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eva garcía
Santander
Domingo, 5 de septiembre 2021, 07:44
Para muchos, la comúnmente conocida como 'caloca cántabra', es el alga molesta que nos encontramos al bañarnos en la playa. Sin embargo, para ... los científicos, el alga gelidium es una fuente de agar, molécula crucial como base de los medios de cultivo, usados en microbiología y alimentación. Junto a Asturias, Cantabria es la mayor productora de este tipo de alga, y convierte a España en el principal fabricante.
Del agar se obtiene la agarosa, fundamental en técnicas de purificación en bioprocesos para la obtención de medicamentos, como la purificación de proteínas y anticuerpos para fabricar vacunas, insulina, el aislamiento y réplica de ADN, etcétera.
Para obtener el agar utilizado en microbiología, es imprescindible que el alga sea pura porque debe facilitar el crecimiento de microorganismos. Y esta obtención de algas sin impurezas se logra mediante la técnica de arranque, método permitido solo en Cantabria y Asturias. ¿En qué consiste? La técnica es llevada a cabo por buzos profesionales y acreditados que extraen el alga dejando un resto de biomasa para su regeneración, ya que la caloca es un recurso renovable. El arranque está regulado por la Administración Pública, que fija el número de barcos autorizados, las fechas en las que se puede recolectar y los cupos de extracción permitidos. En Cantabria son 14 los barcos autorizados, cada uno con tres buzos, y la temporada transcurre desde el 1 de agosto hasta el 30 de septiembre. Las cantidades se planifican cada temporada según los estudios previos llevados a cabo por la Consejería de Medio Rural, Pesca y Alimentación, que evalúan la situación de las praderas marinas. En 2020 se recolectaron 622 toneladas en la región (algas húmedas y escurridas), frente a las 2.613 del año 2016.
Germán González | Hispanagar
Para campos como el de la alimentación o la cosmética, la gelidium se extrae mediante la técnica de arribazón, que se efectúa cuando la caloca llega a la playa en épocas de mareas fuertes, generalmente de noviembre a marzo. Las algas que se recogen son aquellas que, al madurar, se desprenden por acción del mar para dar paso a las nuevas y se quedan en el fondo marino. Como no son seleccionadas por los buzos suelen aparecer mezcladas con otras algas, por lo que contienen impurezas y no se pueden utilizar en microbiología, pues inhiben el proceso biológico.
Para esta técnica no hay ni fechas de recogida ni cupos establecidos, se puede recolectar todo lo que expulse el mar, siempre y cuando la persona que efectúe la extracción tenga carnet de recolector de algas y autorización para el uso de tractor en la playa. La cantidad extraída anualmente suele oscilar entre las 1.000 y las 1.500 toneladas de algas secas, mucho mayor a las obtenidas por arranque. Las características de las algas recogidas mediante arribazón son similares a las de otras, como las de la gracilaria, que es cultivable y más económica, por lo que se ha convertido en la alternativa a la gelidium en el campo de la alimentación.
Tras la recolecta, se procede a la extracción del agar. Empresas como Hispanagar, se encargan de este proceso. Germán González, director de compras de la compañía burgalesa, explica que este polisacárido se obtiene de las paredes de las células del alga. Cuando la caloca llega a la fábrica, se lava y se mete en unos tanques con agua a presión durante dos o tres horas. De esta forma, el agar se traspasa del alga al agua. Se extraen las algas de los tanques y queda una disolución de agua con agar, que se filtra para eliminar las posibles impurezas. Con la disolución en caliente, obtenemos un líquido que, al enfriarse, se convierte en una sustancia gelatinosa que se prensa formando «una especie de pergamino de agar prensado» y se seca para ser triturada. Tras este último paso, se obtiene el producto final, un polvo de agar «similar a la harina de trigo».
Y, una vez tenemos esto, ¿qué sucede? La harina se vende a grandes farmacéuticas o cadenas de alimentación. Un ejemplo es Condalab, laboratorio que fabrica y vende medios de cultivo, con Beatriz López como directora de control de calidad. Para la fabricación, el polvo se mezcla con otros ingredientes, peptonas principalmente, para que solo crezca un tipo de bacteria. El medio de cultivo resultante se puede comercializar en polvo, para reconstruir, o en placa Petri -recipiente circular de cristal con el medio ya incorporado- para su uso directo en empresas y hospitales.
Félix Sangari, investigador del Ibbtec y profesor de Microbiología y Parasitología Médicas en la Universidad de Cantabria, es un ejemplo de usuario final del producto. «Trabajamos tanto con el agar, para medios de cultivo, como con la agarosa, la parte más purificada del agar, para hacer la separación de moléculas», explica el microbiólogo. Sangari aclara que, para los medios de cultivo, mezclan un medio nutritivo rico, hecho con carne o extractos de sales minerales, y agar, que es la parte del gel. El conjunto se añade a una placa Petri, donde se favorece el crecimiento de bacterias. Por otro lado, se utiliza una parte más purificada del agar, la agarosa, para la separación de ADN o ARN. Esto es el 90% de la actividad de los microbiólogos con el agar, como afirma Sangari. Además de esto, añade el investigador, con la agarosa crean bolas de menos de un milímetro de tamaño que cubren con elementos como anticuerpos o proteínas, entre otras cosas, que son purificados.
Félix Sangari | Ibbtec
El microbiólogo explica la importancia de valorar los recursos naturales en la ciencia: «Me gustaría que fuéramos conscientes de que el medio ambiente que nos rodea nos ofrece multitud de aplicaciones y soluciones».
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