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Las cafeterías de la Universidad de Cantabria (UC) ya no hacen negocio. Primero cerró la de la Escuela de Caminos; luego la de la Escuela de Industriales y Telecomunicaciones; y el Gobierno del campus ha reaccionado a tiempo antes de que se clausure otra, ... la del edificio que comparten las facultades de Económicas y Derecho. «Nos han escuchado y es de agradecer», explica Jesús Martínez, responsable de este negocio. La institución académica ha firmado con la concesionaria una reducción del 50% en el alquiler del espacio, «por el que cobraban hasta ahora 2.800 euros mensuales», detalla Martínez. Es una rebaja que hace viable el negocio.
«Es que aquí ya no podíamos venir a perder dinero. Venimos a dar un servicio, a sobrevivir, pero no podemos perder más», insiste Martínez, que hace unos días celebraba el gesto del vicerrector de campus, Mario Mañana. El arreglo ha consistido en una liberación de espacio de la cafetería para crear un comedor para estudiantes, una vieja demanda de los alumnos. «Así ganamos todos. Ellos me rebajan la cuota y nosotros liberamos esas mesas para uso generalizado, dado que no lo necesitamos porque el negocio ha bajado», concreta el responsable del establecimiento.
Los alumnos habían reunido más de 1.300 firmas para presionar al campus y que desde el Rectorado se mantuviera un servicio que consideran esencial de la vida universitaria. Todo ello tuvo eco mediático, pero de fondo sobrevuela un problema de cambio de hábitos.
La pandemia trajo un cambio en la rutina de clases, aulas telemáticas y los alumnos han cambiado sus costumbres y pasan menos tiempo en el campus: «Ya no hay tantos alumnos como antes. Igual sí que se matriculan, pero por aquí no pasan. No vienen tanto a las clases y eso que pasaba antes de que tenían clases por las mañanas y prácticas por las tardes, ya no es así», lamenta Martínez. Ahora es raro ver a jóvenes comiendo en el campus, y muchos de los que lo hacen traen la comida de casa. Aún con todo, son muchos los que defienden las cafeterías como una parte fundamental de la vida universitaria.
«Son un espacio esencial. Hay que reabrir las que están cerradas y hay que mantener las actuales», explicaba a inicios de verano Alejandro Hernández de las Casas, uno de los jóvenes que promovió la recogida de firmas para que el negocio de Económicas permaneciera abierto. «Tenemos la esperanza de que esto sirva para que desde el Rectorado se tomen medidas porque estos espacios de convivencia y socialización dan sentido a la vida universitaria», afirmaba; aunque cada vez se usan menos...
La de Económicas y Derecho permanecerá abierta al menos durante el presente curso. «No sabemos cómo estaremos el año próximo, pero de momento este está garantizado», asegura Martínez.
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