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Este mes, niños y adolescentes ya tienen permiso para fantasear con el verano: un chapuzón en el mar, descender un río en canoa, dormir bajo las estrellas o corear temas de Amaia alrededor de la hoguera. Los campamentos y talleres de verano se presentan como ... respuesta a estas y otras expectativas de disfrute. De hecho, este año están súperdemandados. «Se nota que hay muchas ganas de hacer cosas».
Habla Pedro Bellota, de La Escueluca y secretario de la Agrupación de Empresas y Servicios Educativos de Cantabria (Aespecan). Luego de dos años marcados por las restricciones, el verano se presenta más prometedor. «Los campamentos se están planeando en términos de normalidad», dice Bellota, sin perjuicio de cumplir, añade, con las recomendaciones de las guías de Sanidad.
La Escueluca ha presentado ya buena parte de su oferta: campamentos urbanos, talleres, cursos de programación y robótica... La respuesta es formidable. «Es una avalancha. Hay mucho interés», revela Bellota. Muchos de los proyectos están «prácticamente» completos. «La gente está deseando inscribirse. Hay muchas reservas y demanda anticipada».
Quien también ha presentado su programación estival es la Dirección general de Juventud. Ha puesto sobre la mesa 375 plazas repartidas en quince campamentos, y otras 115 divididas en 81 campos de voluntariado por España y Europa. La inscripción está abierta.
Con medio millar de plazas sobre la mesa, la propuesta ha crecido respecto a 2021. ¿Por qué? «Los jóvenes han estado sin actividad estos dos años y han pagado un precio muy alto en la pandemia», reflexiona Alicia Renedo, directora general de Juventud, por lo que, «previendo una alta demanda» y en aras de procurar un ocio saludable y velar por la salud mental, su Dirección ha querido «reforzar» las alternativas estivales. Su pronóstico se ha cumplido: están recibiendo «llamadas y llamadas», y en las oficinas de información juvenil casi no dan abasto. «La demanda es altísima. Hay ganas de recuperar la actividad».
Los campamentos regresan con «normalidad» y sin medidas covid excepcionales. Las mismas que rigen la convivencia social. «No hay que estigmatizar a los jóvenes», incide Renedo.
Las empresas integradas en Aespecan llegan a 2022 después de pasar dos años penosos. «Ha sido una época bastante compleja», admite Alberto Aja, al frente de La Panda. Pero este verano se antoja «más esperanzador». La Panda organiza ludotecas, talleres y, entre otras cosas, dotan de contenido los multitudinarios campamentos en la finca El Mazo, en Rada. En general, «se han anticipado las reservas y las familias tienen ganas de recuperar la normalidad. La tendencia este verano es al alza», constata Aja, cuya empresa ya había notado este impulso en los periodos lectivos y no lectivos del curso.
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