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En los pliegos del contrato de un Servicio de Intervención y Soporte en Operaciones de Salvamento Marítimo se establecen las «operaciones de buceo», que ... incluyen, entre otras acciones, «búsquedas y rescates subacuáticos de personas». Y justo en estas líneas se centran en el Sindicato Estatal de Buceadores para mostrar su disconformidad con lo que se está haciendo en la búsqueda del marinero desaparecido en el Vilaboa Uno. «Llevamos un tiempo tragándonos un malestar creciente que creíamos que había llegado a su cénit en julio del año 2021, con la gestión del hundimiento del buque pesquero Maremi también en Cantabria. Pero parece que la capacidad de la Administración pública para sorprendernos negativamente no tiene fin», critican en un texto enviado a este periódico. Lo que dicen, en resumen, es que Salvamento Marítimo (Sasemar) cuenta -y paga por ello- «con un sistema de buceo mediante campana cerrada, que permite inmersiones en saturación y con capacidad para operar hasta doscientos metros». ¿Por qué no se usa?, se preguntan.
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Este sindicato, aclaran, cuenta con entre «setenta y ochenta» buzos profesionales de toda España, especializados en tareas de «obras y salvamento». «Algunos de ellos cántabros», puntualizan (destacan que su vínculo viene a través del Centro de Formación Profesional Náutico Pesquera de Santander y sus cursos). Ellos destacan que Sasemar dispone de este sistema de campana cerrada, de un equipo de buzos de «operaciones especiales» y de todo el material necesario para su uso. Es el sistema EBS-200, especifican. Su mantenimiento y su utilización, aclaran, está subcontratado en los últimos años, lo que supone unos costes de dinero público.
«Cabe recordar -exponen en la carta- que, desde su entrada en servicio, el EBS-200 sólo se empleó en una ocasión en el año 2012 y a modo de puesta de largo, en una operación cuidadosamente escogida, sencilla y programada con el tiempo suficiente, algo muy diferente de lo que se espera de su empleo ante situaciones sobrevenidas por siniestros marítimos».
Y aquí es donde se preguntan directamente por qué no se usa con el Vilaboa Uno. «Todo este dispendio de dinero público, de medios publicitados a bombo y platillo, de una empresa privada que hace caja todos los meses se encuentra de frente con la triste realidad: un pesquero hundido a 117 metros de profundidad, adrizado, en una zona con buena visibilidad y con los compañeros del tripulante desaparecido seguros de que aún permanece dentro del buque».
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