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Puede parecer un hallazgo pequeño para los neófitos, pero tiene enorme trascendencia para el mundo de la física teórica y experimental. El equipo científico surgido de la colaboración CDF (siglas en inglés del Detector Colisionador de Fermilab) ha logrado dar con la medida más precisa de la masa del bosón W ... hasta la fecha, que es bastante más alta de la esperada. ¿Y qué es el bosón W? Pues una partícula mensajera de una de las fuerzas que gobiernan nuestro universo. Ahí es nada.
El descubrimiento, fruto de más de una década de alianzas, muestreos, análisis, comprobaciones y discusiones científicas, tiene al menos un par de consecuencias de calado. De inicio, y a falta de que otros experimentos validen el resultado, el nuevo valor rebate el fijado en el modelo estándar de física de partículas. Desarrollado en los últimos cincuenta años, este marco teórico describe la naturaleza en su nivel más fundamental estudiando, al alimón, dos de las cuatro fuerzas básicas que explican el comportamiento del universo: la electromagnética y la nuclear débil. A esta última está asociada el bosón W, que es una de las partículas más pesadas que se conocen y que tras años de compatibilidad, ahora ha dado la sorpresa.
Por otro lado, el descubrimiento abre las puertas a una «nueva física», a una ciencia «más allá del modelo estándar» que ayudará a explicar el universo, revela Alberto Ruiz Jimeno, catedrático e investigador del Instituto de Física de Cantabria (IFCA), centro ligado a UC y al CSIC que ha participado en varios tramos de esta enorme investigación. Con Ruiz Jimeno, otros siete investigadores ligados al IFCA han colaborado en el proyecto a lo largo de los años. Se trata de Rocío Vilar, Jesús Vizán, Luca Scodellaro, Gervasio Gómez, Bruno Casal, Enrique Palencia y Javier Cuevas.
Qué El equipo científico CDF (siglas en inglés del Detector Colisionador de Fermilab) ha fijado la medida más precisa de la masa del bosón W, partícula mensajera de una de las fuerzas que gobierna el universo.
Cantabria Ocho investigadores ligados al IFCA (Rocío Vilar, Alberto Ruiz, Jesús Vizán, Luca Scodellaro, Gervasio Gómez, Bruno Casal, Enrique Palencia y Javier Cuevas) firman un estudio en el que han colaborado de forma indirecta durante años.
«Ha sido un trabajo muy intenso», comparte el científico, y el resultado final, ya publicado en la revista 'Science', ha sido «espectacular». Al mejorarse sustancialmente los mecanismos de medición, la conclusión ha sido mucho más precisa. Usando las colisiones de partículas de alta energía producidas por el colisionador Tevatron de Fermilab, en Chicago, la colaboración CDF ha recopilado entre 1985 y 2011 enormes cantidades de datos de bosones W. De ahí ha salido la discrepancia con el valor esperado.
Con todo, y para la certeza total de la comunidad científica, otros experimentos corroborarán este nuevo resultado. «Si se verifica por otro experimento, como el Atlas del LHC [el gran colisionador de hadrones del CERN de Suiza] es un ejemplo claro de que el modelo estándar falla», asegura el investigador del IFCA.
Y si así se comprueba, la ciencia empezará a transitar por otros caminos más o menos conocidos, por vías que ensanchen un modelo estándar, que, si bien es «muy robusto», en realidad solo podía dar respuesta al 5% del universo, dejando en zona umbría la materia y la energía oscuras. «El modelo estándar no es un modelo global», recuerda Ruiz.
A partir de ahora, harán falta «otros modelos que expliquen el comportamiento del universo», anticipa el científico. Porque el nuevo valor del bosón W es otra «pista» para comprender su origen y su comportamiento. «Estamos un poco más cerca».
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