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Al pasear por la senda fluvial del Pas este domingo la pregunta era obligada: «¿Cuándo vienen los salmones?». Y la respuesta de los pescadores era de resignación: «Eso nos gustaría a nosotros saber, mira que les hemos dicho que es la hora de comer, pero ... no quieren mosca ni nada, no tienen apetito». Y no es que no salieran para el mediodía, es que no asomaron en toda la jornada, la primera de la temporada para la captura de esta especie, y también de trucha. Tampoco sonó la campana en el Asón. «No hemos visto ni uno desde primera hora de la mañana», lamentaba ahí, lance tras lance, Irene con su caña. Hasta las 15.00 horas de este lunes hay para dar con ese primer ejemplar, el codiciado 'campanu', y poder celebrar la subasta organizada en Piélagos. De lo contrario, no habrá nada por lo que pujar ni que llevarse a la boca por segundo año consecutivo.
Seis semanas tardó en salir el 'campanu' la pasada campaña salmonera −por el que se pagaron 4.000 euros−. Pero los ríos arrancaron entonces con un caudal paupérrimo a diferencia de la que se inició este domingo que, según aludían agentes de Medio Natural, «empieza con unas condiciones idóneas». Pero ahí abajo no hubo nada que picara. «El río está muy bien, pero no hay ni un salmón», aseguraba Luis, pescador venido desde Guipúzcoa en el coto de Covachón del Pas. Sí vieron un ejemplar aleteando un poco más arriba, ya en el coto de Puente Viesgo. «Tenemos ahí un cheque regalo que vale miles de euros», ironizaba Pedro, procedente de La Rioja, mientras cortaba sedal con sus dientes. «Esto es un desastre, cada temporada peor, en ese pozo no tendría que haber uno, tendría que haber diez», añadía Alfredo, que acompañaba a Pedro.
Que en el sorteo de permisos te toque el primer día para poder pescar en los cotos es una clase de lotería ya que, si alcanzas la gloria, además del prestigio, te llevas un buen pellizco. Sin embargo, Pedro ante la falta de éxito, incidía con buen ánimo en que «el dinero son solo billetes, para mí la pesca es mucho más» y concretaba que «tampoco consiste únicamente en sacar peces», sino en disfrutar del propio ritual que lo rodea. Igual lo ve otra compañera que a esas horas estaba en el Asón, Irene, que destacaba que: «Igual a los hombres les gusta más la victoria, pero a mí me aporta mucho estar aquí con los amigos y disfrutar del entorno».
Independientemente del motivo que le lleve a uno a lanzar la caña, lo cierto es que cada temporada parece complicarse el asunto. «Otras veces se veía más movimiento de peces y había más esperanzas», lamentaba Irene, que lleva 15 años acudiendo con su familia a practicar en el Asón su pasión. Y en la misma dirección apuntaban Nacho y Javier, llegados de Bilbao y que pescaban en el mismo coto que ella, en Batuerto, al asegurar que el problema de Cantabria es que «cada vez tiene menos salmones». Hasta este lunes a las 15.00 horas hay margen para que aparezca al menos uno, da igual su tamaño o peso, tan sólo hace falta que sea el primero en ser capturado en la región para ser subastado en Piélagos. En el caso de que no se pesque, la puja se trasladará al domingo.
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