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Los cerca de 80 dirigentes del Partido Popular de Cantabria que este jueves acudieron a la reunión de la Junta Directiva Regional que convocó María José Sáenz de Buruaga no necesitaban un resumen de la «semana de intensidad»que ha vivido la formación ... porque la han seguido minuto a minuto a través de los medios de comunicación. Aun así, su jefa de filas se lo dio. «Hemos perdido totalmente el control y hemos vivido una situación desgarradora que ni nosotros ni todas esas personas que confían en el PP merecen», afirmó a popular, que fue recibida con una ovación y con la mayoría de sus compañeros en pie.
Por primera vez desde el verano de 2018, cuando Pablo Casado tomó las riendas del partido, se presentó ante los suyos como miembro del bando ganador en el juego de luchas internas del partido a nivel nacional. Porque desde que el lunes se abrió la vía de Alberto Núñez Feijóo como única solución a la crisis profunda de los conservadores, Buruaga ha sido una de las líderes autonómicas que más claro ha reclamado el cambio de rumbo.
«Pedí congreso extraordinario y urgente y hay congreso extraordinario y urgente. Pedí que el presidente diera un paso atrás y el presidente ha dado un paso atrás anunciando su decisión de no concurrir al próximo congreso nacional», presumió Buruaga, que defiende que los presidentes regionales del PP no podían quedarse mirando el incendio ni hacer como que no estaba pasando nada. «No hemos hecho más que cumplir con nuestra responsabilidad».
¡Unidad, unidad, unidad!
M.J Sáenz de Buruaga (@mjburuaga) February 24, 2022
Este ha sido siempre mi compromiso y lo seguirá siendo. pic.twitter.com/opuhslStZN
Ni los más afines ni los más contrarios que este jueves se reunieron en la sala habitual del Hotel Santemar tienen dudas de que su presidenta estará más cómoda sin Casado, al que el jueves le pidió que diera un paso atrás «hoy mejor que mañana», en la planta noble de Génova. Sin él y con el gallego, al que reiteró su «apoyo rotundo», al frente de las siglas. Por eso el interés de la cita estaba en el escenario de futuro.
En clave nacional, Buruaga ya ha hecho su parte y ahora el grueso del trabajo depende de otros. Toca un «congreso de unidad, porque este partido no soporta más enfrentamientos y más tensiones, que vamos a convertir en nuestra gran oportunidad». Y con esa apelación a la unidad que debe imperar en el congreso extraordinario nacional bajó la pelota al terreno de juego de Cantabria, que como la mitad de comunidades autónomas, tenía previsto antes de la implosión interna del PP la celebración de su congreso regional a lo largo del primer semestre del año. Abrió el melón por primera vez.
¿Dijo claramente que se presentará a la reelección? Pues no lo dijo, pero casi. Con toda la corriente nacional favorable no solo se posicionó, sino que dibujó el camino. Las apelaciones constantes a la «unidad, unidad, unidad» y la petición de dejar a un lado los enfrentamientos internos y las tensiones «porque este partido no soporta más» fueron interpretadas como un reclamo para poner en pie el partido en torno a su figura. Para que en el próximo cónclave de los populares cántabros pase lo contrario que en el anterior, para que las distintas familias dejen a un lado las heridas que se arrastran de aquella lucha cainita y para que se intente una lista de consenso. Hacer en Cantabria lo que parece que quiere hacer Feijóo en España.
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«Unidad. Eso es lo que necesita el Partido Popular de Cantabria, porque yo quiero gobernar Cantabria, no las cenizas del PP. Tenemos que prepararnos para abordar el reto más importante que tenemos, las elecciones municipales y autonómicas de 2023», insistió. Sin fecha para el congreso regional, será la propia Buruaga la que fije el calendario con el próximo presidente nacional. A partir del 3 de abril, «tan pronto como el escenario lo permita».
Con pocas dudas sobre el escenario que se abrirá a partir de ahora en el PP a nivel estatal con la inminente salida de Pablo Casado, lo que aún tiene que decidir el partido son los plazos y procedimientos. El 'qué' está resuelto, pero hay que resolver el 'cómo' para dejar libre el camino a Alberto Núñez Feijóo. Eso es lo que dilucidarán el próximo martes los cerca de 400 integrantes de la Junta Directiva Nacional, el máximo órgano de la formación entre congresos, que se reunirán en la sede de Génova. Una cita en la que participarán los once representantes de Cantabria, a los que Buruaga reclamó este jueves ir a Madrid con una única voz y con unidad de acción.
«Espero que la unidad y unanimidad alcanzada –por los barones territoriales y también por el partido en Cantabria de forma casi íntegra– se refleje en la Junta Directiva. Vamos, que no haya ni que votar», afirmó antes de dar la palabra a sus compañeros la jefa de la oposición, que recordó que aunque el voto sea una decisión libre, la delegación autonómica debe hacer un «ejercicio de lealtad y de compromiso» con las personas a las que deben su cargo público y a las que ayer pudieron escuchar. Un aviso a navegantes. En concreto, a los directamente implicados: los cinco parlamentarios nacionales –dos diputados y tres senadores–; la secretaria autonómica, el portavoz del grupo parlamentario, la alcaldesa de Santander, el presidente de Nuevas Generaciones y la portavoz de Castro, Ana Urrestarazu, que fue designada hace tres años y medio por Madrid.
Precisamente Urrestarazu y los parlamentarios en las Cortes, con la excepción del senador Félix de las Cuevas, han sido hasta ahora los principales representantes del oficialismos de Génova en Cantabria frente a Buruaga. De ese grupo, la diputada Elena Castillo es la única que por el momento se ha desmarcado y ha apostado públicamente por la salida de Casado y el congreso extraordinario.
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