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Probablemente esta misma semana el Ministerio de Sanidad dé luz verde a la administración de las primeras dosis adicionales contra el covid, después de que su titular, Carolina Darias, anunciara hace unos días que los pacientes inmunodeprimidos recibirán ese refuerzo.
En Cantabria, hay ... 3.723 candidatos a la tercera dosis: son los pertenecientes al denominado Grupo 7 de vacunación, que engloba a las personas en situación de alto riesgo. Forman parte de él, entre otros, los trasplantados, los enfermos de cáncer o fibrosis quística, los infectados por VIH y quienes están recibiendo terapias de inmunosupresión.
No obstante, aún queda por conocerse quiénes, de entre todos ellos, la recibirán, puesto que Salud Pública aún debe valorar a qué tipo de pacientes ha de administrarse. Es de esperar, en cualquier caso, que los trasplantados y quienes estén sometidos a tratamiento oncológico sean los primeros de la lista, a la que luego irán incorporándose otros perfiles.
Se trata de una vacuna de ARN mensajero, que se administra en dos dosis con 21 días de diferencia. Está indicada para toda la población mayor de doce años. Tiene una eficacia del 94,6%.
También utiliza la técnica del ARN mensajero. La pauta completa se recibe con dos inyecciones separadas por un periodo de 28 días. La eficacia es, según el fabricante, del 93,6%.
Es una vacuna de vector vírico, que introduce en el organismo un virus diferente al covid. Se administra en dos dosis con una separación de diez a doce semanas. Su eficacia es del 80%.
Vacuna de vector vírico, tiene como principal característica el ser monodosis. Según los estudios, la eficacia varía según la edad, pero puede llegar al 100% y al 85,4% para evitar casos graves.
De una forma muy sencilla podría decirse que las personas inmunodeprimidas tienen menor capacidad de generar anticuerpos para defenderse contra el covid, pues la respuesta de su organismo a la vacuna es mucho más débil, pero eso es simplificar demasiado. Como explica Marcos López Hoyos, jefe del Servicio de Inmunología de Valdecilla y presidente de la Sociedad Española de Inmunología, hay distintos tipos de inmunodepresión. «Las hay muy raras, las primarias, que estudiamos los inmunólogos, causadas por unos defectos de base genética, y luego están las secundarias, que es un cajón de sastre: puede haber inmunodepresión por sufrir una enfermedad, como cáncer o VIH, o una inmunosupresión por los tratamientos que se reciben».
En cada uno de estos casos, la reacción del cuerpo al recibir la vacuna es diferente. «A día de hoy, hay evidencia de que después de un trasplante de órgano sólido, esos sujetos producen menos anticuerpos cuando se vacunan que otros pacientes o que la población general. Si lo normal es un 90%, en ellos el porcentaje se reduce al 40 o el 50. Esos van a ser candidatos a una tercera vacuna, en una lista a la que se irán incorporando patologías o grupos de edad: es de suponer que se irán ampliando a medida que vayan apareciendo evidencias. En general, la vacunación está funcionando, y lo sabemos porque tenemos datos de respuesta inmunitaria y de efectividad clínica. La tercera dosis se planteará para quienes la necesiten, pero no son tantos como se piensa de entrada».
De hecho, fue la propia ministra Darias la que descartó, al menos de momento, la inoculación de la tercera dosis para los residentes en centros de mayores, a pesar de las peticiones realizadas por los responsables de este tipo de establecimientos después de los estragos producidos en ellos por la explosión de contagios de la quinta ola, que han vuelto a provocar numerosas muertes entre quienes están a su cuidado.
La administración de la tercera dosis abre un nuevo capítulo en la campaña de vacunación, que en Cantabria, como en el resto de España, comenzó en los últimos días de 2020.
Durante todo su desarrollo, Pfizer ha sido la farmacéutica que más dosis ha proporcionado: de las 843.890 que se han administrado, 615.174 proceden de este fabricante, casi un 73%. Con ella se ha inmunizado a las personas más mayores, a los profesionales sociosanitarios y a prácticamente todos los grupos de edad que se han ido estableciendo para la progresiva protección de la población. Moderna, con unas características similares, sirvió para inmunizar a los profesionales de la sanidad privada.
AstraZeneca, la segunda vacuna en dosis suministradas, ha sido sin duda la primera en complicaciones, tras saltar la alarma por la aparición en todos los países de fenómenos trombóticos asociados a su utilización. Destinada en principio a los trabajadores esenciales, como fuerzas y cuerpos de seguridad y personal docente, terminó administrada en exclusiva al grupo de edad de 60 a 69 años, mientras a los primeros se les ofreció la posibilidad de completar su pauta con una marca distinta.
Janssen, al ser monodosis, se ha empleado en personas impedidas, con problemas para moverse de su domicilio; aquellas de difícil captación (inmigrantes, pescadores,...) y otras cuya vacunación es más complicada.
Una vez cubiertos estos sectores específicos, Pfizer, Moderna y Janssen se emplean indistintamente en los diferentes grupos de edad, salvo en el de los más jóvenes, a los que solo se inyecta la primera.
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