El cambio de mes y el buen tiempo ponen al límite los servicios municipales en las localidades turísticas

Se habrán topado con muchas escenas. Si salieron el sábado con el coche para ir a cenar por Santander, el Parking Machichaco, por ejemplo, estaba completo desde por la tarde. «Sin reserva, imposible. Completo desde quince días antes», explican a la hora de sentarse a la mesa en Los Peñucas, en el Barrio Pesquero. Sin salir de la capital, el fin de semana se saldó con cincuenta denuncias por beber alcohol en la calle, 28 por aliviarse (miccionar) sin buscar baño y cinco por no tirar algún resto a la papelera.

Pero lo más llamativo estuvo en las zonas de playa del mapa de la comunidad. «Las carreteras de acceso a Somo y Loredo estuvieron a rebosar. Sobre todo en Loredo. Se colapsó». Tanto que, según el relato policial, tuvieron que cortar «desde la rotonda de Rumor» y desviar el tráfico. Un aparcamiento privado abrió algo más tarde de lo previsto. A partir de ahí, atasco y más atasco. «Hubo colas desde la calle de bajada a la playa hasta casi Suesa, que serán cinco o seis kilómetros». El panorama en Somo era de muchísimos coches mal aparcados (hasta dos horas dando vueltas por un sitio) y colas ante los establecimientos comerciales o la hostelería. «Y la playa de El Puntal también estaba abarrotada, apenas se podía pasar».

Lo de Noja se explica con un dato. Pasan de unos 2.700 empadronados a cerca de 80.000 personas. Son los líderes nacionales en desproporción (y en vivienda de uso esporádico). Y este ha sido el fin de semana con más gente en lo que va de año. Se ha notado. Lo confirma Fernando Cerro, jefe de la Policía Local de Noja. A la playa se sumó la recuperación después de unos años del Carnaval de Verano (que se celebró este fin de semana y «hubo miles de personas») y una carrera solidaria el domingo. «Es la playa, más los eventos».

Para hacerse una idea, las llamadas de la centralita de la policía se multiplican «por treinta o cuarenta». «El trabajo es descomunal. El teléfono está sonando continuamente. El Ayuntamiento hace un esfuerzo importante porque tienen claro que la seguridad es determinante con la población disparada, pero es que el esfuerzo policial necesario es muy fuerte y hace falta gente». El fin de semana estuvo la Policía Local, la Guardia Civil y agentes de la Usecic. «Y por primera vez, algo pionero, un agente de la Local participó en el Servicio de Atención Ciudadano con la Guardia Civil». Dice -y lo confirmaba la alcaldesa hace unas semanas a este periódico, que lo más difícil es «la previsión»- que allí aprenden «de un año para otro».

El aparcamiento está regulado (tienen ORA). Alivia, pero cuando se pone a tope es «complicado». «Y el fin de semana que no hace bueno es peor para el tráfico porque todo el mundo quiere salir para algún lado».

De allí a Suances. «Además de los que están hospedados, con el día tan bueno que hizo, viene mucha más gente». También fue el fin de semana más lleno, «se ha notado desde la última semana de julio». Complicado aparcar, refuerzos policiales, mucho tráfico... «Aquí hay dos entradas y dos salidas. Así que las retenciones, cuando hace bueno y hay gente, son habituales», explican.

Con todo, la mejor frase la dan desde Laredo. «Somos un pueblo con población de ciudad. Hay más coches que asfalto», explican fuentes municipales a este periódico. «No había un aparcamiento libre y las entradas a las playas estaban colapsadas de gente y de vehículos». Se juntó el buen tiempo con una manifestación, con conciertos, con un campeonato de balonmano en la playa... Entre eso y los bañistas, la hostelería estaba «desbordada». «Y el domingo, el mercadillo, que supone unas doscientas plazas menos de aparcamiento».

También coinciden. «Por ahora, el más lleno». Y miran de reojo al día 15, festivo y puente. ¿Incidencias? Leves. Aunque con 100.000 personas siempre hay algo, claro. Alguna bronca, a uno que le roban el móvil... Allí lo tienen claro. «Si está nublado, ves coches que entran a Laredo y coches que salen. Pero si hace bueno, no salen». Y este fin de semana no salía ninguno.