«Un buen mentor es la diferencia entre el éxito o el fracaso»

En su visita a la capital cántabra, esta emprendedora considerada una de las mujeres estadounidenses líderes en el campo de la innovación y las nuevas tecnologías, compartió su experiencia empresarial y las claves de su éxito «y fracasos» -remarcó-, en una charla formativa ofrecida en el Centro Internacional Santander Emprendimiento, CISE, tras una semana de gira por Madrid, Barcelona y Santander.

Le precede una vertiginosa carrera, ya que al terminar la universidad y su máster en Texas, montó su primera empresa de innovación y tecnología que «en seis días duplicó su valor» y entró a formar parte de las 'Empresas Billion dolar'. Para lograrlo, aseguró que lo más importante es «tener un buen mentor, que será la diferencia entre un proyecto exitoso o el fracaso».

Después de su primera empresa tuvo dos más, una de ellas le llevó a la quiebra: «A la más absoluta ruina. De la noche a la mañana perdí mi casa, todos los ahorros y tuve que dormir en mi coche. Deprimida pero, de nuevo con ayuda de una amiga que hizo de mentora, le di la vuelta a la situación para hacer lo imposible posible».

Los asistentes a esta formación, jóvenes aspirantes a lanzar sus propios proyectos, con ideas innovadoras, creativas y emprendedoras, escuchaban con atención el mensaje de Vanderveldt: «Os aseguro que los grandes empresarios y personalidades influyentes que mueven el mundo están deseando escuchar tu idea y hacerla rentable y, sobre todo, que les haga ganar dinero y les mantenga en acción. Sois su fuente de riqueza secreta».

Sin trabajo y arruinada, Ingrid explicó que tuvo que «renacer». Lo hizo con una nueva idea entusiasta y «algo loca, según quien lo viera». Se trababa de ofrecer a las mujeres empresarias de todo el mundo asesoramiento para el fortalecimiento de sus negocios y se convirtieran en 'Empresas Billion dólar'.

«Al presentar la idea puse el foco en hacer ver a los inversores que con ella podrían ganar dinero». Gracias a lo que consiguió un nuevo socio: el filántropo Michael Dells, fundador y CEO de Dell Inc. y uno de los principales vendedores de computadoras en el mundo, que invirtió en su idea. Las claves fueron creer en uno mismo, no desistir y mucho trabajo a largo plazo. «Tardé dos meses en conseguir una primera reunión en Dell Inc., que finalmente duró 15 minutos». Y una vez que logras cerrar una entrevista, «ser transparente, con un mensaje sincero de lo que pretendes, pero, sobre todo, mostrar el enfoque de cómo este proyecto les puede hacer ganar dinero. En mi caso, mi idea de dar asesoramiento a mujeres de todo el mundo, Michael Dell comprendió que la venta de teléfonos a mil millones de mujeres iba a proporcionarles ingresos».

La empresaria, acompañada por personal de la Embajada Americana, visitó el Centro Botín, con el que comparte la importancia de fomentar la creatividad: «Mis padres me proporcionaron acceso a la cultura y viajábamos a muchos lugares como el Amazonas, donde a los cuatro años surgió una vocación de misionera y ayudar a todas las mujeres del mundo. De eso se trata mi proyecto, no como misionera, pero encontré otra fórmula».

«No todo es un camino de rosas, lo más importante es que tus padres te apoyen y que crean en ti», subrayó esta mujer que de niña tuvo fracaso escolar y sus profesores no creían en sus posibilidades. «Gracias a que mis padres no se lo creyeron y siguieron buscando alternativas para que sacara mi potencial, finalmente, después de tres años, descubrieron que tenía problemas auditivos, motivo por el que no podía seguir las clases».

También, Vanderveldt ofreció una disertación en el Patio del Parlamento de Cantabria sobre su proyecto 'Empowering a Billion Women by 2020 to Build a Global, Sustainable Future', seguida de un coloquio con los asistentes y una reunión con la alcaldesa de Santander, Gema Igual.