La segunda parte del interrogatorio de la acusada, Carmen Merino, que se enfrenta a una petición de pena de 25 años de cárcel por un delito de asesinato con alevosía, arrancó con su versión sobre la adquisición de una sierra de calar, un martillo y ... una motosierra con las que supuestamente descuartizó a su pareja sentimental.
«Fuimos a una ferretería y compramos la sierra de calar, el martillo y un alargador. La sierra la guardó Jesús Mari en la casa de sus padres y el resto lo llevamos a nuestro piso. La usó para cortar unos muebles artesanales porque iban a vender la casa de sus padres, pero se le rompían las cuchillas y entonces decidió comprar una motosierra. La adquirió por internet y la llevó a casa de sus padres pero no se si llegó a utilizarla». ¿Registró esa casa la Policía durante la investigación?, le preguntó su letrado. «No, de hecho, cuando desapareció Jesús Mari los agentes le pidieron a Andrés que fuera a esa vivienda a ver si estaba allí».
«Cuando vino la limpiadora le pedí que tirase varias bolsas de basura, pero no le dije que no las abriera ni dónde tenía que tirarlas»
Sobre la limpieza de la vivienda que encargó a una empleada del hogar, Merino aseguró que «en ningún momento le metí prisa ni le dije que viniera un día en concreto». Es más, fueron hasta tres las ocasiones en las que esta empleada y otras diferentes acudieron a la casa de la acusada para realizar labores de limpieza. «No puedo utilizar lejía ni productos de limpieza porque me ahogo y tengo problemas en los bronquios», aseveró.
Uno de los días que acudió la empleada del hogar, Carmen Merino le pidió que tirara unas bolsas de basura en las que, según manifestó este martes, «había restos de tierra de unas macetas que había cambiado de la terraza». «No le dije que las tirara en ningún sitio en concreto ni le comenté que no las abriera. Creo que las tiró en unos contenedores cerca de su casa».
En otro momento de su interrogatorio, su letrado le preguntó por el diazepam, que apareció en la autopsia del cráneo del finado. «Jesús Mari tenía problemas para dormir y le dije que tomara una pastilla de las que yo usaba para mi ansiedad. La primera vez durmió seis horas del tirón y luego empezó a tomarlas cuando estaba cansado».
Su letrado también le preguntó sobre la compra de cinco botellas de Ballantine's (whisky escocés ) que los investigadores creen que Merino tomó durante varios días para desinhibirse y poder llevar a cabo la descuartización del cuerpo de su novio. «Una de ellas la compré para celebrar el día de los enamorados y otra me encargó mi amiga Carmen que la comprara y se la llevé a su casa», indicó al respecto.
Punto de inflexión
Una vez que dio su versión sobre estas cuestiones, hubo un punto de inflexión en su declaración cuando le preguntaron por el día en que apareció el cráneo. «No sé si voy a poder», apuntó Merino entre sollozos y tras un silencio.
Entonces relató que pasada la medianoche, recibió una llamada de Carmen Mendoza. «No entendía lo que estaba diciendo. Cuando estaba de 'colocón', cuando bebía mucho, me llamaba. Le dije que iba a su casa. Pero al llegar me dijo Ana (hermana de Carmen Mendoza) que no subiera hasta que viniese la Guardia Civil. Entonces bajó Carmen y me dijo: 'Tengo un regalo para ti, tengo la cabeza de tu marido metida en una caja'. Subí a su piso y los agentes me metieron en el salón, pero no llegué a ver la caja ni el cráneo», describió Merino.
Como colofón a su declaración, resaltó que hasta la desaparición de su novio tenían «una buena relación».
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