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A cuántas generaciones de jóvenes ya no les suena de nada el 'póntelo, pónselo'. Les queda demasiado lejos aquella campaña de concienciación impulsada por Sanidad a finales de los años ochenta, principios de los noventa, en respuesta a la alarmante situación generada por culpa ... de la amenaza del VIH/sida. Con el tiempo, el avance de los tratamientos convirtió en una enfermedad crónica aquella temida infección de transmisión sexual que causaba la muerte. Su control contribuyó a que se bajara la guardia con la protección. Hasta el punto de que en la actualidad las autoridades sanitarias constatan con «gran preocupación» el progresivo aumento de las infecciones sexuales, especialmente entre los adultos jóvenes.
La gonorrea y la clamidia, que son las más frecuentes, se han disparado, como confirman los registros de la Dirección General de Salud Pública (son enfermedades de declaración obligatoria). Solo el año pasado se contabilizaron 109 casos de la primera, sobre todo en hombres, con un aumento del 127% respecto al balance de 2018. Y 178 de la segunda (esta más extendida entre las mujeres), un 138% por encima del balance de cinco años atrás. Pero ese incremento viene de mucho antes -Sanidad habla de más de diez años- y solo refleja la parte del problema que llega a las consultas. Es difícil de estimar la prevalencia real cuando muchas veces se sufren de forma totalmente asintomática, lo que a su vez favorece aún más su propagación silenciosa.
Carlos San Martín
Sexólogo
El sexólogo Carlos San Martín, coordinador del Centro Interdisciplinar de Psicología y Salud, Cipsa, de Santander, echa la vista atrás para explicar que «el miedo al sida llevó a protegerse de forma muy importante hace treinta años. Hubo mucha concienciación del riesgo y se generalizó el uso del preservativo, ya no solo para prevenir embarazos no deseados sino también para evitar infecciones. Sin embargo, ya no hay esa cultura de la doble protección: se utilizan anticonceptivos sí (píldora, parche...), pero que no previenen de las infecciones de transmisión sexual». El año pasado se diagnosticaran en Cantabria 27 nuevas infecciones de VIH (20 hombres y 7 mujeres), una cifra que puede parecer nimia, si no fuera porque suponen 17 más que en 2021. Es decir, casi el triple en un solo año -aquí la media de edad de los afectados está en los 45 años-. Además, el informe de Sanidad recoge 45 diagnósticos de sífilis, con predominio también en hombres y una edad media de 37 años.
Barómetro
Recomendación
«El problema de fondo es que no ha habido contrapeso. La cultura de la educación sexual dejó de considerarse una necesidad, lo que ha contribuido a que la percepción del riesgo decayera», opina San Martín, director también del Observatorio Nacional de Salud Sexual. «Incluso se dan hábitos de riesgo sistemático». Recuerda que, según datos del barómetro del ProyectoScopio, «el 45% de los jóvenes de 15 a 29 años ha practicado sexo sin protección, pese a conocer los riesgos. Es más, un 25% dice hacerlo de forma habitual y un 15% confiesa que le compensa aunque exista la posibilidad de contraer infecciones sexuales». Pero en ocasiones las consecuencias pueden ser graves. No hay que olvidar que el Virus del Papiloma HUmano (VPH), que también es una infección común, puede derivar en cáncer de cuello de útero, siendo «la segunda neoplasia maligna que más muertes causa entre las mujeres a nivel mundial», como apunta Sanidad.
Por eso tiene claro que «el mejor antídoto es la educación sexual, llevamos años insistiendo en ello, aunque parece que predicamos en el desierto. Peor no hay voluntad política para hacerlo». Los talleres afectivos-sexuales que se imparten hoy en día en el ámbito educativo, por ejemplo, son «poco más que anecdóticos, cuando debería ser algo transversal, ya no solo para prevenir infecciones sino también para educar en la cultura del respeto y la tolerancia», sostiene. Porque «se está generalizando la violencia sexual. Un estudio reciente de la Universidad de Orense señala que la edad media a la que los niños acceden al porno son los once años, lo que acaba generando una manera de entender la relación sexual totalmente disfuncional», advierte.
Desde la Consejería de Sanidad se hace un llamamiento a toda la población, pero en especial a jóvenes y adolescentes, para que practiquen sexo seguro (con preservativos, condones femeninos o barreras bucales) para reducir los contagios. Y acudir al médico a la menor sospecha de infección -dolor, hinchazón, picazón, sarpullidos, ardor al orinar o flujo vajinal de olor, color o textura diferente al habitual, entre otros síntomas- para controlar cuanto antes su evolución y evitar así no sólo infecciones a otras personas, sino complicaciones serias en uno mismo.
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