el Ayuntamiento ha decidido cerrar las instalaciones deportivas al aire libre, además de los accesos al Parque Manuel Barquín y al Patatal, debido a las fuertes rachas que en Tresviso han alcanzado ya los 107 kilómetros por hora.
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Y entre tanto, las flotas pesqueras permanecen amarradas a la espera de la evolución del temporal; aunque no se espera que la pleamar de la tarde, prevista para las ocho y media, vaya a afectar puesto que el coeficiente de marea es bajo (43 puntos).
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