«Buscan saber qué pasa en su país, a pesar de las imágenes»
La otra ayuda ·
Cinco psicólogos asisten a los ucranianos en Solórzano para ayudarles a asimilar los recuerdos y la incertidumbre del porvernir: «Su vida se ha truncado»Secciones
Servicios
Destacamos
La otra ayuda ·
Cinco psicólogos asisten a los ucranianos en Solórzano para ayudarles a asimilar los recuerdos y la incertidumbre del porvernir: «Su vida se ha truncado»En el albergue de Solórzano hay alojadas 65 personas procedentes de Ucrania. La mayoría son mujeres y niños, porque los hombres siguen allí; los maridos, los padres, hermanos, parejas o hijos de quienes hoy pasean por esta comarca de Trasmiera están en Ucrania. La distancia que los separa se mide en kilómetros pero también en la noción de porvenir, porque mientras tratan de asumir que «han sobrevivido a una lluvia de bombas preguntándose cuál de ellas es la que va a acabar con su vida», buscan saber qué hay después, si hay un futuro para ellos en España o en Ucrania. En esta labor trabaja un equipo de psicólogos que desde 21 de marzo presta ayuda profesional a las personas desplazadas. Aquel día, el psicólogo Roberto de Lorenzo García llegó a las once de la noche al albergue y estuvo allí hasta las dos de la madrugada. Ese día se activó el Grupo de Intervención Psicológica en Emergencias y Catástrofes del Colegio Oficial de Psicología de Cantabria y, desde entonces, cinco psicólogos prestan asistencia diaria, además de «estar de guardia 24/7 por si en algún momento se requiere nuestra presencia».
Había llegado un autobús «hacía unos días» cuando les activaron: «La primera imagen fue impactante, niños mirando para todos los lados con cierto miedo, agarrados al osito de peluche o a una muñeca». Habla entonces de los sentimientos con que llegan a su lugar de acogida, Cantabria en este caso, y menciona incertidumbre y desconfianza, miedo, inseguridad generalizada: «La población que yo he conocido se muestra bastante estoica, lo llevan por dentro, consideran que es algo que tienen que asumir y son resilientes, pero ahora están en una fase de estrés y lucha y mantenimiento, una fase de intentar adaptarse, pero ahora tienen menos frentes abiertos, y es cuando pueden aparecer otras dificultades». ¿A qué se exponen los desplazados por la guerra que llegan? «A un cambio muy brusco a todos los niveles significativos de la vida de las personas; tienen que hacer frente a lo que dejan atrás, un duelo por las personas, los lugares, los recuerdos y sus experiencias. Su vida se ha truncado y a la vez se tienen que adaptar a lo que está por venir, a qué va a ser de ellos».
Es precisamente en este estadio emocional en el que ahora están trabajando los profesionales que asisten a los desplazados. «En este primer momento la prioridad sería eliminar la incertidumbre para que también puedan, cuando estén más estables y seguros, ir aceptando lo que les ha pasado, porque es difícil incorporarlo a su propia biografía. Hay trastornos provocados por esos recuerdos porque no hemos sido capaces de integrarlos en nuestra memoria y quedan descontextualizados, de forma que, cuando aparecen, generan un malestar como si lo estuviéramos reviviendo», dice el psicólogo. Otros trastornos, añade, son los depresivos, «porque se pierden recuerdos, actividades y personas que nos aportaban felicidad y eso nos lleva a un vacío existencial». En este contexto, la asistencia psicológica es una herramienta más en el proceso de primera acogida de refugiados, en el que trabaja en primera línea Cruz Roja, que cuenta también con un equipo de psicólogos e intérpretes que asisten a las personas alojadas en hoteles de la región, para facilitar también su posterior integración en la población de acogida.
¿A qué se enfrentan? «A un cambio muy brusco y hacer frente al duelo por las personas, recuerdos y lugares que dejan atrás»
¿Cómo ayudamos? «Viéndolos como uno más, y tratar con la persona, no con el estereotipo que tenemos del desplazado»
En ese intento por salir adelante, ¿cómo se relacionan con lo que sucede en Ucrania, buscan saber, ven la televisión? «Están en contacto con sus familiares o amigos. Necesitan saber, pero por esa necesidad se exponen a imágenes que les pueden causar a la larga mucho daño». En toda catástrofe se recomienda acceder a la información oficial de forma limitada, no continuamente, «pero es esperable y normal que pueda más la incertidumbre por el devenir, porque a ellos les interesa saber cuándo van a poder volver, qué se van a encontrar cuando vuelvan y a quién no van a encontrar. Esa necesidad de saber puede con el dolor de ver la destrucción del conflicto bélico». Hasta esta crisis, De Lorenzo había estado implicado en emergencias como la atención a los familiares de desaparecidos, atención durante la pandemia a afectados o en el proceso posterior al confinamiento. «Por suerte no son tantas las catástrofes, pero parece que en estos años ha venido una detrás de otra», dice.
¿Cómo nos está afectando? «El nivel de incertidumbre de lo que va a pasar es información que nos cuesta digerir porque es contradictoria. Nos estamos manteniendo en una situación de estrés y lucha continua y se está viendo en cómo ha aumentando drásticamente la solicitud de atención psicológica y los trastornos», admite. Y en la acogida de los refugiados, ¿cómo afecta? «He visto reacciones de la población de acogida bastante dispares, pero la sociedad se está implicando muchísimo, aportando todos los recursos y afecto que necesitan», dice. En un momento en el que cada vez es más habitual convivir en el barrio, el edificio o la urbanización con una familia ucraniana o un miembro de una familia que algún vecino o amigo ha acogido, el psicólogo recomienda «a quien coincida con población de refugiados o desplazados, que los vea como uno más porque al final es como si nos pudiera ocurrir a nosotros», explica.
«Hay que intentar tratar con la persona en lugar de con el estereotipo de persona refugiada, para lo que es importante reflexionar sobre las propias ideas asociadas a la población desplazada por un conflicto bélico», dice. En ese sentido, explica el psicólogo, «aunque por lo general se muestran agradecidos por la acogida que están recibiendo, debemos entender que pueden surgir reacciones no esperadas ante la oferta de ayuda por parte de algunos desplazados, como una forma de expresar la frustración que supone no poder cambiar el pasado y su situación y no como una reacción a la ayuda prestada».
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Mikel Labastida y Leticia Aróstegui (diseño)
Óscar Beltrán de Otálora y Gonzalo de las Heras
José A. González y Álex Sánchez
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.