
«El campo es muy duro: conciliar la vida laboral y familiar es casi imposible»
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Marta García Martínez dejó su trabajo en Valdecilla para volver al campo y ser ganadera | Asaja ha reconocido el valor innovador de su explotaciónMarta García cuenta que a ella le salieron los dientes ordeñando vacas pintas en Villacantid (Hermandad de Campoo de Suso). Después, como muchos de su ... generación -tiene 37 años-, dejó el pueblo para estudiar en Santander. Se hizo auxiliar de Enfermería y empezó a trabajar en Valdecilla. Lo peculiar de su caso es que un día pidió la cuenta para volver al campo y montar una explotación de ganado en Soba. Ahora acaba de ser seleccionada como finalista al premio Joven Agricultor Nacional Innovador, que convoca la Asociación Agraria de Jóvenes Agricultores (Asaja).
-¿Qué significa este reconocimiento?
-A mediados de octubre se hace el congreso de jóvenes agricultores a nivel europeo. Los finalistas de los países miembros vamos a ir al Parlamento a hablar sobre la agricultura en Europa. Conocer a gente de otros países, ver qué experiencias se están desarrollando y tener un cambio de impresiones y conocimientos es lo más importante.
-¿Cómo fue su vuelta al campo?
-Ahora estamos en Cañedo, donde debe de haber treinta habitantes, una población muy mayor. Mi marido y yo somos de Campoo -él de La Lomba y yo de Villacantid-, y nuestras familias siempre se dedicaron a la ganadería. Yo hice auxiliar de enfermería, trabajé en Valdecilla... y me marché. Los dos queríamos vivir del campo, pero no teníamos un centímetro de terreno. Compramos una casa, unas fincas alrededor y en 2013 decidí hacer la incorporación a la ganadería con un plan de desarrollo rural. Puse 33 vacas casinas, y luego yeguas monchinas, catalogadas como especies en peligro de extinción. En 2014 pedí un plan de mejoras para construir una nave de 700 metros cuadrados para las vacas y 900 de corrales, y a funcionar. Tenemos 150 vacunos y 51 equinos.
-¿Su marido lo tenía tan claro como usted?
-Rubén (Seco) es un apasionado del ganado, le encanta. Es veterinario clínico, un enamorado de los animales que disfruta con ello.
- ¿Cómo son sus jornadas?
- En invierno nos levantamos a las siete. Echo de comer a las vacas, doy una vuelta a ver si están bien todos los animales; limpio la cuadra y voy a casa a desayunar. Por lo general, hay que ir a Ramales a hacer papeles, porque nos come la burocracia. Luego, como cualquier madre, lavo, plancho y cocino. Después de comer, siempre hay algo que hacer, en casa o fuera. A las seis, vuelta a la explotación, y bajamos sobre las diez. En verano, los animales están en el monte. Entonces me levanto, voy con el coche hasta donde me permite la pista y voy a andar al monte. Tardo dos horas en llegar hasta ellos y otras dos en verles -a todos, ¿eh?-, y con las mismas me bajo a casa; a veces llego a la hora de comer y a veces me dan las cinco arriba.
-¿En qué se diferencia su explotación de las demás?
-Apuesto por el medio rural. He metido un sistema de innovación de un avisador de partos, para estar presente en todos y garantizar que todo va bien. Tengo, por seguridad y vigilancia, un sistema de cámaras dentro y fuera de la nave que me permite tener controlados los animales. A los sementales los tengo localizados con GPS. Para poner en valor el parque natural (Collados del Asón), muestro a la gente lo que hago, haciendo visitas guiadas en verano para ver el ganado; en invierno también enseño las instalaciones y el manejo de los animales. Ahora tengo en proyecto construir una especie de hotelito rural para que los visitantes puedan disfrutar de la ganadería un fin de semana.
-¿Por qué no hay más gente trabajando en el campo?
-Porque hay que trabajar mucho y ser muy hábil y estar muy pendiente de los papeles. El tema burocrático es bestial y hay que estar muy puesta, leer normativas... yo desayuno leyendo el Boletín Oficial de Cantabria. Si no lo haces así se van subvenciones, plazos, no cumples requisitos... La gente igual prefiere trabajar por cuenta ajena, de lunes a viernes... El campo es muy duro, son 365 días, y eso de conciliar la vida laboral y familiar es casi imposible.
-¿Y usted, por qué lo hace? ¿Vocación?
-Las vacas no las tengo por hobby. Yo no hago cuernos: hago carne. Tengo vacas para hacer carne, para producir alimento. Soy una empresaria, con una empresa como pueden tener Bosch o Mercadona: mi empresa me tiene que dar dinero, porque tengo contratadas dos personas y las tengo que pagar todos los meses, o sea que... y esperamos seguir creciendo. Y sí, es vocacional, claro.
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