Un calamar de 28 kilos y tres metros: del supermercado al Oceanográfico de Santander

Las dependientas disfrutaron ayer de la novedad y de ilustrar a los clientes sobre el curioso pico del cefalópodo. «Tiene un pico como el de un loro, para partir los mariscos y pescados que se come», explicaban. Junto a este, los calamares del día a día y las hermosas rodajas de bonito parecían insignificantes. «En cuanto anunciamos que teníamos este ejemplar, el Instituto Oceanográfico se puso en contacto con nosotros para estudiarlo y se lo vamos a donar», explicó el Israel Saro, especialista de pescado de BM en Cantabria.

«No es un espécimen nada común de ver. Este tipo de calamar de gran tamaño está en aguas muy profundas y no es fácil pescarlo y mucho menos que esté en muy buenas condiciones porque suelen aparecer varados», explicó Isabel Castillo, del departamento de biología del Museo Marítimo del Cantábrico.

Al principio se pensó que se trataba de una pota, pero el departamento de biología del museo confirmó por las imágenes que «no es ni pota ni sepia, seguro; se trata de un calamar, pero para determinar qué tipo, hay que esperar a examinarlo». Lo harán este lunes en el Instituto Oceanográfico, donde realizarán al ejemplar una disección para investigar las condiciones de salud y contarán el número de ventosas y otros elementos del cuerpo para poder determinar con exactitud de qué tipo de ejemplar se trata. Acerca de su destino, es pronto para concretarlo, pero tras su paso por el Oceanográfico, podría terminar expuesto en el Museo del Cantábrico, junto a otro calamar gigante que existe de ocho metros de largo, aparecido en Pechón.