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Se abre otro capítulo en la larga lista de contratiempos del proyecto de la protonterapia del Hospital Valdecilla. No sólo se retrasará la llegada a Cantabria de este tratamiento crucial contra determinados tipos de cáncer, especialmente los infantiles, sino que además va a ... salir bastante más caro de lo previsto. El horizonte de 2025 que manejaba el Gobierno bipartito (PRC-PSOE) la pasada legislatura para su puesta en marcha ya es del todo imposible. Como pronto, «y siempre hablando de plazos estimativos porque la obra ni siquiera está adjudicada», como precisa el gerente del Servicio Cántabro de Salud (SCS), Luis Carretero, «nos situaríamos a finales de 2026» para concluir la construcción de las instalaciones en pleno corazón del hospital.
«Si todo va bien», y el condicional es del nuevo consejero de Salud, César Pascual (PP), la unidad de protonterapia será una realidad prácticamente cuando la legislatura recién estrenada esté llegando a su fin, porque después de terminarse la obra, la empresa aún necesitará «otro año más» para la puesta a punto de la máquina. Para entonces, el calendario ya marcará 2027. Se va en tiempo y se va en dinero. El montante total para echar a andar la Unidad de Protones y tratar a los primeros pacientes se acercará a «los 50 millones de euros». Como es sabido, no habrá colaboración público-privada, porque se descartó esa opción y se dio portazo a la empresa que propuso la idea a Valdecilla hace seis años. Cantabria tampoco estuvo entre las agraciadas por la generosidad de la Fundación Amancio Ortega, que donó diez aparatos de protonterapia a otras siete comunidades autónomas, aún por instalar también y adjudicadas en lote conjunto a la firma IBA -la misma que compitió con Varian por la unidad de Valdecilla-. Y no llegará ni un euro de fondos europeos para sufragar este gasto, porque se perdió la oportunidad de encajarlo en los requisitos de las convocatorias por los retrasos acumulados en el proceso.
200 pacientes
anuales necesita una máquina de protonterapia para hacerla eficiente
Así que «esos casi 50 millones correrán a cargo de los presupuestos regionales», como recordó Pascual el lunes en su intervención en el Pleno del Parlamento. Más allá del desembolso íntegro de las arcas públicas, el otro problema añadido son los inconvenientes de ejecutar una construcción de esta envergadura con un hospital funcionando. El proyecto de ejecución de obra que ya tiene en sus manos el consejero de Salud desde hace un par de semanas ha puesto negro sobre blanco todas las dificultades técnicas y logísticas que encontrará la construcción del búnker que alojará la máquina de los protones -adquirida a Varian por un coste de 22,4 millones (27,1 con IVA), que ya está fabricando la que será su última unidad antes de dejar aparcada esta línea de negocio-. Una cavidad que tendrá que ser de mayores dimensiones de las que se habían calculado en el diseño inicial, cuando se licitó el primer contrato, que quedó desierto, y que incluía tanto la obra en sí como el equipamiento. «Estamos ante una obra de extrema complejidad», en palabras del consejero, que cifra el coste en casi 19 millones, frente a los 11,2 del precio inicial, tres años atrás. «Es un proyecto ambicioso, potente, pero muy caro», explica el gerente del SCS, que insiste en lo delicado de una obra que «tiene que hacerse con el mínimo impacto en el hospital».
«El búnker requiere de un aislamiento especial, que dé la seguridad que se necesita en este tipo de instalación. Estamos tratando de acelerar el proceso todo lo que se pueda, pero necesitamos todas las garantías de que el edificio cumple con los requerimientos del Consejo de Seguridad Nuclear, y eso lleva su tiempo», añade Carretero. La ubicación del búnker no se ha modificado. Se situará en el espacio comprendido entre la Torre D y el edificio de la Facultad de Enfermería. A partir de ahí, la excavación tendrá catorce metros de profundidad, como detalló el consejero el lunes. «Cinco metros por debajo del nivel del último sótano de Valdecilla, la planta -4». Pero no hay que perder de vista, y así lo recuerda también el gerente, que en las inmediaciones de la zona en la que abrirá ese gran agujero se encuentran los quirófanos, incluidos los del robot Da Vinci, otro elemento que condicionará el ritmo de las obras, «porque la actividad quirúrgica no se puede ver interrumpida». Y menos aún teniendo en cuenta que el plan de la Consejería es sacar el máximo rendimiento quirúrgico, no sólo por las mañanas sino también con las peonadas de tarde para descongestionar las listas de espera -aunque esa negociación para recuperar esas jornadas extra siguen pendientes de negociación con los médicos-.
«Será una obra lenta, se desarrollará con el hospital funcionando, así que se van a dilatar los tiempos», dijo el consejero en el Pleno. Pese a todo, reiteró que «la protonterapia llegará a Cantabria». «El servicio de Oncología Radioterápica de Valdecilla está a la vanguardia, no sólo de España, sino de Europa», destacó Pascual, lo que sigue siendo una garantía para el éxito de esta terapia. «De todos los hospitales que tienen previsto instalar máquinas de protones, solo hay uno que podría equipararse al nuestro, porque tenemos todas las técnicas. La capacidad de estar a la vanguardia es muy superior, y de ahí la apuesta».
Ahora mismo los técnicos de la Consejería están evaluando el proyecto de ejecución para redactar el pliego de la construcción. «Una vez salga la licitación, esperamos que pueda estar adjudicado a mediados del año que viene y que la obra comience en el último trimestre de 2024. A partir de ahí, aunque no está cerrado aún el plazo de ejecución, serán dos años», precisa Carretero.
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