Buruaga tenía planeados los cambios en las consejerías desde antes del verano

«Hay proyecto, hay ritmo y hay ambición. Ha llegado el momento de pisar el acelerador y de dar un nuevo impulso a la tarea de Gobierno», insistió la jefa del Ejecutivo, que puso el acento en la 'oportunidad' y no en la 'crisis'. Nada traumático pese a que, en la jerga política, los relevos en ministerios y consejerías tienen el nombre de 'crisis de Gobierno'. ¿Puede que traigan cosas buenas y un nuevo impulso a las políticas? Sí. ¿Se producen porque algo funcionaba mal y se quiere resolver? También.

En el caso del Gobierno popular de Cantabria, la presidenta tenía muy claro lo que no funcionaba. Cuáles eran las piezas que más hacían chirriar -Pablo Palencia y Eva Guillermina Fernández eran los que acumulaban más polémicas y rectificaciones públicas- al engranaje de Peña Herbosa. Tanto, que los relevos se venían planeando desde antes del verano. En especial el del titular de Ganadería, que hace tiempo que ya tenía sustituto. Sustituta, en este caso, con la exalcaldesa de Entrambasaguas, María Jesús Susinos. Respecto a Fernández, su entorno señala que fue ella la que pidió su salida antes de las vacaciones, aunque ahora el Gobierno de Cantabria lo ha 'vendido' como un cese, no como una dimisión.

La llegada de Luis Martínez Abad, hasta esta semana director general de Cantur, se interpreta como una apuesta por dar más relevancia al Turismo en la Consejería, en detrimento del resto de áreas de su departamento. Ambos movimientos tienen otra cosa en común: suponen la salida de dos personas que fueron presentadas como la cuota 'técnica' -expertos en lo suyo- para complementar el perfil más político del resto de miembros del Consejo de Gobierno. Pues bien, se van los técnicos y entran dos 'PP pura cepa'. Ella, una mujer que ha ocupado responsabilidades en el ámbito municipal, regional y nacional por encargo de su partido y él, persona de la máxima confianza de la presidenta hasta el punto de coordinar el programa electoral que la hizo ganar las elecciones de 2023.

Quizás así bajen las críticas de los alcaldes populares que transmitían que Palencia y Fernández no entendían sus demandas o que, directamente, tomaban decisiones contra los intereses de sus municipios.

Si Buruaga llevaba tiempo rumiando los cambios, ¿por qué espero? Quizás porque no es habitual en la historia reciente de Cantabria mover fichas cuando apenas ha pasado un año de legislatura. Es raro, incluso, cesar por motivos de gestión -es un reconocimiento de que algo se ha hecho mal- y no por causas externas o fuerza mayor.

Del discurso de la presidenta, que no dio argumentos más allá del nuevo «impulso», se desprende que fue una decisión personal, fruto de su análisis de situación. No forzada por elementos exógenos como ocurrió la pasada legislatura con el regionalista Gochicoa (le explotó el 'caso Obras Públicas). Los socialistas María Sánchez y Miguel Rodríguez, aunque tenían ya una pesada mochila, en teoría «dimitieron», no fueron cesados por Revilla o Zuloaga.

Como tampoco es normal el giro de guion que se anunció el viernes y que cuenta con el aval de la presidenta: que la consejera Fernández, que no valía para ese puesto, sí valga para ser directora general de Cultura como subordinada de Martínez Abad, al que en el pasado trató de desautorizar en otro sonado episodio. ¿Cómo lo explica Buruaga? Ella ve su Gobierno como un equipo de fútbol en el que el jugador titular puede pasar en un momento al banquillo y el delantero, en algunas circunstancias, puede ejercer de portero si el entrenador entiende que ahí rendirá mejor. Por eso Fernández pasará de meter goles, a guardar la meta de la Cultura, su ámbito profesional pese a que también desde ahí le han llegado críticas. Algún caso similar hay en la política nacional, pero escasos.

Eva Guillermina Fernández prometió que el decreto para regular las viviendas de uso turístico estaría en vigor este verano. No solo no se ha aprobado, sino que el borrador no gusta a nadie por su falta de concreción y porque deja la pelota en el tejado de los ayuntamientos. Quizás este sea el asunto más relevante en el futuro inmediato de su sucesor, Luis Martínez Abad, que también deberá decidir si se replantea el 'no' rotundo a la tasa turística, como ya han hecho Asturias y Euskadi y tomar las riendas en el aeropuerto, con datos de pasajeros en caída libre.Está pendiente buscar financiación para la obra de La Lechera y acabar la del Mupac, además de reactivar la exhumación de fosas de represaliados pese a la derogación de la Ley de Memoria Histórica. Fernández lanzó acusaciones de despilfarro injustificado en la gestión del Año Jubilar y responsabilizó al PSOE de dejar la Sociedad de Cultura «en quiebra técnica» y después esos asuntos quedaron diluidos y olvidados. Ahora, Martínez Abad tendrá que determinar si aquello era humo o si se concreta en algo.

A su antecesor se le achacaba, especialmente, las carencias en la gestión interna de la Consejería y también la maltrecha relación con el sector ganadero pese al pacto firmado con sus representantes. Los 'debes' de Pablo Palencia se convierten ahora en las tareas pendientes de María Jesús Susinos al frente de Desarrollo Rural. Como viene denunciando la oposición, con el exconsejero regionalista Guillermo Blanco a la cabeza, el «caos» en los distintos servicios de la consejería han provocado que en el último año y medio muchas ayudas (las de modernización de explotaciones, las de incorporación de jóvenes...) se quedaran sin convocar o que se convocaran fuera de plazo.Además, aunque la protección del lobo depende de Madrid y Cantabria no tiene capacidad para ordenar el control de la especie –Susinos deberá continuar esa batalla contra el Estado–, sí puede aumentar los municipios que están en la lista de vulnerables por ataques, algo que permite aumentar las ayudas. La orden está preparada desde la pasada legislatura, pero en estos 14 meses el departamento no ha dado los pasos.