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La Magdalena, Puertochico, los Jardines de Piquío, la primera playa de El Sardinero, la de Oyambre, Comillas... Pinturas rápidas y otras más lentas. La veterana artista María Antonia Guerra muestra un dominio de los pinceles sobre el lienzo adquirido a lo largo de muchos años ... de práctica y constancia. Está acostumbrada a lidiar con la voluntad del tiempo en los concursos de pintura rápida -muchos de los cuales ha ganado-. También a batallar consigo misma para dar por finalizado un cuadro «al que siempre añadirías algún detalle más». Sus composiciones realistas, que estos días cuelgan en las paredes del Centro Cultural El Espolón, en Comillas, parecen fotografías. La muestra ha sido comisariada por Ángel Acero.
-¿Es usted experta en exponer, además de en pintar?
-He realizado más de cincuenta exposiciones tanto en Cantabria como en otros puntos del país. También he participado en multitud de concursos de pintura rápida y he ganado varios, aunque no tantos como me habría gustado (ríe). Algunos de los cuadros de la exposición son de estos concursos. Otros, de estudio.
-¿Se percibe mucha diferencia entre unos y otros?
-Yo diría que no, porque además cuando llego a casa de los concursos termino los cuadros, aunque no los retoco mucho. Los que me conocen, que son muchos, ya saben cómo pinto e identifican mis obras.
-¿Cómo pinta?
-Mis trabajos se pueden considerar realistas. Además soy profesora de pintura y siempre le he dado mucha importancia al dibujo. Para mí el dibujo y el color son esenciales a la hora de enfrentarme a una obra. Da igual de lo que se trate.
-¿Cómo se llega a dominar el color?
-A base de practicar y practicar durante muchos años. Aunque encajo en el hiperrealismo, soy perfectamente capaz de pintar una obra abstracta o impresionista, pero prefiero reflejar la realidad. Quizá haya gente a la que esta tendencia artística no le atraiga tanto y le llame la atención una pincelada más suelta. Pero esta es mi impronta y disfruto haciéndolo.
-En los concursos de pintura rápida el tiempo apremia. ¿Cómo lleva que el reloj marque las pinceladas?
-Con trazos muy grandes y tratando de ser menos perfeccionista de lo que soy habitualmente.
-¿En sus composiciones refleja la realidad o su realidad?
-Las dos cosas, pero yo pinto para mí, no para los demás. Recuerdo que un alumno me dijo hace tiempo que yo no era nada comercial. No busco el aplauso, sino que me recreo en el cuadro. De hecho, cuando me desprendo de una de mis obras es como si me despidiera de un hijo y con el paso del tiempo suelo recordar esas pinturas con cierta nostalgia.
-¿Cómo afronta cada una de sus obras?
-Antes de situarme delante del lienzo suelo meditar sobre cómo lo voy a abordar, teniendo en cuenta aspectos como la composición, la luz, el paisaje o las sombras. Es importante que lo que vaya a reflejar me diga algo, me despierte algún tipo de emoción. No se trata de un proceso mecánico y frío, ni de ponerte a dibujar sin más. En los concursos de pintura es fundamental elegir bien el lugar y captar cada detalle del paisaje.
-También realiza marinas, un tema que suele ser recurrente entre los artistas
-No tanto. Requiere un esfuerzo captar el vuelo de las olas y no todo el mundo es capaz de hacerlo.
-¿Un artista se enfrenta a un cuadro?
-Sí, totalmente. Hay pinturas que te dan mucha guerra, como mi apellido. Resulta complicado tomar la decisión de cuándo una obra está terminada, porque siempre añadirías algún detalle más o matizarías aspectos del cuadro. Cuesta desvincularse de la obra en cuestión. También sucede que de repente creas algo y el resultado es el esperado sin casi haberte dado cuenta. Ambas situaciones pueden darse.
-A lo largo de todo el tiempo que lleva enseñando a pintar a sus alumnos han cambiado las tendencias, el contexto social y las herramientas de trabajo. ¿Ha adaptado su forma de enseñar a las circunstancias o la didáctica del arte es atemporal?
-He ido evolucionando con el tiempo. El que diga que ya lo sabe todo es un necio, porque la vida es un continuo aprendizaje. En el arte aparecen nuevas técnicas que a veces decido aplicar porque me resultan interesantes. La formación es fundamental. Aprendo viendo el trabajo de otros pintores y la evolución es constante.
-¿Ha percibido algún cambio en la forma en que el público observa una obra de arte?
-Yo creo que un cuadro te gusta o no te gusta. Al menos sucede así con mis trabajos, que son realistas. Otra cosa es que veas una obra abstracta y te introduzcas en la cabeza del artista. Una pintura te tiene que impresionar de alguna manera, aunque no la entiendas.
-¿Qué dice si le nombro a Antonio López?
-Hay que quitarse el sombrero con este maestro que domina el dibujo como lo dominaba Salvador Dalí.
-Sus obras no mantienen la distancia de seguridad en el patio central de El Espolón.
-Quizá elegí demasiados cuadros para la exposición, pero si te fijas hay una continuidad.
-¿Qué papel deben tener las instituciones a la hora de despertar el interés de la ciudadanía por la cultura?
-Tienen que impulsar la cultura. La mujer todavía está un poco apartada en el ámbito del arte. Las chicas jóvenes se están empezando a abrir camino, pero a mí me ven como una aficionada que ha decidido pintar cuadros a mi edad, cuando cuento con una vasta experiencia profesional. No se valora mi veteranía, algo que quizá no sería así si en vez de Antonia fuese Antonio Guerra. La gente ve la muestra y me pregunta: '¿Ha pintado usted todo esto?'.
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