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La larga trayectoria política le permite a José Bono (Salobre, 1950) poder hablar de casi todo y con criterio. Ayer estuvo en Santander en su papel de expresidente de la Junta de Castilla-La Mancha durante 21 años para explicar desde el Ateneo su visión ... del desarrollo autonómico y los 40 años del Estatuto de Cantabria. Expresidente del Congreso y exministro de Defensa, también tiene una visión clara del conflicto en Ucrania.
–¿Con qué ojos ve lo que está pasando estos días en Ucrania un exministro de Defensa?
–Lo estoy siguiendo con interés y una grave preocupación porque el presidente ruso tiene un comportamiento que no es homologable con el de un demócrata. Es más el comportamiento de un dictador. Es un país que tiene armamento nuclear y es un problema que las decisiones que adopta no puedan estar controladas por un sistema democrático.
–No tiene opinión pública libre que pueda contrarrestar al líder.
–Hay disidentes de su régimen, pero son minoritarios en la medida en que el autócrata tiene un control total de la sociedad y los medios de comunicación. Hace que las críticas resulten poco visibles. Rusia es especialista en encarcelar a los opositores. Putin se está comportando como aprendió en el KGB.
–¿Europa ha pecado de inocente en estas dos décadas que lleva Putin en el poder?
–No hay que quitar ni un milímetro de culpa al autócrata invasor.
–¿Se atreve a hacer alguna predicción de lo que va a ocurrir a corto plazo en este conflicto?
–Hay muchas posibilidades de que Rusia se anexione una parte considerable del territorio de Ucrania. Como ya ha hecho con Crimea en 2014. Y debió compensarle la anexión frente a las críticas y sanciones que tuvo ya entonces. Es evidente que el poder militar de Rusia es muy superior al de Ucrania. Pese a la moral de los combatientes ucranianos y al ejemplo de su presidente, es muy difícil que puedan triunfar en una guerra convencional. Las armas más sofisticadas no podrán utilizarlas porque eso exige un adiestramiento profesional. Podrá alargarse más o menos, pero no soy optimista.
–Por buscar un lado bueno, ¿le ha sorprendido la coordinación que está demostrando la UE?
–No quiero extraer ninguna conclusión positiva de una invasión. Sí hago la reflexión de que sería bueno que la seguridad de Europa no dependiera de Estados Unidos. Y sería bueno escuchar las voces de quienes creen que la UE, además de ser una unión de mercados, tendría que tener un alma. En estos días, el único discurso que me ha movido a pensar con optimismo es el de Josep Borrell en el Parlamento Europeo. Se creía lo que decía frente a los discursos de madera de los burócratas europeos que no llegan al corazón.
–¿Ha hecho bien el Gobierno de España en rectificar la decisión de no enviar armas?
–Gobernar exige tomar muchas decisiones. Hay veces en las que los gobernantes se equivocan cuando creen que deben corregirse y no lo hacen para no tener que explicar los motivos del cambio. Eso es más grave que la corrección. Creo que Pedro Sánchez ha hecho muy bien, sobre todo porque explicó a qué se había debido el cambio de criterio. Y que le importaban menos las críticas por el cambio que el objetivo a conseguir: la unidad de todas las fuerzas políticas. Hemos mandado un tipo de armamento que no exige una especial preparación y en ese sentido es muy adecuada esa aportación.
–¿Hay margen en España para aumentar el gasto en Defensa como ha hecho Alemania?
–Mientras que en el mundo haya ladrones y asesinos, tiene que haber cárceles. Y las cárceles cuestan dinero. Si queremos vivir seguros, tenemos que gastar dinero en preparar nuestra propia seguridad frente a autócratas. Si no lo hacemos, lo harán por nosotros, pero entonces no seremos soberanos.
–¿Los españoles lo aceptarían?
–En España hay déficit en lo que se refiere a la conciencia de la Defensa. Tiene que ver con la dictadura. Que el tirano fuese militar hizo mucho daño a la imagen que el español adquirió entonces de los ejércitos. Yo aprendí a valorar a los ejércitos cuando fui ministro. Creo que tienen hoy una imagen mucho mejor. Yo firmé el decreto de creación de la UME pese a que algunos tenientes generales y el PP decían que el Ejército no estaba pensado para ser una ONG, sino para el combate.
–Quizás en este contexto sea lo menos importante, ¿pero cree que las diferencias entre los socios de Gobierno en España pueden romper la coalición?
–No lo creo, porque esa ruptura ya está consumada, pero dentro de Unidas Podemos. Las diferencias de Belarra e Iglesias con Yolanda Díaz son evidentes. Solo desde la ceguera política se pueden negar.
–Presume de que Castilla-La Mancha ha sabido aprovechar la autonomía para ganar peso en España. ¿Cantabria también?
–Las autonomías han sido un invento beneficioso en su conjunto. Fueron en casos como Castilla-La Mancha un fenómeno sobrevenido. Para que los militares no se preocuparan se les dijo que lo que se daba a Cataluña y País Vasco también se le daría a Cantabria y Castilla. Para mi tierra, donde algunos despreciaban la autonomía porque decían que era un invento, hay que decir que fue el mejor invento del siglo. Cantabria siempre ha tenido una renta superior a la media nacional, por lo que aquí se evidencian menos que en mi tierra los beneficios. Éramos la única autonomía sin universidad o teníamos un analfabetismo del 16% cuando tomé posesión.
–¿España gana con la llegada de Alberto Núñez Feijóo?
–Lo primero es que lamento que Pablo Casado haya sido tratado de un modo tan desconsiderado por muchos que ocupan un puesto de poder porque él se lo regaló. Isabel Díaz Ayuso no llegó ahí por ser una figura de la oratoria parlamentaria. El problema que tiene el PP, y que no sé si Feijóo va a poder resolver, es que ahí, cuando alguien denuncia corrupción, acaba perdiendo el que denuncia y es exaltado aquel al que se le acusa de corrupción. Pobre partido si los españoles llegan a tomar conciencia de ese virus que les atenaza.
–¿Y para el PSOE como contrincante electoral?
–No me atrevo a hacer un pronóstico. Tengo buena relación con Feijóo. Hago cada año el Camino de Santiago y siempre tomamos un café juntos cuando termino. Le deseo lo mejor en lo personal; políticamente, cuanto menos mejor. Pero el PP tiene ese virus de la corrupción y otro de gran calado, que es Vox. Se ha producido esa escisión de la extrema derecha que hasta antes estaba contenida dentro. Esa competencia no creo que les beneficie. Incluso puede resultarles letal.
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