«La calidad del vino cántabro está creciendo»

-En 2013 creó su propia empresa junto con otro socio. ¿Por qué decidió importar vinos españoles al otro lado del mundo?

-En ese año creé mi empresa, pero yo solo. Es en 2017 cuando incluí a un socio en la compañía. Llegué a Nueva York en 2008 y al principio comencé a trabajar en un restaurante español en Manhattan. Ahí es cuando empecé a interesarme por el vino. Nos dieron varios cursos y nos enseñaban. Luego decidí hacer algo conectado con España y se me ocurrió hacerlo con el vino, por lo que me especialicé en vinos españoles.

-¿Apuestan por pequeñas marcas españolas o también de otras partes del mundo?

-En mi empresa trabajamos con vino 100% español. Desde 2010 estuve trabajando para otro importador y trabajamos con bodegas de todos los tamaños. Pero con mi empresa quería trabajar con bodegas y productores pequeños, siendo todo 100% producto español.

-¿Qué tipo de consumidor hay en un país como EE UU?

-Es un consumidor educado, con conocimientos de vino. Aquí, se prueban vinos de todo el mundo y están expuestos a muchas variedades y tipos de vino. Es un consumidor que no le importa pagar, si la calidad es buena. Es un mercado muy apetecible, porque lo saben apreciar. Esto en España no ocurre, porque apenas hay vinos internacionales.

-Desde Trump las importaciones se han complicado. ¿Cómo le ha afectado a usted?

-Me afectó mucho. Hemos estado un año y medio con los aranceles de Trump, lo que suponía un 20% extra en precio. Hemos estado ajustando precios y los clientes se han visto perjudicados. Lo hemos llevado de la mejor manera posible, con ayuda de las bodegas españolas, pero hemos asumido las pérdidas entre ambos.

-Además, invierte en una bodega de Cantabria..

-Sí, esto empezó hace un año y medio. Como toda mi vida está en Estados Unidos, me animé a hacer algo para estar conectado aún más con mi tierra. Decidí que quería invertir algo en Cantabria. Hice una pequeña búsqueda de las bodegas que había y encontré a Bodegas Sel D'aiz. Se encuentra en el valle de Toranzo y contacté con ellos. Les propuse crear una sociedad y, al final, hemos creado un equipo entre los fundadores.

-Aunque a Cantabria se la conoce más por otros productos, el vino producido aquí está empezando a despegar

-Sí. La calidad de los vinos de Cantabria está creciendo y las variedades que se están plantando se han adaptado muy bien al clima de la zona norte de España. Cada vez se hacen mejor los vinos.

-Además, tiene una agencia llamada Next Play Sport, con la que concede becas universitarias deportivas en Estados Unidos y colabora con centros educativos e instituciones deportivas de Cantabria.

-Este es mi último proyecto. Lo empezamos en noviembre del año pasado. Quería salirme un poco del vino y hacer algo con lo que realmente es mi pasión, que es el deporte. Creé una agencia de obtención de becas universitarias a través del deporte. Colaboramos con varios centros educativos, como con el Colegio Los Escolapios o equipos de fútbol, como puede ser el equipo de Revilla, para que los jóvenes vengan preparados a la edad universitaria y para venir a Estados Unidos. También colaboramos con gimnasios. Nuestro objetivo es encontrar el talento de los estudiantes atletas y que estén interesados en venir aquí, y que puedan conseguir algún tipo de beca para poder estudiar, porque aquí es muy caro.

-Lleva trece años viviendo en Estados Unidos, pero ha crecido en Santander, ¿cuál es su rincón preferido de Cantabria para tomar un buen vino? ¿Qué vino elegiría?

-Siempre me ha gustado ir al faro y tomar unas rabas y una cerveza. Pero para tomar un vino, cualquier zona del centro de Santander, en la calle Arrabal, o en la Bodega Cigaleña. Soy de los vinos de Ribera del Duero, me gusta mucho lo que hay allí.

-¿Cuál es su siguiente reto?

-Mi reto ahora mismo es que Next Play Sport despegue. También, dar el lugar que merece a la bodega y que la gente conozca los vinos que hay en Cantabria. Tengo más ideas. Una de ellas es ofrecer a los deportistas estudiantes de Cantabria cursos de verano en Nueva York. Entre uno o dos meses, que el estudiante aprenda inglés, junto con el deporte.