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María José Sáenz de Buruaga tenía marcado en su agenda como uno de los actos más importantes de la precampaña su intervención de ayer en el Fórum Europa de Madrid. Presentada por el líder de su partido, Alberto Núñez Feijóo, como «la presidenta Buruaga» en ... un claro guiño a sus expectativas electorales, la candidata popular estaba ante la oportunidad de trasladar a uno de los lobbys más importantes de la capital su visión sobre la situación de Cantabria y las soluciones que ella plantea, ideas con las que quiere convencer al electorado el próximo 28 de mayo para acabar con 16 años de «un pacto de hierro y de intereses entre regionalistas y socialistas que ha entregado a la comunidad autónoma a las políticas paralizantes de la izquierda».
En su intervención, Buruaga dibujó un preocupante mapa de Cantabria; una región que, en su opinión, está en el vagón de cola de las comunidades españolas, que no ha sido capaz de cambiar su modelo productivo en los últimos 16 años y que está desprovechando la oportunidad que suponen los fondos europeos. Una tierra, dijo, que expulsa a la gente joven, que es incapaz de retener y atraer el talento y que no impulsa la inversión pública ni favorece la privada. «Llevamos ocho años en los que el Gobierno de PRC-PSOE no nos deja un solo proyecto tractor de la economía», sentenció. Una situación que resumió en una frase: «Cantabria corre el riesgo de convertirse en una región de funcionarios, jubilados y turistas»; y en un augurio: «Cantabria no recuperará en 2023 el PIB previo a la pandemia».
Pero Buruaga no se quedó sólo en los problemas. La líder del PP regional enumeró las soluciones que propone para este 28 de mayo, resumidas en una idea:«Me propongo liderar la revolución de la normalidad y de la buena gestión». ¿Con qué medidas? Bajada de impuestos, «todos los que pueda y todo lo que pueda», y un catálogo de deducciones y bonificaciones con políticas de apoyo a la natalidad, a familias, a los jóvenes menores de 36 años, a las personas con discapacidad y de fomentar una fiscalidad diferenciada y una discriminación positiva para las zonas más despobladas. Además, una apuesta decidida por el cambio productivo para que Cantabria «deje de ser hostil» a la inversión y a la colaboración pública-privada y «genere el entorno necesario para que las empresas vengan a invertir en condiciones de seguridad».
Y como aval de todas estas propuestas, Buruaga defendió su gestión de la Consejería de Sanidad durante el Gobierno de Ignacio Diego, etapa en la que se firmó el contrato de colaboración público-privada que permitió concluir en 16 meses las obras del Hospital de Valdecilla tras años de bloqueo. «Seré un presidenta con un perfil muy sanitario», sostuvo, y que se pondrá como prioridad «reconstruir asistencial y profesionalmente la sanidad de Cantabria». Así, reitero que firmará en los primeros cien días de gobierno un pacto profesional por la sanidad pública y pondrá todos los recursos disponibles para reducir las listas de espera. Por cierto, que en materia sanitaria no desaprovechó la ocasión para hacer un guiño a la presidenta de Madrid, Isabel Díez Ayuso, y para defender la gestión que en este sector está haciendo el Gobierno de Madrid.
Buruaga finalizó su intervención insistiendo en el mensaje de su campaña en Cantabria:«Revilla y Sánchez son lo mismo; si apoyas lo uno, apoyas lo otro. Socialismo y regionalismo llevan 16 años siendo uña y carne en Cantabria y volverán a pactar si pueden, y si no les dan los números recurrirán a Podemos».
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