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En Yuso (Santillana del Mar), junto a la carretera, trabaja la perforadora. Hay dos operarios, uno está controlando la máquina y el otro monta cajas para empaquetar las muestras de suelo que extrae la máquina en sus sondeos. El ruido no llega a ser ensordecedor ... , pero sí suficientemente molesto como para que quienes están a cargo del ingenio lleven protección y tengan que hablar a gritos. Que no hay cambios, que todo sigue igual y que ellos están ahí trabajando. La única diferencia respecto a la última visita del periódico, hace un mes, a este mismo emplazamiento, es que ahora se está perforando en ángulo y no en vertical, perpendicular al suelo.
«La perforación se hace así para abarcar distintas zonas», aclara Roberto Rodríguez, geólogo, que acaba de llegar junto a otro obrero. Explica que su labor consiste en «testificar», esto es «describir la litología de los cilindros de tierra e identificar el mineral». Así llevan haciendo cada día desde hace tres meses. Y no dan más detalles.
La euforia que acompañó las primeras noticias sobre el proyecto de extracción de zinc en la zona se ha ido transformando en una prudencia extrema conforme las expectativas se rebajaban y los resultados tardaban en llegar quizás más de lo previsto inicialmente. De los miles de puestos de trabajo que parecía que se iban a crear en cuestión de meses y las inversiones millonarias previstas no hay ni rastro: solo está esa máquina, agujereando el suelo pacientemente.
Según informan fuentes de Cantábrica de Zinc (Zinca), responsable de la actividad, la empresa continúa desarrollando sus tareas de investigación, y en este momento se encuentra realizando su octavo sondeo en el área de Yuso.
En el Gobierno cántabro optan por mantenerse en silencio: por lo que a ellos respecta, no hay novedades, la empresa está realizando los trabajos previstos y es ella la que debe dar cuenta de sus avances y su situación.
Zinca tiene previsto continuar la exploración de toda la zona para seguir progresando en el análisis del subsuelo durante 2020 y 2021, y esa es la razón del monótono trabajo de la perforadora. Conforme profundiza, va obteniendo muestras del terreno, cilindros de tierra que se clasifican y analizan para conocer su composición en busca de zinc y con probable presencia también de plomo: se trata de comprobar el porcentaje de mineral. De acuerdo a estas mediciones se van elaborando los mapas de la zona. Ya se han adentrado a unos quinientos metros de profundidad, pues toda esa investigación parte de la hipótesis de que ahí abajo existen vetas grandes de mineral y lo suficientemente concentradas como para hacer rentable su explotación.
No hay duda de que existe una gran presión alrededor de Zinca ante la posibilidad de que vuelva la actividad minera a la zona del Besaya: las excelentes perspectivas anunciadas por las autoridades regionales, que prácticamente daban por hecho el éxito del proyecto, hicieron renacer las esperanzas de recuperación de una comarca industrial en declive. En todo caso, es cierto que en la actualidad todo ese proyecto no ha pasado de la fase de investigación, en la que aún se encuentra. De hecho, el permiso con que cuenta la firma es precisamente para efectuar las prospecciones que determinen si su plan es finalmente viable, pues iniciar la explotación minera requeriría una inversión muy alta que hay que asegurar.
Todo sigue adelante, defienden en Cantábrica de Zinc, una sociedad que mantiene su composición accionarial, que integran Emerita Resources, Aldesa y un numeroso grupo de inversores locales.
Los retrasos respecto al calendario inicial han lastrado el proyecto desde que se diera a conocer en diciembre de 2017, cuando el director de la canadiense Emerita Resources, David Gower, en su visita a Cantabria, anunció una inversión de 600 millones de euros y la creación de 2.000 puestos de trabajo nada menos.
Lo cierto es que 2018 transcurrió en blanco por la dilación en la concesión de los permisos necesarios para que los trabajos pudieran comenzar. Superados estos obstáculos y con la maquinaria en marcha, los resultados no han acompañado el esfuerzo y, como ya publicó El Diario Montañés, las catas efectuadas arrojan resultados similares a los registrados en estudios anteriores: un porcentaje de zinc del 7% al 9% por tonelada. Zinca no solo quiere encontrar una concentración mayor de mineral, sino que este se halle localizado en algún punto y no desperdigado por toda la zona.
Hace casi un año que dieron comienzo las primeras perforaciones en Queveda, unos sondeos que ahora se han trasladado a Yuso. En marzo expira el permiso de trece meses concedido por el Gobierno para realizar esta exploración, sin que se hayan alcanzado los objetivos de número de catas previsto y sin que los resultados sean tan positivos como se esperaba.
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