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El Parque de la Naturaleza de Cabárceno está considerado como el principal atractivo turístico de Cantabria y, año tras año, en estas fechas, suele colgar el cartel de «completo». Es el perfecto barómetro para hacer un análisis de cómo ha sido la Semana Santa en la Comunidad. Es ya casi una tradición ver largas colas de vehículos en la entrada al recinto el Jueves y el Viernes Santo y, esta semana, se han cumplido las expectativas pese a la inestabilidad meteorológica que ha afectado a la región.
Como todos los años, Cabárceno ha puesto en marcha toda su oferta para atender a los turistas y dar sus mejores servicios, como subraya su directora, Elena Palacio, quien destaca el servicio de autobús gratuito para desplazarse por el interior.
El Diario ha recorrido estos días el parque junto a los visitantes, a los que ha cuestionado por su valoración del recinto natural y sus propuestas para poder mejorarlo. Cabárceno recibe un elogio general como parque al que poder acercarse y disfrutar de los animales de una forma natural, difícilmente igualable en todo el país, pero también quejas por el «elevado» precio de las entradas, y algunas demandas como mejorar la señalización o más actividades naturales.
¿Y el teleférico?Pues también es aplaudido por los turistas, especialmente los que van con niños, que encuentran en las cabinas una forma diferente de recorrer el recinto y, por supuesto, de ver a los animales. Una reserva de la biodiversidad en mitad de Cantabria que los de fuera, en general, valoran de manera positiva al no tenerlo en sus comunidades. De hecho, la mayoría de los viajeros con los que ha hablado este periódico ya había visitado Cabárceno en más de una ocasión. El que lo prueba, repite.
Esta es la segunda vez que María visita Cabárceno junto a sus dos hijos. Vienen desde Vigo y los tres coinciden en que su parte favorita es el teleférico «porque llegas a ver todo». Aunque sea una atracción que los niños «disfrutan mucho», lo cierto es que María cree que debería haber más programas de educación ambiental «para que se diviertan y aprendan al mismo tiempo».
Esta vallisoletana residente en León acude regularmente a Cabárceno. Esta vez con la mejor de las excusas: enseñárselo a su nieta. «Si tengo que poner un 'pero' –señala– es lo distanciado que está todo». Según María Rosario, «hay que dar mucha vuelta con el coche» y para los niños es «muy pesado». En más de una ocasión, confiesa, se han perdido haciendo el trayecto en coche.
Esta pareja de Bilbao suele escaparse a Cantabria con frecuencia y siempre acuden a Cabárceno. Si hay algo que echan de menos a lo largo de su visita es la presencia de más bares. «Está bien que haya sitios para comer, pero también podrían poner bares en diferentes puntos estratégicos para hacer una parada a mitad de camino. Hay sitio de sobra para hacerlo», proponen.
Esta familia es la primera vez que visita el parque y se han llevado «una grata sorpresa». «Estamos acostumbrados a ver el Zoo de Madrid o Faunia, donde los animales viven enjaulados. Ver todo el espacio que tienen aquí es una maravilla». A pesar de su agrado, reconocen que se han perdido un poco. «Las señales están un poco mal organizadas para todo lo grande que es», apunta Sandra.
«Estuvimos hace ocho años y ahora repetimos porque Enrique es más mayor», cuenta su padre, Francisco. Él dice que le gusta todo de Cabárceno, sobre todo el teleférico «para hacer una ruta más visual». Su hijo sí que tiene una propuesta: que haya más senderos. «Es muy incómodo estar sube y baja del coche. Tendría que haber más caminos para poder ir andando a alguna instalación».
Esta familia de cinco viaja a Cantabria todos los años por estas fechas. A Cabárceno es la séptima vez que van y lo que más les gusta es el teleférico «por lo bien que se lo pasan los niños». María, la madre, sugiere mejorar los sitios que hay para comer. Más y mejor. «También podrían abrir un poco antes, sobre todo para dar de comer a los niños. A las 13.30 horas es un poco tarde para muchos», explica.
Fátima y Flavia son dos hermanas de origen santanderino pero residentes en Madrid. Visitar Cabárceno es su plan favorito porque disfrutan viendo a los animales con tanto espacio. Fátima, la mayor de las dos, propone «más diversión». «Me gustaría que les diesen algún juguete con el que se puedan entretener o dejarnos a los niños jugar con ellos a través de actividades con monitores», explica.
Diego ha visitado el parque junto a su grupo de amigos. No es la primera vez que viene, «ni será la última», porque disfruta mucho de la naturaleza. Por eso, echa en falta más información acerca de los programas de educación ambiental «para poder conocer más a fondo lo que hacen con los animales y poder colaborar». Según él, «el parque se puede explotar muchísimo más».
Es la primera vez de la familia Sánchez en Cabárceno. Confiesan que están «encantados» con la experiencia aunque un poco «desubicados». «Nos cuesta mirar el mapa y saber dónde estamos. Podrían poner una pegatina en cada instalación para que la gente se ubique y no sea tan lioso», sugieren. «Es fácil perderse porque el parque es muy grande y es algo a tener en cuenta», apuntan.
«Hemos venido para que lo conozca mi nieta, pero hay que hacer un esfuerzo económico». Lourdes y Paco, que han visitado mucho el parque, entienden que es un desembolso grande para una familia y que no todo el mundo se lo puede permitir. «Y más si comes en el restaurante o a los niños se les antoja un recuerdo». Para ellos, como abuelos, es un regalo poder acudir con sus nietos.
José es de Santander y escogió Cabárceno como plan de Semana Santa para enseñárselo a unos amigos de fuera. «A mí ya me encantaba, pero ellos están alucinando con lo que tenemos aquí». Entre los cuatro comentaban que la mayor pega del parque es «lo cara que es la entrada». Casi 40 euros los adultos. «Para muchos es inaccesible y, ya si hablamos de una familia entera, ni te cuento».
Alba es una visitante asidua de Cabárceno porque vive en Cantabria. Es uno de sus planes favoritos por «la amplitud del parque y lo bien cuidados que están los animales». Puestos a proponer, ella incluiría más aparcamientos. «Para días normales el número de plazas está muy bien, pero en los días festivos, como estos de Semana Santa, a veces es difícil poder aparcar», expone la cántabra.
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Mikel Labastida y Leticia Aróstegui (diseño)
Óscar Beltrán de Otálora y Gonzalo de las Heras
José A. González y Álex Sánchez
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