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Las señales estaban ahí. La dificultad añadida para apagar los incendios por culpa del viento sur, el febrero más cálido en más de medio siglo ... o la postal anticipada de los cántabros paseando por la playa en camiseta. Era sólo un síntoma más de un mapa meteorológico cada año más indescifrable. Después de una recta final de invierno especialmente cálida, abril ha dado una tregua al ascenso de las temperaturas y entró esta semana con intermitentes trombas de agua, y hasta granizo, en diferentes puntos de la región. Lo que para algunos significa el fin de las tardes al sol y un menor movimiento comercial, para el sector agrario, por contra, supone un alivio necesario.
«Llovió el 3 de febrero, tuvimos que esperar un mes para que volviera a llover el 4 de marzo, y no hemos visto agua desde entonces hasta esta semana», resume Ignacio Parraza, de Hortalizas la Colina, en Gama, uno de los agricultores que recibe la llegada del agua con agrado. Le preocupa, eso sí, que no termine siendo tanta a lo largo de la primavera, una estación que «se nos ha adelantado un mes y donde lo normal es que llueva». La necesidad de adaptar su trabajo al cambio climático es una realidad para todo el sector. «El refrán decía 'marzo ventoso y abril lluvioso, sacarán a mayo florido y hermoso'. Pues ni marzo ventea, ni abril llueve...», lamenta el agricultor.
Gaspar Anabitarte, secretario general de UGAM-COAG, se expresa en los mismos términos: «Lo normal es esto, no lo que ha habido hasta ahora». El representante gremial acusa «lo raro» que ha sido el clima en las últimas semanas, y sobre todo, «la necesidad de agua que tenía el campo después de un invierno tan suave».
La opinión se repite en boca de Pedro Gómez, de Asaja Cantabria, quien asegura que «las precipitaciones eran muy necesarias a estas alturas». Y lo que es mejor: el único factor que podría haber puesto en riesgo la buena noticia, las esporádicas rachas de granizo, «no han tenido un impacto grave en los cultivos». A pesar de no tratarse de unas lluvias muy fuertes, Gómez agradece el fin de «un invierno irreconocible tanto en temperaturas como en precipitaciones».
Eduardo López es gerente de Campoberry, empresa que tiene plantadas hasta once hectáreas de arándanos, frambuesas o moras, en Güemes. Aunque la llegada del agua ha sido positiva también para él, teme que el granizo haya podido dejar estas variedades más sensibles un poco «marcadas». «Todo se está adelantando», extrae cuando mira al cielo, al tiempo que pide «que granice, llueva o nieve, pero en su debido tiempo». No es cosa suya; todos acusan la incertidumbre que significa trabajar con el cambio climático.
El pronóstico meteorológico apunta a que subirán las temperaturas en los próximos días. Así lo pronostica el delegado de la Aemet en Cantabria, José Luis Arteche: «Las temperaturas continuarán hoy un poco bajas y el tiempo seguirá inestable, pero remontarán a lo largo de sábado, primero, y sobre todo el domingo, que dejará un día mucho más cálido y donde no se esperan lluvias».
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