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Hace sólo dos semanas, María José Sáenz de Buruaga se encontraba al borde de la dimisión y detrás de ella todo su núcleo duro de la dirección regional. El varapalo de Madrid había sido demasiado fuerte. La elección de Ruth Beitia como candidata ... suponía una desautorización tan grave que desestabilizaba al aparato orgánico del partido en Cantabria. Pero aquellos aplausos de consuelo y de rabia en la Ejecutiva de hace quince días se convirtieron esta tarde en aplausos de victoria.La marcha de Beitia y la elección de Buruaga como candidata supone un botín incalculable para quienes veían al sector crítico asaltando de nuevo la sede de Joaquín Costa. «Se ha dado un paso decisivo para recuperar la ilusión», dijo la presidenta popular a la salida de la reunión, urgida a olvidar cuanto antes la crisis interna de los últimos días –lo que ella llama «el proceso»– y empezar a pensar en la batalla que lidiará en las urnas con Miguel Ángel Revilla dentro de cuatro meses.
El futuro del PP regional se decidió el pasado fin de semana en la Convención Anual del partido. Beitia, empujada por las críticas no encajadas, por las circunstancias familiares y por la retirada de patrocinadores, llegó al evento con la decisión de dejar la política ya tomada. Y Pablo Casado no hizo mucho por retenerla. El presidente del PP ya había escuchado por entonces a los barones autonómicos poco convencidos por una designación que a él tampoco le enamoraba.
El propio Casado llamó a Buruaga y en un despacho del Congreso de Diputados le pidió disculpas por no haberse puesto al frente de la elección de la candidata cántabra, una tarea que dejó en manos de Javier Maroto y Teodoro García Egea. El líder popular, incluso, propuso a la dirigente cántabra volver a Santander para ungirla, tal y como hizo con Beitia, pero de momento este viaje se ha aplazado.
Así que la reunión de la Ejecutiva de este miércoles tuvo que ver con la de hace dos semanas. Hay euforia interna pese al desgaste brutal que ha sufrido el partido en la calle, donde se han desnudado las diferencias entre Génova y Santander. Buruaga, claro, quiere poner tierra de por medio cuanto antes. Por eso, durante su intervención al término de la reunión se esforzó por convertir el pasado en una oportunidad de futuro. «A veces la vida nos somete a pruebas que miden la fortaleza de nuestros valores, y este proceso nos ha servido para hacernos más fuertes y mejores, para demostrar que la lealtad, la coherencia, la generosidad y el anteponer lo colectivo a lo personal suele tener recompensa y lo pone todo en su sitio. Este proceso ha sido un revulsivo en el camino hacia el gobierno de las instituciones», señaló.
Desde Génova le pidieron que no hiciera leña del árbol caído y, ayer, Buruaga sólo tuvo buenas palabras para Ruth Beitia. «Respeto profundamente su decisión personal basada en razones íntimas, personales y familiares, y no políticas. Y por lo tanto, máximo respeto. Respeto total y absoluto», subrayó la presidenta del PP cántabro, que también quiso expresar a la medallista olímpica «la labor realizada en el partido y en el Parlamento durante estos años y desearle lo mejor en la nueva etapa que ahora emprende». «Todos hemos compartido y celebrado sus grandísimos logros deportivos y esperamos que la vida le proporcione muchos más», destacó la nueva candidata del PP.
En la reunión, a la que no asistió Beitia como secretaria de Deportes, todavía, de la Ejecutiva nacional, se echó en falta también a los senadores nacionales –Javier Fernández, Blanca Martínez y Esther Merino–, todos ellos vinculados al sector crítico del partido. Tampoco asistió la alcaldesa de Santander, Gema Igual, que se encuentra en Madrid, en Fitur. El que sí acudió fue Ildefonso Calderón, quien la semana pasada anunció su dimisión decidida al 99,9%, aunque ahora, tras la salida de Beitia, dará marcha atrás.
Han sido días muy complicados para la presidenta del PP. Ninguneada por Madrid y sin el desahogo de la dimisión, tuvo que contemplar, sonreír y aplaudir la entronación de Beitia de la semana pasada. Ayer no ocultó el mal trago, pero sí quiso ver su lado positivo. «Mantenerme al frente del partido fue una decisión difícil y de un alto coste personal, pero acertada. Supimos estar a la altura de lo que se esperaba de nosotros. El objetivo era mantener unido al partido y mantener vivo el proyecto que iniciamos hace dos años. Y lo hemos conseguido», dijo.
Muchos en el partido se preguntan ahora si Buruaga ha salido o no reforzada del «proceso». Hay argumentos para defenderlo y otros igual de válidos para creer que no ha salido indemne, pero lo cierto es que su autoridad en el partido es ahora incontestable. La mejor prueba es que ya ha muerto el debate sobre quién elaborará las listas electorales. Con Beitia y el sector crítico silenciados, será ella la que decida los nombres que la acompañarán para retener la fuerza del PP en el Parlamento. Ella misma desveló que Pablo Casado le ha dado su «total confianza y plena autonomía» para confeccionar esas listas, aunque también le habría pedido un mínimo gesto de integración. Este extremo fue negado ayer por Buruaga, quien dijo que el único criterio será «contar con los mejores».
«Nunca he huido de mis responsabilidades y nunca he renunciado a mis compromisos. Ese es un valor que me enseñaron mis padres y que procuro guíe mi conducta. Por eso, siempre he estado ahí, antes, durante y ahora. Para lo que mi partido me pida y para lo que necesite de mí», subrayó la presidenta del PP rodeada por las personas que, en mayor o menor medida, se han mantenido fieles a ella en los últimos dos años de confrontación con los llamados 'dieguistas'.
La dirigente cántabra, que esta noche aseguró no sentirse «segundo plato de nadie», se autodefinió, ya en clave electoral, como una persona con «honestidad, trabajo sin descanso, sentido de la responsabilidad, y sobre todo, una ilusión enorme por liderar el cambio político en Cantabria». Y por eso pidió a los miembros de la Ejecutiva y a los afiliados del partido centrarse desde ya «en lo importante». «Debemos fortalecer este proyecto todos juntos y ganar la confianza de la sociedad», indicó, sabedora de que el PRC y las nuevas fuerzas de la derecha y el centro se lo pondrán más difícil que nunca al PP.
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