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La semana pasada, el creciente movimiento de urgencias pediátricas en Valdecilla ya empezó a dar señales de que los virus respiratorios se preparaban para dar guerra. Pero, teniendo en cuenta que coincidía con el periodo de vacaciones escolares, no se contaba con el brusco ... aumento de cuadros graves que ha acabado atascando completamente el servicio de Pediatría hasta el punto de que ayer mismo la Dirección del hospital tuvo que habilitar más camas para dar cabida a los ingresos que se acumulaban en los pasillos de urgencias porque todas las disponibles se habían llenado. «Estamos hasta arriba», reconocía por la mañana María Jesús Cabero, jefa del servicio de Pediatría. «Es una situación que suele ser normal en invierno, pero que nos ha venido de golpe». En el momento de esta conversación, había 85 niños hospitalizados (incluidos varios en Neonatología) y se estaba acondicionando un ala extra en la planta de hospitalización pediátrica, además de los boxes de la Unidad de Corta Estancia, para aumentar la capacidad porque «tenemos ocupadas todas las camas», apuntaba Cabero.
La media diaria de urgencias pediátricas en Valdecilla se ha duplicado con este repunte de infecciones respiratorias (crisis asmáticas, bronquiolitis...)», situándose en torno al centenar, a las que se suman las derivaciones desde el Hospital Sierrallana -allí no hay hospitalización infantil-, «donde también ha crecido de forma importante la demanda». El miércoles, por ejemplo, se registraron alrededor de cincuenta urgencias de niños en el área de Torrelavega. Y de todos los menores que llegan al hospital con fiebre de varios días y síntomas catarrales -entre un 10 y 15% son remitidos desde Atención Primaria, pero casi siempre por iniciativa propia de las familias ante el empeoramiento de su estado-, uno de cada diez se queda ingresado.
EVOLUCIÓN
«En estas últimas dos semanas, aproximadamente hemos tenido doce ingresos diarios, lo que supone multiplicar por dos la media habitual», sostiene la jefa de Pediatría, que admite que este colapso está generando esperas más prolongadas en las salas de urgencias. Por encima de las tres horas están soportando los padres en los momentos de mayor atasco, como ocurrió el fin de semana. De ahí que los pediatras estén realizando visitas en planta por la mañana y por la tarde agilizando también altas médicas incluso por la noche.
«Es inevitable que en un contexto de tanta demanda asistencial aumenten los tiempos de espera, aunque las familias entienden la situación y se dan cuenta de que los profesionales también están sometidos a mucha presión (hay compañeros que están viniendo a trabajar incluso en sus días libres). No hay que olvidar que el resto de patologías también sigue ahí (trastornos alimenticios, cuadros neurológicos, pacientes oncológicos...). Nada más llegar a Urgencias se valora cada caso en el puesto de triaje, y si es grave la atención es inminente», subraya Cabero. Por otro lado, el hecho de que los virus respiratorios (y también gastrointestinales) estén en pleno apogeo implica reforzar las medidas de limpieza de boxes, lo que «enlentece» la dinámica del servicio.
ALTA DEMANDA
Otras veces, añade, la espera responde más al tiempo que hay que dar para ver si el menor tolera la medicación administrada o a las propias analíticas que hay que realizar para completar el diagnóstico. En ese protocolo inicial se incluye también los test anticovid, dado que los síntomas de las infecciones respiratorias son coincidentes, pero «el porcentaje de positivos ahora mismo es mínimo», aunque la incidencia en la región lleve varias jornadas al alza. Los protagonistas están siendo el resto de patógenos que «durante la pandemia han estado apagados». Con especial incidencia, el Virus Respiratorio Sincitial (VRS), causante de la epidemia estacional de bronquiolitis, que «ha empezado muy pronto y con un patrón muy diferente al de otros años».
Los primeros cuadros se empezaron a ver «en julio y agosto», fuera del calendario habitual de la bronquiolitis. En lugar de marcar un pico de subida en otoño, que siempre precedía a la llegada de la gripe, «esta vez asistimos a una especie de gran meseta que se está prolongando mucho en el tiempo». Y un factor determinante que ha distorsionado el curso de las cosas ha sido la pandemia de covid. El año pasado todas las infecciones respiratorias, incluida la gripe, brillaron por su ausencia, lo que ha mermado la inmunidad de grupo entre la población, especialmente entre los más pequeños -la bronquiolitis afecta a los niños por debajo de los dos años-, que ahora son también los más expuestos, porque no han estado en contacto con gérmenes propios de las épocas de frío, debido al impacto de las medidas de protección frente al coronavirus, y porque, además, no tienen el escudo de la mascarilla.
DETONANTE
«Estamos ingresando niños con cuadros graves, con insuficiencia respiratoria que en algunos casos precisan de Cuidados Intensivos y soporte ventilatorio». Y «lo que más nos preocupa», advierte Cabero, es que «la próxima semana aún puede ser peor». En este punto destaca «las dificultades de conciliación que encuentran las familias cuando tienen a su niño malo durante quince o veinte días», lo que a veces lleva a retomar las rutinas sin haberse recuperado del todo, convirtiéndose en foco de contagios para compañeros de clase o de guardería.
Y aún está por venir la gripe, que también se prevé que tenga un mayor impacto que la temporada pasada, cuando pasó totalmente inadvertida. A día de hoy aún no hay apenas rastro, pero las autoridades sanitarias insisten en la importancia de la vacunación. Ayer precisamente estaba previsto el inicio de la campaña entre los profesionales sanitarios.
Los expertos consideran que el repunte de infecciones que se está viendo ahora en la población pediátrica puede tener su réplica a corto plazo entre los adultos. De hecho, si uno mira a su alrededor no le costará encontrar a alguna persona de su entorno con congestión nasal, dolor de garganta, tos o más estornudos de la cuenta. «Muchos virus respiratorios comienzan por los niños, que son los que contagian al resto de la familia», admite la pediatra.
ANTESALA
Aunque en población adulta, esa mayor circulación vírica aún no ha repercutido en la actividad de los hospitales, que están a pleno rendimiento con las cirugías para aliviar las listas de espera acumuladas durante la pandemia, el jefe de servicio de Neumología de Valdecilla, José Manuel Cifrián, ya se temía hace semanas el posible incremento de la incidencia. Y así lo reiteró ayer, en una entrevista con motivo del Día Mundial de la Neumonía: «Este invierno vamos a tener más infecciones por gripe y por Virus Respiratorio Sincitial (VRS), y espero que muchas menos por covid-19, pero el hecho de convivir todas ellas a la vez nos va a hacer ser muy cuidadosos en el diagnóstico correcto y en el tratamiento más eficaz. Por ello debemos seguir tomando precauciones, debemos de seguir usando mascarilla en espacios cerrados y debemos de vacunarnos sin duda ninguna».
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