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Ayer por la mañana, la misión era despejar de la carretera un autobús volcado. Y para allá se fue un camión especialmente preparado para correr el rally Dakar, un vehículo de campeonato que ha convertido a Alberto Méndez, Gustavo Castro y Javier Martínez en un ... equipo «súper eficaz» a la hora de retirar coches, furgonetas, otros vehículos pesados y hasta buses municipales en las calles de las poblaciones más castigadas por la DANA. Al volante, dos vecinos de Maliaño (Méndez y Castro) que han competido en la mítica carrera bajo el patrocinio de Naturhouse, la empresa que también corre con todos los gastos de su aportación solidaria a Valencia.
«Esto surgió el sábado. Nos dijimos: este camión parado sería muy necesario allí. Y Kilian Revuelta, el dueño de la firma, nos dijo: ya estáis tardando en salir». El vehículo es un 6x6, «con tres ejes traccionados y un montón de caballos. Muy equipado. Hasta con grupo electrógeno».
Se les unió Martínez, un policía nacional de Santander. Y a las cinco de la tarde del domingo empezaron a trabajar. «No paramos hasta la noche del lunes y nos fuimos a dormir a la una de la mañana. No he calculado las horas», bromea Méndez, que añade que, desde el minuto uno se pusieron a las órdenes de la UME (Unidad Militar de Emergencias) del Centro de Mando de Paiporta. Les destinaron a despejar carreteras y caminos en esa localidad, en Alfafar, Catarroja... «Hemos estado sin parar en diez pueblos». La idea era permanecer en la zona hasta hoy, miércoles.
Lo que han visto los tres cántabros son «millones de voluntarios por todas partes», solo que «unos más útiles que otros». A ojos de Méndez, ahora mismo, «allí no se necesita nada. Cuando la gente sale en las televisiones diciendo que necesita ayuda se refiere a que les hace falta retirar escombros y limpiar el barro. No piden productos de primera urgencia, como agua, porque las gasolineras están llenas de garrafas. Los supermercados ya están abiertos y el pillaje nocturno no es por necesidad. Lo que reclaman son máquinas para despejar los caminos y palas para sacar rápido el lodo. Está haciendo buen tiempo y si eso se queda ahí... Por desgracia, queda trabajo para muchísimos meses..».
El camargués explica que en la mayoría de las viviendas se han restablecido la luz y el agua corriente, aunque siga sin haber por las calles. Cuando llegan ciertos artículos, «los propios vecinos de los pueblos lo acarrean y distribuyen porque saben donde vive la gente mayor, los necesitados...». Al hilo, apunta que «a algunos más abusones les han tenido que parar los pies para que no cojan de más».
Estos días han sido para ellos de labor codo a codo con bomberos, con policías (también militar) de todas partes de España y con el ejército, cuyos efectivos «se están empleando a fondo». Pese a ello, han comprobado que «la gente cena en los portales para cuidar sus negocios y sus casas y, supongo, porque no pueden dormir. Nosotros hemos llorado lo poco y lo mucho... No sé como nos vamos a curar de esto. Seguro que tarde o temprano nos pasará factura».
En medio del caos, Méndez da gracias por haber ido acompañados por un policía nacional: «Nos ha dado la vida. Javier consiguió los mapas, nos ha movido por las localidades, ha hecho gestiones, ha resuelto cosas...».
Otros buenos recuerdos -aparte del agradecimiento continuo de los valencianos- son anécdotas, como haberse comido una hamburguesa del famoso cocinero José Andrés, que estaba en el Centro de Mando. Méndez cita, además, a la cantidad de amigos y conocidos que les han ofrecido bizum para apoyarles con los gastos. «Nos han desbordado. A todos los hemos dicho que no queríamos nada, que a nosotros nos lo paga todo Naturhouse».
Entre lo malo, Méndez se guarda una imagen. El susto de ver a dos niñas de unos siete años andando de noche por el barro. «Iban solas. Nos dijeron que a coger el tren. Y es que venían detrás los padres, tirando de maletas. Les ayudamos a cargarlo todo, también las cogimos a ellas en brazos. Los padres nos contaron que tienen casa y coche, pero que se marchaban del pueblo para que las chiquillas no vieran lo que estaba pasando. Fue muy duro».
El camión que tanto ha trabajado tampoco vuelve indemne: en la noche del lunes se llevó un golpe en una maniobra: «Entre lo difícil que ha sido todo, la falta de luz, el cansancio...».
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