Secciones
Servicios
Destacamos
María José Sáenz de Buruaga ha vivido este martes el día más difícil de su carrera política. Apenas unas horas después de tomar en privado la decisión de marcharse, de dimitir después de que Pablo Casado le impusiera como candidata electoral a Ruth ... Beitia, una de las críticas más enfervorecidas de su gestión, la líder del PP cántabro se reunió con su Ejecutiva para anunciar que, finalmente, no se echará a un lado y continuará al frente del partido:«No todos los días son fáciles en política. De hecho, ha habido muy pocos en los últimos tiempos y hoy tampoco es uno de ellos. Es muy doloroso lo que ha sucedido, pero si me voy volvemos a la casilla de salida, retrocedemos dos años y damos por enterrado el proyecto», ha reconocido Buruaga ante su equipo, que la recibió en pie y con más de un minuto de aplausos, aparcando por unos segundos la «indignación y el shock» que supuso enterarse de la desautorización de Génova y el regreso a la primera línea política del sector más crítico, capitaneado por Ignacio Diego, y que ha llevado a Buruaga, a su equipo y al PP a los tribunales.
¿Qué ocurrió desde que salió por la puerta de Génova, el lunes, convencida de dejar el partido, a la decisión, ayer, de mantenerse al frente del partido? Una llamada de Casado pidiéndole que se quede y, según contó ella misma, la petición de multitud de afiliados y dirigentes para que no se marchara por la puerta de atrás después de tantos años de servicio a las siglas. «Vinimos todos juntos y seguiremos trabajando juntos. No voy a dejar tirada a mi gente. Me lo han pedido y les he escuchado. No he podido decir que no al PP. Hace mucho entendí que, además de María, soy la presidenta de este partido. El PP es lo importante. Es lo primero», explicó la que en 2017, tras un duro Congreso contra Ignacio Diego, se convirtió en la primera mujer en ser presidenta de la formación en Cantabria.
No eran pocos lo miembros de la Ejecutiva, militantes e, incluso, alcaldes que estaban dispuestos a irse tras lo que consideran una afrenta en toda regla de Casado. No sólo los que votaron por Soraya Sáenz de Santamaría en el Congreso nacional y que entienden la elección de Beitia como una venganza en frío, sino también entre los que apostaron por Casado y ahora están «decepcionados» por la injerencia y los modos utilizados en Génova.
De hecho, miembros de la cúpula del partido pasaron la mañana de ayer llamando a los más indignados para convencerles de que cambiaran de opinión. «Lo responsable es quedarse dentro achicando agua para que la nave no se hunda», señaló a este periódico uno de los que ayer intentó limitar los daños.
A la propia Buruaga le constaba que su salida iba a provocar una reacción en cadena y la salida del grueso de la dirección regional, además de muchas candidaturas municipales ya cerradas para las elecciones, lo que abocaría a la constitución de una gestora, dejando el partido, aún más, en una posición de extrema debilidad a sólo cinco meses de la cita con las urnas.
«Lo más fácil para mí hubiera sido apartarme de la presidencia, quitarme del medio y dar por terminada esta etapa. Pero me quedo porque es la única manera de evitar un cisma en el PP. No quiero bajas sino altas en el partido. No puedo abandonar a todas las personas que tengo detrás y que confían en mí», ha aclarado.
A la salida de la Ejecutiva, algunos de sus miembros reconocieron a este periódico que llegaron con la intención de irse pero que, tras escuchar a Buruaga, decidieron recular. Eso no evitó las críticas a Casado, que fueron cortadas por la presidenta para no calentar más el ambiente, aunque ella mismo le mandó un par de mensajes al líder nacional del PP: « Nuestra propuesta no fue escuchada ni atendida, pero las normas son las que son y la decisión depende de él, que ha impuesto su criterio. Destruir es muy fácil y cualquiera puede hacerlo. Construir es muy complicado y no todos saben ni pueden ni quieren».
Buruaga también frenó las acusaciones contra Casado por la presencia en la sala de miembros del sector crítico y afines al presidente nacional. De hecho, Buruaga puso su cargo a disposición de la Ejecutiva y, mientras todos los presentes votaron que se quedara, los senadores nacionales Javier Fernández, Esther Merino y Blanca Martínez, miembros del núcleo duro de Ignacio Diego, se abstuvieron.
