Secciones
Servicios
Destacamos
«Nadie quiere la pobreza, nadie está orgulloso de ser un pobre, pero de repente un día te das cuenta de que lo eres, y que hay que ver la mejor manera de superarlo». Con 52 años, sí, «pobre, pero sin complejos». Tiene miedo ... a asomarse a las páginas de este periódico, temerosa de «meter la pata», pero en absoluto insegura. Idealista hasta las cachas, habla de sus pequeñas/grandes tragedias personales, «pero solo a ti ¿eh?, que no quiero que alguien se enfade». Sincera en grado superlativo, se fía de la periodista y no le oculta casi ningún rasgo de una vida hecha a veces a girones, siempre a machamartillo y trufada de dificultades -seguramente de más de mil miedos-. Esta izquierdista radical, del tipo martillo pilón, que soñaba con ser cirujana y que tuvo que conformarse con conducir un camión, exhibe como entre sus mayores logros «haberme hecho a mí misma, no deber nada a nadie, haberme ganado lo poco que tengo».
Josefina Acebo Crespo -Fyna- encabeza la lista de IU+Independientes por Cayón tras un proceloso y complejo paso por Podemos que le ha dejado alguna cicatriz. Se autodefine en su perfil de Facebook como «Ave Fénix» -el águila que renacía de sus propias cenizas- seguramente porque se adapta completamente a esta mujer de aspecto frágil, voluntad recia, sonrisa abierta, activista hasta el paroxismo, que hace mucho tiempo abrió un despacho para recibir a los ciudadanos. «¿Dónde?, en la calle, mujer», ríe, «que es donde están los problemas reales de la gente».
A los 15 años se casó sabiendo que estaba abocada al fracaso personal pero entonces «las cosas eran así y con esa edad poco podías decidir». Con aquel episodio, del que prefiere que no escriba -«no deseo ofender», quedaron borradas de un plumazo las ilusiones de una chavala que soñaba con poder estudiar una carrera, «siempre tuve la ilusión de haber sido cirujana o veterinaria pero las circunstancias, y la falta de medios económicos, me dejaron en la EGB». Tantas ganas tenía Fyna de estudiar que recordar ahora lo que no pudo ser le produce «mucha frustración y algo de rabia, es lo que tiene haber nacido en una familia pobre». No olvida a una maestra del colegio de su pueblo, la señorita Marisa, «que siempre me decía que tenía capacidad para estudiar, que no dejara de hacerlo pero, mira, aquí estoy sin más titulo que el de camionera».
Dinero no tendría esta mujer nacida a la orilla del desfiladero de la Hoz de Las Caldas, pero sí tesón y fuerza. Así que, una vez situada en un camino vital en absoluto elegido, Fyna trabajó en todo lo que salía. «He sido camarera, cosedora en una textil que hacía fundas de sofá... En todo lo que me permitiera ganar un sueldo digno». Porque esta mujer, madre prematura, que físicamente parece decidida a no abandonar la juventud, que podría, incluso, parecer quebradiza, ha hecho trabajos de hombres «y a mucha honra». Quería ganarse la vida y abandonar aquella pobreza que se empeñaba en perseguirla con saña y, puesta a tomar decisiones, ¡vaya que si las tomó! Y nada menos que se 'sacó' el carné de conductora de camiones de transporte, y sí, se hizo camionera con 30 años, «la primera de Cantabria».
Sería tirado colegir que en un mundo rudo y hombruno Josefina fuera discriminada pero entonces apareció otra de sus virtudes, sacar lo bueno que a veces esconde hasta una mala vida «y fui feliz aquellos años, bien tratada por mis jefes». «Trabajé con una empresa de contenedores de Torrelavega y no tengo más que buenos recuerdos». Avanzó por trochas, que por mucho que las decoren no son caminos fáciles, y llegó a coordinar un centro de logística «con once hombres a mi cargo». Ahí queda eso. Ya me lo había advertido: «Los pobres no somos vagos».
Un desdichado día llegó lo peor que podía ocurrirle a una mujer fuerte y valerosa, en absoluto acostumbrada a que alguien le solucione la vida, y descargando un camión «me partí la espalda y quedé maltrecha, incapacitada para trabajar físicamente pero con una pensión mínima». Y regresa entonces a nuestra conversación la palabra dignidad: «Somos una pieza más de lo que ha destrozado esta crisis, que no ha conseguido quitarnos la esperanza, que nunca dejaremos de luchar».
¿Luchadora solo? No. Fyna es, además, combativa «idealista, quizás demasiado, reivindicativa y tenaz». Así se define quien dice saber que «nunca llegaré a ser nada, pero duermo de un tirón y eso no tiene precio».
De la Plataforma de Afectados por la Hipoteca a Podemos y a IU+Independientes por Cayón, en una localidad donde PP y PRC multiplican por cero a la izquierda, «porque aquí no hubo transición política». «Aquí la derecha no ha dejado nunca de mandar». Pero la palabra 'rendirse' no está en el vocabulario de esta cayonense de corazón, a la que no le importa ser un remedo de David cuando no olvida que el pequeño pastor acabó con Goliat y que no lo hizo a golpes sino usando con destreza una honda. Ya se sabe, más vale maña que fuerza. «Flipas», que le gusta apostillar
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.