La decisión de marcharse sin hacer ruido, del lunes, y la de quedarse, de este martes, desactivó toda la operación planeada para enfrentarse a Génova desde Santander. El Comité Electoral había recibido la instrucción de estar disponible por si debía reunirse de urgencia para reaccionar ante Madrid y firmar la propuesta de candidatura de Buruaga, en lugar de la de Beitia, y de Gema Igual al Ayuntamiento de Santander. Todos estaban sobre aviso y listos para hacerlo. La estrategia pasaba por generar un choque de legitimidades entre Cantabria y Génova antes de que Pablo Casado acuda este jueves a Santander a presentar a los candidatos.
Es cierto que Buruaga tendrá que hacer de tripas corazón para dar la mano y ver a su lado a las personas que han intentado destruirla políticamente durante los dos últimos años. Los compañeros de partido que la han acusado de amañar el Congreso, insultado y amenazado. Pero lejos de plantearse sólo una estrategia defensiva, fuentes de la Ejecutiva han confirmado a este periódico que se plantea una lucha desde dentro para no entregar el partido en bandeja a los críticos. Se vende la permanencia de Buruaga como un golpe de efecto contra el 'dieguismo'.
Tanto Santiago Recio, que hará las veces de jefe de gabinete y director de campaña de Beitia, como Buruaga aseguran que Génova les ha dado libertad a cada uno para confeccionar la lista autonómica. No habrá mucho tiempo para negociar nombres y ponerse de acuerdo porque todo tiene que estar listo, como muy tarde, para el 18 de enero, cuando se celebre la convención anual del PP.
Otro asunto son las listas municipales, desde las que Buruaga y su núcleo más cercano prevén comenzar la resistencia más fuerte. Ya tienen cerradas 70 listas de candidatos a los ayuntamientos y en los próximos días sellarán las otras 32, colocando en todas a afines a la presidenta del partido. No es un asunto baladí. Los más viejos en política saben que el que controla a los alcaldes controla el partido, una máxima que manejaba muy bien Ignacio Diego, que ya el año pasado anunció su marcha de la política para mayo de 2019.
La única condición que ha impuesto Madrid para confeccionar la lista autonómica es que se integren a miembros de las dos facciones. Un obsesión que persigue a Génova y que ya forzaron en Andalucía antes de las elecciones. Según ha podido confirmar este periódico, la dirección nacional ofreció ya el domingo en Madrid a Buruaga mantenerse como presidenta del PP con una posible salida airosa, si ella quiere, en puestos de salida al Congreso, el Senado o Bruselas. De hecho, el propio Teodoro García Egea, número dos del PP nacional, destacó ayer varias horas antes de la reunión de la Ejecutiva que «dentro de Cantabria, nuestra interlocutora, la persona que preside y va a seguir presidiendo el Partido Popular se llama María José Sáenz de Buruaga».
Ruth Beitia forma parte de la Ejecutiva de Buruaga de forma obligada, debido a su cargo de secretaria de Deportes del Comité Ejecutivo Nacional. La presencia ayer de la medallista olímpica en la reunión hubiera encendido muchos ánimos, pero no pudo asistir porque se encontraba acompañando a su padre en el hospital, donde acababa de ser operado. Quienes sí estuvieron fueron los senadores nacionales Javier Fernández, Esther Merino y Blanca Martínez, los únicos que no aplaudieron la entrada de Buruaga.
Si el de ayer fue, casi con toda probabilidad, el día más doloroso de la vida política de Buruaga, el próximo jueves no le irá a la zaga. Si no hay sobresaltos hasta entonces, Pablo Casado viajará a Santander para presentar a Ruth Beitia como su aspirante a la Presidencia y a Gema Igual como candidata a seguir en la Alcaldía del Ayuntamiento de Santander. Y Buruaga deberá estar ahí arriba, mirando a los ojos al presidente que no ha confiado en ella y a la candidata que organizó una rueda de prensa para acusarla de amañar el Congreso. Entre el público habrá algunos de sus más allegados que, incluso, lo pasarán peor que ella.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.